Qué hacer para no discutir con tus hijos adolescentes y evitar conflictos
¿Por qué suele haber tantas discusiones entre los padres y sus hijos en la adolescencia?
- Cuando solemos discutir con los hijos adolescentes sin parar
- Cómo evitar los conflictos con los hijos en la adolescencia
- Qué hacer para no discutir en bucle con un adolescente
- Sé el ejemplo de tus hijos adolescentes
Si a los padres nos da tanto miedo la adolescencia de nuestros hijos es porque sabemos que vendrá acompañada de conflictos familiares. Pero, ¿qué podemos hacer para mitigar estos encontronazos? ¿Qué podemos hacer para no discutir con nuestros hijos adolescentes? El respeto y la empatía son, una vez más, las claves para evitar los conflictos por la rebeldía adolescente. Pero hay más cosas que debes tener en cuenta.
Cuando solemos discutir con los hijos adolescentes sin parar
¿A dónde vas? ¿Con quién sales? ¿Qué has comido? ¿A qué hora te acuestas? ¿Cuánto tiempo llevas jugando? ¿Quién es ese nuevo amigo? Y esa amiga que ahora va tanto contigo, ¿de dónde sale?... y así todas las preguntas que se nos ocurran hacer cual policía en un interrogatorio. No es extraño que después empecemos a discutir con nuestros hijos adolescentes agobiados para tantas preguntas.
Y es que la adolescencia es nuestros hijos es un periodo que a los padres nos trae de cabeza. Han pasado de ser nuestros pequeños a los que llevábamos y hacían lo que nosotros queríamos, no tenían ni voz ni voto porque nosotros decidíamos todo lo que queríamos para ellos, a ser adolescentes con elecciones propias, y esto, como padres, no lo llevamos muy bien.
La adolescencia es un periodo donde los hijos buscan su propia identidad. Ellos mismos desconocen qué les está pasando internamente y hormonalmente, por ello, se pueden producir algunos casos de confusión o rebeldía. Y esto es lo que corresponde a esta edad.
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Cómo evitar los conflictos con los hijos en la adolescencia
Nuestros hijos adolescentes han pasado de estar bajo nuestra protección y asistencia a querer hacer las cosas por ellos mismos (y que nosotros pensemos que no son lo suficiente maduros para cuidarse solos). Ahora mismo están viviendo un momento de continuo cambio, pero se enfrentan con unos padres que no están cambiando. He aquí el problema. Estas creencias limitantes sobre los adolescentes hacen que provoquen los temidos conflictos entre los padres y los hijos.
¿Qué es lo que provoca las discusiones en casa? Precisamente, es la aceptación de estos cambios lo que provoca los conflictos entre los adolescentes y sus padres. Este periodo de adaptación y transición entre dejar de ser niño, convertirse en adolescente para llegar a ser un adulto, mientras nosotros seguimos siendo padres.
Seguimos siendo esos padres que queremos seguir ejerciendo el control porque pensamos que nuestros hijos son pequeños; somos padres que queremos que nuestros niños nos dediquen el tiempo que deseamos y cuando lo queremos; padres que no sabemos respetar su intimidad, circunstancias o espacio; padres que se enfadan porque los hijos llevan la contraria a las decisiones tomadas. En definitiva, padres de esos niños a los que le hemos dedicado tanto tiempo, cariño y hasta parte de nuestra vida y padres que no son capaces de adaptarse a las nuevas circunstancias.
La clave está ahí: cuanto más tiempo te cueste aceptar la nueva identidad de tu hijo adolescente, más conflictos se crearán en casa. La buena noticia es que hay periodo de adaptación al cual puedes ir enfrentándote poco a poco según va creciendo tu hijo y va tomando sus propias decisiones, sus propios errores, sus nuevas amistades... En definitiva, su nueva identidad.
Y esto ayudará a que dejemos de discutir y a que el ambiente familiar sea más distendido, respetuoso y, sobre todo, amoroso.
Qué hacer para no discutir en bucle con un adolescente
Permíteme hacerte un recordatorio importante: en la adolescencia hay muchas batallas a las que enfrentarse como padres, sin embargo, podemos elegir si queremos pelear por todas las batallas o nos concentramos en algunas. Esta es precisamente una de las claves: batallar solo por los motivos que realmente consideras importantes. Esto nos ayudará a parar de discutir con nuestros hijos adolescentes.
Y si el conflicto se da porque no se ha podido evitar, recuerda también:
- Ante una discusión, mantén la calma.
- Escucha a tus hijos adolescentes primero, antes de reaccionar. Utiliza la escucha activa.
- No te tomes sus comportamientos como algo personal.
- Sé tolerante.
- Evita utilizar el NO. Lo puedes cambiar por fórmulas o frases como: 'Preferiría...' o 'Estaría bien...'.
- Intenta confrontar las opiniones desde la apertura y la estrategia win-win (ganar-ganar). De esta forma, todas las partes (padres y adolescentes) acabarán ganando.
- Recuerda que las bases de la relación con tus hijos deben ser el cariño y la paciencia.
Porque no olvides que este período de rebeldía también pasará.
Sé el ejemplo de tus hijos adolescentes
¿De qué sirve discutir sin parar con nuestros hijos adolescentes? Ahora más que nunca puedes ser el ejemplo a seguir por tu hijo adolescente. Aunque no lo parezca, tus hijos adolescentes te siguen observando y aprendiendo de ti pues, aunque no lo quieran reconocer, sigues siendo uno de sus principales referentes. Por eso, a la hora de comunicarte con tus hijos adolescentes, ten en cuenta las siguientes pautas.
- Expresa tus opiniones y emociones con educación. Tus hijos adolescentes aprenderán de ti y también lo harán.
- Acompaña a tus hijos adolescentes en su proceso de desarrollo. Sé ese apoyo que está cerca de ellos para cuando te necesitan.
- Comunícate asertivamente con los adolescentes siempre que puedas.
- Y por supuesto, no olvides recordarle que 'haga lo que haga, siempre lo vas a querer'. Esto no quita que su comportamiento no tenga las consecuencias precisas por ello.
- Refuerza el vínculo de seguridad y de cariño, también en este periodo es importante para mantener su autonomía (a pesar de que pensemos que no están preparados para esa independencia).
Y por último, recuerda que el respeto entre ambas partes tiene que ser vuestro punto de partida y también, y sobre todo, vuestro punto final. No olvides que nuestros hijos adolescentes nos aman y saben que estaremos cuando nos necesiten sin dejar de quererlos sean como sean.
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