¿Existe realmente la generación de cristal o se trata solo de un mito?

Cuando hablamos de generación de cristal, ¿decimos que los niños de hoy en día son demasiado frágiles?

Mariana Capurro, Psicóloga
En este artículo
  1. ¿Qué hay detrás del término 'generación de cristal' para los niños de hoy?
  2. La realidad en la que viven los jóvenes de la 'generación de cristal'
  3. ¿Son los niños de hoy en día demasiado frágiles o por qué se sienten así?
  4. Educación emocional - Herramienta clave para erradicar las etiquetas

¿Existe realmente la generación de cristal o se trata solo de un mito? En los últimos años, este término ha ganado popularidad para describir a los niños y jóvenes que, dicen, no toleran la crítica, se ofenden con mucha facilidad o no tienen la misma fortaleza emocional que las generaciones pasadas. Pero, ¿es esto cierto? ¿O estamos cayendo en un juicio simplista? Aquí, analizamos si los jóvenes de hoy son realmente más frágiles o si solo están más conscientes de sus emociones, más informados y mejor preparados para un mundo que cambia constantemente.

¿Qué hay detrás del término 'generación de cristal' para los niños de hoy?

¿Existe la generación de cristal?

En los últimos años, ha tomado fuerza una etiqueta que ha resultado ser polémica y estigmatizante: la llamada 'generación de cristal'. Con ella se alude, muchas veces desde la crítica o la burla, a aquellos niños y jóvenes actuales como seres 'altamente sensibles', con escasa tolerancia a la frustración y poca capacidad para afrontar las dificultades de la vida.

Pero ¿es realmente así? ¿Estamos hoy ante una generación demasiado frágil o simplemente ante una nueva manera, mucho más consciente y emocionalmente expresiva, eso sí, de estar en el mundo? El término 'generación de cristal' se refiere a los jóvenes que manifiestan sus emociones, establecen límites, defienden su salud mental y rechazan comportamientos tóxicos o violentos.

Se les acusa de ser frágiles, de 'ofenderse por todo' o de 'no tener la piel gruesa' para enfrentar la vida. Todo esto ha cobrado mucha fuerza en medios de comunicación y en redes sociales, principalmente, sitios donde al estar detrás de una pantalla, la gente se 'atreve' a criticar de más o incluso hasta a ofender a los jóvenes que expresan abiertamente cómo se sienten, llamándolos de esa manera.

Sin embargo, esta etiqueta suele ignorar que esta generación no es más débil, sino más consciente y preparada emocionalmente para enfrentar los desafíos que la rodean. Es decir, que no hablamos de una generación frágil, sino de una generación que habla más, siente más y se permite mostrarse vulnerable sin que eso sea un signo de debilidad para sí mismos.

La realidad en la que viven los jóvenes de la 'generación de cristal'

Realidad de los jóvenes generación de cristal

Parte del rechazo hacia las nuevas generaciones proviene de una comparación injusta con generaciones anteriores. Padres y abuelos crecieron donde no se hablaba de emociones, el sufrimiento se ocultaba o se vivía en silencio, y donde la salud mental no era tema de conversación. Las dificultades se 'tragaban', los límites eran rígidos y la crianza se basaba en la obediencia y no en la escucha.

Hoy, los niños y adolescentes tienen más herramientas para expresarse, más vocabulario emocional y más acceso a recursos psicológicos. Esto es interpretado muchas veces como una señal de debilidad pero ¿por qué expresar emociones o pedir ayuda sería una debilidad y no una fortaleza? Es importante reconocer que los jóvenes de hoy enfrentan dificultades que generaciones anteriores no vivieron.

Por ejemplo, ellos están viviendo de primera mano el cambio climático, la exposición permanente en redes sociales, el exceso de estímulos digitales y la presión por rendir académicamente. A esto se suma el hecho de que el ideal de éxito y felicidad se basa en las comparaciones permanentes, los filtros de las redes sociales y el mensaje constante de que 'nunca es suficiente'.

Las infancias actuales están atravesadas por un ritmo de vida acelerado, exigencias múltiples y entornos sobre estimulantes. En vez de juzgar la forma en que reaccionan, deberíamos reconocer que han crecido en un mundo muy distinto al de sus padres y abuelosYa no se callan, ya no aceptan todo, ya no aguantan por aguantar, sino que buscan acompañamiento, terapia, espacios seguros y vínculos sanos. Y eso es fortaleza.

¿Son los niños de hoy en día demasiado frágiles o por qué se sienten así?

Niños que son muy frágiles

La respuesta es no. Lo que ocurre es que ahora tienen más permiso para hablar de lo que sienten. La salud emocional ha pasado de tabú a derecho, es decir, los niños ya no se callan cuando sufren bullying; los adolescentes hablan de ansiedad, de trastornos alimenticios o depresión. Lejos de verlo como debilidad, se entiende como una evolución para gestionar sus emociones.

Además, el aumento en los diagnósticos de trastornos de ansiedad o incluso de TDAH, por ejemplo, no indica que haya más casos, sino que sabemos detectarlos. Antes no se diagnosticaban porque no se conocían. Hoy se habla más de la salud mental porque se ha normalizado el pedir ayuda y entender que el bienestar emocional es también parte del desarrollo integral de cualquier ser humano.

Por eso, etiquetar a una generación como 'frágil' no solo es injusto, sino que puede ser profundamente dañino para quienes la conforman. Porque si se dice que son de cristal y frágiles, se espera eso de ellos precisamente, y con lo cual muchas veces se tiende a actuar así porque es lo que se espera. Así que etiquetar limita, condiciona y muchas veces condena.

Cuando a un niño o adolescente se le repite constantemente que es débil, que se queja de todo o que 'todo le afecta', que 'parece que se va a romper', entonces ese mensaje se internaliza y termina creyéndolo ciegamente. Como resultado, en lugar de trabajar su autoestima, reforzar su resiliencia o acompañarlo a superar sus retos, se le deja solo ante una descripción que no le pertenece.

Educación emocional - Herramienta clave para erradicar las etiquetas

Educación emocional para los niños

Una de las razones por las que esta generación se muestra mucho más abierta emocionalmente es porque la educación emocional está aún más presente en escuelas, familias y medios de comunicación. Libros, cuentos cortos, series y hasta películas abordan ahora temas como la tristeza, la depresión, el duelo, la ansiedad, la incertidumbre o el miedo al futuro de una manera comprensiva y didáctica.

Muchos padres también han optado por una crianza más respetuosa y consciente, basada mucho más en el diálogo y la escucha activa, que solamente en dictar reglas y esperar a que se cumplan. Esto ha permitido que niños y niñas crezcan sabiendo que pueden confiar en sus emociones, reconocerlas y expresarlas, principalmente en su entorno inmediato, es decir, sus padres.

La verdad es que los jóvenes actuales tienen una preparación emocional que muchas generaciones anteriores no tuvieron. Saben perfecto cómo hablar de lo que les pasa, conocen conceptos como autocuidado, límites, ansiedad, neurodivergencia o trauma. De hecho, tienen más recursos internos para pedir ayuda, expresarse o poner un alto cuando algo no está bien.

Finalmente, podemos decir que muchos de estos jóvenes no son frágiles, sino valientes: se atreven a decir lo que sienten, a pedir ayuda y a decir 'no'. Además, apuestan por relaciones sanas, cuestionan lo establecido y se atreven a ser auténticos. Saben que resiliencia no es aguantarlo todo, sino saber pedir ayuda, aprender a salir de un problema fortalecidos, identificar emociones y usar sus recursos para adaptarse a los cambios.

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