Mi hijo adolescente ha empezado a fumar tabaco y no sé qué hacer
¿Por qué muchos niños en la adolescencia empiezan a fumar? ¿Es un acto de rebeldía?
- Por qué mi hijo adolescente ha comenzado a fumar tabaco
- ¿Qué podemos hacer los padres?
Sabemos que el alcohol y el tabaco son las sustancias más consumidas entre los adolescentes de entre 14 y 16 años en España. Y aunque no lo parezca -por su aceptación social y porque las podemos encontrar al alcance de todos- son drogas y, como tales, producen una fuerte dependencia y adicción. Una adicción que podemos tratar antes de que aparezca a través de diferentes campañas, estrategias y con mucha educación emocional para que tu hija o tu hijo adolescente sepa decir no a tiempo y no se deje arrastrar por la presión grupal.
Pero sabiendo que no siempre funcionan las campañas preventivas -por motivos diversos- y que en muchos casos no conseguiremos evitar que nuestros hijos se inicien en su consumo, en esta ocasión hablaremos sobre qué es lo que podemos hacer, qué estrategias usar y cuáles no si nuestra hija o hijo ha empezado a fumar tabaco.
Por qué mi hijo adolescente ha comenzado a fumar tabaco
Conocer los motivos por los cuales los adolescentes se inician en el consumo de tabaco es el punto de partida para intentar convencerles de que dejen cuanto antes este hábito tan poco saludable. Como siempre cuando de adolescentes se trata, lo mejor que podemos hacer es convencer antes que prohibir, escuchar antes que sermonear y pactar antes que imponer. De modo que veamos qué factores influyen en ellos para que un día cojan un cigarrillo y empiecen a fumar.
Ante esta cuestión no podemos dar una respuesta única. Cada caso responderá a diferentes motivos porque en el consumo de cualquier droga, y el tabaco es una de ellas, inciden muchos factores de los que hablaremos a continuación. Se remarca tanto que el tabaco es una droga para que ningún adulto menosprecie su impacto en la salud de nuestros hijos. Recordemos que el tabaco causa al año unas 52.000 muertes según datos de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
Pero veamos cuáles son algunos de los factores que influyen en el inicio del consumo de tabaco entre nuestros jóvenes y adolescentes:
- Pertenecer a una familia donde alguno de sus miembros fuman (padres o hermanos).
- Tener amigos fumadores.
- Tener una baja autoestima.
- Disponer de pocas habilidades sociales, especialmente baja asertividad al no saber decir no.
- Necesidad de aprobación social y presión grupal.
Es innegable que vivimos en una sociedad consumista que incita a probarlo todo. Y aunque la publicidad de tabaco está prohibida por ley en vallas publicitarias o spots televisivos se sigue empujando a la población joven y adolescente a su consumo con otro tipo de publicidad más sutil y menos explícita, por ejemplo a través de internet donde es muy difícil controlarlo todo. De manera que fumar sigue siendo atractivo para nuestros jóvenes y adolescentes.
¿Qué podemos hacer los padres?
Como avanzaba ya al principio de este post, cuando tratamos con adolescentes lo mejor que podemos hacer es convencer antes que prohibir, escuchar antes que sermonear y pactar antes que imponer.
De manera que si pillamos a nuestro hijo o hija fumando o con olor a cigarrillos en su pelo, ropa o aliento intentemos no caer en el error del grito echando el santo al cielo y seamos los padres que nuestros hijos necesitan para que aprendan a tomar por ellos mismos la decisión de abandonar este hábito tan perjudicial para su salud.
Para ello es importante que:
1. Revisemos nuestros hábitos y nos planteemos las siguientes preguntas
- ¿Se da un buen ejemplo desde la familia?
- ¿Se fuma dentro de casa?
- ¿Qué importancia se le da a la salud dentro de la familia?
Como bien sabes los padres somos los principales modelos a seguir para nuestros hijos. De modo que si nosotros fumamos ellos tenderán a imitarnos creyendo que no están haciendo nada malo ni grave para su salud, ya que nosotros fumamos sin problema. Si este es tu caso esta es la oportunidad de dejarlo, invitando a tu hijo o hija a acompañarte en este camino.
2. Hablemos sobre el hábito de fumar: sus riesgos y sus importantes consecuencias
Hablar sin sermonear, dejando espacio para que nuestro hijo o hija hable y exponga su opinión. Recuerda que los sermones no funcionan porque no dan espacio al diálogo, de manera que los niños o adolescentes se cierran en banda y dejan de escucharnos.
Así que te insto a que le hables sobre el gasto que supone al mes mantener este hábito y en qué otras cosas de su interés podría invertirlo (conciertos, música, ropa…), del mal aliento que deja el tabaco, del olor a humo en su pelo y ropa y de lo poco que gusta a los no fumadores besar a un fumador.
3. Llegar a pactos
Si hemos sido capaces de hablar con tranquilidad sobre el hecho de fumar podemos llegar a este punto, en el que se trata de pactar dónde fumar, cuándo y cuánto fumar. Por ejemplo una de las normas pactadas podría ser no se fuma dentro de casa, ni mucho menos dentro de la habitación a escondidas.
Pero el pacto más importante que deberíamos conseguir es el de acordar una fecha para dejar definitivamente este hábito.
Recuerda que conocer los motivos por los que nuestro hijo o hija ha empezado a fumar es fundamental para saber cómo podemos ayudarle para que lo deje. De modo que observa con atención tu entorno y el suyo, porque ahí encontrarás muchas respuestas.
Si necesitáis ayuda para dejar de fumar podéis solicitarla en vuestro centro médico de atención primaria. Ahí es donde yo acudí hace ya más de una década y hoy en día puedo decir con orgullo a mis hijos que yo ya no fumo, ni volveré a fumar jamás. Espero que esto te inspire si eres una mamá o un papá fumador, no te diré que es fácil pero sabes que no es imposible.
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