Comer sin cuentos. Entrevista con Ángel Peralbo Fernández
Cómo mejorar los hábitos alimentares de los niños
- Un cuento para cada problema de alimentación de los niños
Ángel Peralbo Fernández, psicólogo y especialista en Psicología Clínica y Salud Menta ha escrito el libro Cuentos para comer sin cuentos, un manual para enseñar a los padres lo que deben hacer para inculcar buenos modales y hábitos de buena educación en la mesa a sus hijos.
Un cuento para cada problema de alimentación de los niños
¿En qué o quiénes os habéis inspirado para escribir los cuentos?
La inspiración ha surgido tras la selección de las problemáticas que han sido más significativas y sobre las que los padres han realizado mayor número de consultas y que, por la experiencia nuestra, resultan de mayor importancia terapéutica. Así surgió la tortuga Missi con su lentitud extrema, o el pollito Pablo que era un poco desastre, o Poti que tenía grandes dificultades para ponerse en marcha por las mañanas.
¿El libro está orientado a padres de niños de qué edad? ¿Existe alguna edad límite para enseñar a los niños para que coman bien?
Existe un período evolutivo llamado crítico, que dura hasta aproximadamente los seis años, y en el que se produce la mayor proporción de aprendizaje en el menor tiempo de vida, lo que conlleva el mejor momento para establecer unos buenos hábitos, de la alimentación, pero también del sueño, de la higiene, etc. Es cuando se sientan las bases de un buen aprendizaje en diferentes facetas básicas humanas. Cualquier momento es bueno para intervenir, corregir, mejorar, pero que, sin duda, cuanto antes se intervenga mayores serán las probabilidades de éxito y menor la cantidad de esfuerzo empleado en conseguirlo.
El libro ofrece pautas pedagógicas para que los padres consigan una correcta alimentación a sus hijos. ¿Podría ser algo así como la super-nani de la buena conducta alimenticia?
No solamente de la buena conducta alimenticia sino de otros muchos hábitos como higiene personal, orden y horarios, y otras áreas importantes como los problemas de conducta en general, las rabietas, la comunicación y el afecto, etc. Se puede considerar una guía completa para que los padres consigan con eficacia que sus hijos se alimenten correctamente, que coman la variedad de alimentos suficiente para disponer de los nutrientes y vitaminas necesarias, que no abusen de alimentos que aún siendo muy atractivos para ellos, que sepan comer adecuadamente según las costumbres establecidas en su entorno, en el tiempo adecuado, etc.
Qué pueden hacer los padres para prevenir trastornos tan temidos como la anorexia, bulimia...
Pensar en que el buen hábito es para siempre, por lo que todo el esfuerzo realizado para que se establezca bien cuando sus hijos son pequeños, tendrá sus frutos también cuando sean adolescentes con lo que les estarán preparando con vistas al futuro. Establecer unos límites claros y eficaces pero dentro de un clima afectivo donde se sientan seguros. Ayudarles a identificar y controlar bien sus emociones y evitar que la alimentación interfiera en ello. Crear una buena comunicación desde bien temprano. Para ello el momento de las comidas resulta una oportunidad excelente para hacer de ello algo agradable y positivo y huir de la sensación de tener que vivir la comida como algo problemático.
¿Qué hacer para que los niños valoren y respeten la comida y no la vean como a un castigo?
Estará bien, en primer lugar que conozcan realmente el valor de lo que comen, de dónde viene, cómo se elabora y que ellos mismos se involucren en la preparación de los platos. También es importante que sepan por qué han de comer alimentos que contienen determinados nutrientes y vitaminas y lo importante que es para que se sientan bien y puedan realizar deporte y encontrarse sanos; han de ver que se les tiene en cuenta según sus gustos y preferencias. Por último, hay que huir de que la comida suponga un tiempo de problemas y, por el contrario, es necesario que les proporcione un rato tranquilo donde puedan ver a unos padres seguros, tranquilos y aportándoles todo lo necesario para crecer sanos y felices.
¿Existe alguna relación entre el no querer comer o querer comer en exceso, y el estado emocional de un niño?
Los niños abastecen sus necesidades básicas a través de hábitos como la alimentación, el sueño, el contacto con sus padres, etc. Cualquier alteración en éstos provoca una influencia en su estado emocional. Los problemas con la comida, tanto por defecto como por exceso, alteran la normalidad del estado del niño llegando a controlarse éste a través de conductas que, aún no siendo las adecuadas, consiguen que el niño se auto regule por aprendizaje de las mismas, y así, se observa como, por ejemplo, el niño obeso en muchas ocasiones aprende a disminuir su ansiedad comiendo, por lo que la comida adquiere un peso nunca mejor dicho, en su regulación y será una forma aprendida de calmarse cuando se sienta ansioso o alterado.
La obesidad es hoy uno de los grandes problemas de la infancia. ¿Dónde cree que reside la solución del problema?
En primer lugar es necesario crear una conciencia clara sobre todo en los padres, de que es una problemática principalmente aprendida con unas consecuencias nefastas conforme se hacen mayores los niños y que las claves principales de la solución están en las edades tempranas que es cuando los niños tienen más capacidad de aprender y lo hacen con más facilidad y mayor rapidez.
¿Qué consecuencias llevará a la vida adulta, un niño que no se alimenta bien en su infancia?
Aumenta la probabilidad de que de mayor presente trastornos de tipo alimentario; por un lado problemas que pueda padecer en la adolescencia que es cuando son más inestables emocionalmente, menos permeables a las indicaciones de los adultos y tienden a extremar muchas de sus conductas, con lo que pueden reducir su ingesta considerablemente o, por el contrario, descontrolarse y comer en exceso. Por otro lado, cuando sean adultos, en cierta forma, seguirán actuando según sus aprendizajes tempranos y por lo tanto, sus malos hábitos continuarán persistiendo muy probablemente.
Cuentos para comer sin cuentos
Este libro fue escrito por un equipo de especialistas formado por Ángel Peralbo, Silvia Álava, Mila Cahue, y Cristina Palmer, dirigido por la psicólogo María Jesús Álava.
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