Contrato conductual para mejorar el comportamiento de adolescentes

Un ejemplo de contrato conductual, una herramienta para adolescentes o niños con conductas disruptivas

En este artículo
  1. ¿Qué es el contrato conductual y cómo se usa con adolescentes?
  2. ¿Cómo mejorar el comportamiento en la adolescencia?
  3. Ejemplo o plantilla de un contrato conductual para las familias
  4. Tenemos que negociar los objetivos del contrato conductual

¿Alguna vez has oído hablar del contrato conductual? Se trata de una herramienta que se usa desde las consultas de pedagogía para mejorar el comportamiento de los adolescentes, pero también se usa a menudo con niños con TDAH o con conductas disruptivas. A continuación te hablamos de qué es esta técnica y te proponemos un ejemplo de contrato conductual muy sencillo por si lo quieres usar en tu familia.

¿Qué es el contrato conductual y cómo se usa con adolescentes?

Un contrato conductual para los niños

Los contratos conductuales son una herramienta que utilizamos en sesiones de pedagogía para trabajar la conducta de los niños en el contexto escolar y en el contexto familiar. Pueden realizarse diferentes contratos para los diferentes contextos o recoger todo en un mismo contrato. Por lo general, se suele usar con más frecuencia con los adolescentes, aunque no hay una edad mínima o máxima para usar esta herramienta para mejorar la conducta.

Este contrato NO puede ser utilizado de forma verbal, sino que debe ser un documento escrito siempre, para poder recurrir a él si en alguna ocasión el niño o el adolescente no cumple con las conductas acordadas y recogidas en el contrato.

En este documento se recogerán todas aquellas conductas que se esperan de la persona con la que estamos trabajando (de niño, en este caso), así como la anticipación de las consecuencias si estas conductas no se cumplen.

¿Cómo mejorar el comportamiento en la adolescencia?

El comportamiento en la adolescencia

Las conductas que aparecen recogidas en el contrato, deben ser previamente aceptadas por el niño, la niña o el adolescente, así como negociadas y consensuadas, para que este pueda comprometerse a llevarlas a cabo. Cuando se compromete con las normas y participa de su creación, estará más dispuesto a cumplir con ellas.

Estas conductas que registremos en nuestro contrato conductual tendrán que ver con responsabilidades, y formas de actuar, así como las maneras de resolver conflictos, los límites y las normas que tenemos en casa o en la escuela.

También podrán escribirse en el contrato conductual las recompensas (en el caso de que las haya) si se cumplen ciertas conductas (prioritarias). Yo siempre recomiendo apostar siempre por recompensas a nivel social y emocional. Por ejemplo: hacer un plan en familia, que el niño elija película, que decida un lugar para hacer una excursión, hacer la cena juntos...

Ejemplo o plantilla de un contrato conductual para las familias

Plantilla de contrato conductual para los adolescentes

Nuestro contrato conductual debe constar de las siguientes partes:

1. Responsabilidades de todas y cada una de las partes. Recuerda, estos objetivos tienen haber sido negociados y consensuados.

2. Las conductas recogidas deben ser observables y medibles, para facilitar el proceso.

3. Recompensas en el caso de que las haya.

4. Sistemas de control del cumplimiento de las partes del contrato (seguimiento por parte del profesional).

5. Consecuencias por incumplimiento del contrato (para ambas partes).

6. Firma de cada una de las partes como representación de la aceptación del contrato.

A continuación vamos a analizar con más detenimiento los principales apartados de nuestro contrato así como su funcionamiento.

Tenemos que negociar los objetivos del contrato conductual

Mejorar la conducta de los adolescentes

Es imprescindible que en el contrato que consensuemos con los niños o adolescentes se anoten objetivos a alcanzar, tanto para el niño o la niña como para los integrantes de la familia, ya que todos los miembros deberán realizar pequeños cambios a la hora de afrontar los conflictos. Es importante tener en cuenta que:

- Estos objetivos de nuestro contrato deben ser reales y alcanzables, tanto para el niño o adolescente como para sus familiares. De esta manera, evitamos que los niños se frustren y se desmotiven con esta herramienta.

- Estos objetivos se crearán a raíz de las demandas expresadas por cada parte, familias y niño o niña, que supone un cambio en la dinámica familiar.

- Los contratos deben ser individualizados y adaptados a las necesidades tanto del niño o adolescente como de la familia, por lo que el mismo contrato NO vale para todos los pequeños. Se tendrán en cuenta los principales conflictos para comenzar por objetivos concretos. Una vez alcanzados estos objetivos, se puede hacer una revisión del contrato para cambiar los objetivos planteados y apuntar los avances conseguidos.

- Además, podemos incluir una tabla de registro de conductas, de forma que se pueda ir haciendo un seguimiento de las conductas que van mejorando y que se van cumpliendo, tal y como se han comprometido en el contrato. Se trata de escribir en un papel o una cartulina aquellas conductas que están en el contrato y que vamos cumpliendo. Al verlo de forma escrita, los adolescentes y su familia se sentirán más motivados a cumplir con las metas.

¿Se puede usar con los adolescentes sin seguimiento de un profesional?

Usar el contrato conductual con niños

A pesar de que el contrato conductual es una herramienta que puede ser utilizada a nivel individual por las familias en sus casas, se recomienda llevarla a cabo junto a un profesional que pueda hacer el seguimiento y comprobando que ambas partes cumplen sus pequeños retos.

Esto permite que alguien externo a la familia, pueda valorar cómo se han ido dando y solucionando los conflictos de forma objetiva. Así como poniendo pequeñas tareas, dando orientaciones a las partes que lo necesiten y analizando todo el proceso.

Por lo tanto, si estás pensando llevar a cabo un contrato conductual con tu hijo o hija, te lo recomiendo completamente, así como que tengas alguna sesión de orientación y seguimiento con un profesional que pueda valorar y analizar las necesidades y circunstancias concretas de vuestra familia.

¡Con ayuda todo es mejor!

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