El verano con tu bebé. Cuidados extra contra el calor en vacaciones
Qué cuidados debemos tener con un bebé durante las épocas de altas temperaturas
- Ante el calor, cuidados a tener en verano con tu bebé
- La temperatura de los bebés y su sistema de termorregulación
- El calor del verano y el bebé al aire libre
- Cuidado al exponer al sol a los niños más pequeños
La piel y el sistema neurológico del bebé aún esta en desarrollo, por este motivo son mucho más sensibles al sol, al calor provocado por las altas temperaturas, a los cambios de rutinas familiares durante las vacaciones y a las corrientes de aire, entre otras cosas. Por eso, es necesario tener en cuenta una serie de cuidados extra a la hora de pasar el verano con tu bebé.
Protegerle del calor, mantenerle fresco e hidratado y alejarle del sol directo son algunas de las principales recomendaciones para disfrutar de un verano sin riesgos con tu bebé. Vamos a repasar cada uno de estos consejos con más detenimiento.
Ante el calor, cuidados a tener en verano con tu bebé
Cuando hace mucho calor, el aire acondicionado es la solución en muchos hogares para soportar las altas temperaturas. Sin embargo, cuando tenemos un bebé es importante tomar una serie de precauciones para evitar exponerle al chorro de aire de forma directa, que es lo que nunca debemos hacer.
Por tanto, conviene poner el aire acondicionado unos minutos antes de que el niño vaya a estar en ella. De esta forma conseguiremos refrescar la habitación para que haga menos calor, antes de llevar al bebé. Una vez que el pequeño ya está en el cuarto, podemos apagar el equipo o subir un poco la temperatura del termostato. Siempre es importante un buen mantenimiento de los filtros del aire acondicionado para evitar recirculación de microorganismos que puedan ser causa de enfermedad.
En verano, la temperatura de la habitación girar en torno a los 25 y 22 ºC (dependiendo de cómo sea el aislamiento de tu hogar y en qué parte del mundo te encuentres). Ten en cuenta que los bebés son muy sensibles a las variaciones térmicas. Para mantener la temperatura de la habitación lo más fresca posible durante el día, conviene abrir las ventanas a primera hora de la mañana y a última hora de la tarde y ventilar durante al menos 15 minutos.
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Evita que tu hijo esté situado en la zona de corriente mientras tienes las ventanas abiertas. Después, baja un poco la persiana durante las horas que más calienta el sol para mantener el frescor durante más tiempo. De esta forma, también estarás ahorrando dinero, al reducir el tiempo que el aire acondicionado está encendido.
[Leer +: Gastroenteritis ¿cómo saber si mi hijo se está deshidratando?]
La temperatura de los bebés y su sistema de termorregulación
Los bebés tienen la misma sensación térmica que los adultos, excepto los recién nacidos con menos de dos o tres semanas, que aún no regulan bien la temperatura corporal. Los niños sienten más o menos el mismo calor que los adultos y cuando el termómetro sube demasiado, para evitar que sude y que su piel sufra irritaciones y sarpullidos fruto de la sudamina, conviene refrescarle con una esponjita húmeda y, una vez seco, dejarle un rato desnudo en un lugar libre de corrientes de aire.
Para dormir, es suficiente vestirle con un body de algodón y arroparle con una sábana. Si su habitación recibe el sol directo por la tarde y a la hora de dormir el ambiente es demasiado sofocante, puedes cambiar su cuna de sitio y llevarla a otra habitación más fresca.
El calor del verano y el bebé al aire libre
Para sacar al bebé de paseo en los días calurosos del verano, conviene hacerlo a primera hora de la mañana o bien a última de la tarde cuando los rayos solares son más tenues y la sensación térmica menos sofocante y más agradable. Este horario también es el más recomendable si quieres ir a la playa o la piscina con el bebé (si bien los expertos recomiendan esperar hasta que el niño tiene 6 meses o más).
En los días de más calor, puede resultar un alivio cambiar las mochilas portabebés por, por ejemplo, un carro o coche. Aunque estas resultan muy útiles, el contacto directo entre el bebé y el adulto que le lleva puede aumentar la sensación de calor de ambos. Por lo tanto, es posible que decidáis cambiar, al menos durante los días en los que las temperaturas son más altas, de forma de transportar al bebé.
Por tanto, para días calurosos, elige el cochecito o la sillita para pasear con tu bebé y despliega el toldo o la sombrilla para evitar que los rayos del sol quemen su delicada piel. En la silla, tu bebé se encontrará más fresco y libre que en la mochila portabebés.
Y no te olvides de las lociones o los aerosoles para ahuyentar a los insectos durante vuestro paseo o excursiones. Es importante que te lo recomiende el pediatra para que sea compatible con la piel de tu bebé y evita aplicárselo en las manos y en los pies porque podría chupárselos.
Otra opción es vestirle con pantalón y manga larga de colores claros y tejidos transpirables, que son algo más ligeros y cubren todo el cuerpo para protegerlo de las picaduras. En casa, una mosquitera adaptable a la cuna o el uso de insecticidas eléctricos te pueden ayudar a mantener a raya a los insectos lejos de tu bebé.
[Leer +: Manchas en la piel del bebé por el sol]
Cuidado al exponer al sol a los niños más pequeños
Cuando salgas al aire libre con tu bebé (ya sea verano o primavera) recuerda vigilar la exposición al sol. Tal y como se indica en la Guía Práctica para Padres de la AEP (Asociación Española de Pediatría), las radiaciones solares son aún más peligrosas para los niños, ya que las quemaduras de piel pueden acabar desembocando en mayor medida en enfermedades cutáneas futuras.
Una vez más, te recordamos que lo mejor es evitar salir a la calle en las horas centrales del día. De esta forma evitaremos el sofocante calor, pero también reduciremos la exposición solar en las horas más peligrosas.
Se recomienda poner al bebé ropa ligera pero que le cubra lo más posible. Y, por supuesto, la cabeza siempre debe estar tapada con un gorro o gorra. En el caso de los bebés más grandes, podéis usar gafas de sol (siempre que los cristales sean de calidad) que tenga filtro UVA y UVB.
En cuanto al uso de crema solar, debe evitarse antes de los 6 meses (de hecho, la exposición al sol en esta etapa debe estar muy controlada). En los bebés más pequeños, lo mejor es no ponerles al sol más de lo necesario y usar la ropa adecuada.
Pasados los 6 meses, lo mejor es utilizar protectores solares con filtros físicos o minerales, y en cuanto al factor de protección solar (FPS) en niños es recomendable usar siempre a partir del número 50 o más. Estos ayudan a que los rayos de sol reboten y no lleguen a afectar la piel de los niños. Recuerda que para un adecuado uso del protector solar se debe colocar 30 minutos antes de exponerse al sol y luego volver a aplicarle la crema a tu bebé cada 2 horas o tras los baños.
Ahora ya solo queda: ¡disfrutar mucho del verano con tu bebé!
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Bibliografía
- Malmierca Sánchez, F. et al. (n.d.) Guía práctica para padres. Desde el nacimiento hasta los 3 años. Asociación Española de Pediatría. Disponible en: https://enfamilia.aeped.es/sites/enfamilia.aeped.es/files/guia_practica_padres_aep_1.pdf
- Sociedad Argentina de Pediatría (2020) Lactantes y niños pequeños, los más vulnerables ante golpes de calor. Sociedad Argentina de Pediatría. Disponible en: https://www.sap.org.ar/uploads/archivos/general/files_subc-golpe-calor-01-20_1581635097.pdf