Por qué las madres no deben soplar la comida del bebé para enfriarla

Al momento de alimentar al bebé, es importante que los papás o los cuidadores de los niños se aseguren de que la temperatura de su comida sea adecuada, para evitar cualquier riesgo de quemadura. Una práctica muy recurrente es soplar la comida del bebé para enfriarla. Sin embargo, y aunque pueda parecer extraño, esto no es recomendable. ¡Veamos los riesgos que para la salud el bebé puede tener continuar con este mal hábito! 

El peligro para la salud de tu bebé de soplar la comida para enfriarla

¿Cuántas veces, antes de darle el puré a tu pequeño, has hecho el gesto de soplar la comida? O, ante la expresión de 'Mamá, esto quema mucho', tú, en lugar de espera a que se enfríe, has soplado sobre ella. Todas las madres o casi todas lo hemos hecho en algún momento de nuestra vida... ¡hasta ahora!

Y es que las secreciones respiratorias, que son expulsadas al aire como microscópicas gotas de agua, cuando tosemos, estornudamos, hablamos o soplamos contienen virus y bacterias que pueden ser causantes de enfermedades que van desde un simple resfriado hasta padecimientos más graves como tuberculosis. Razón más que de peso para dejar de realizar esta práctica que se convierte en una de las principales causas de contagio de enfermedades.

Soplar la comida del bebé para enfriarla puede provocar caries 

Una enfermedad poco asociada a esta práctica es la caries, especialmente relacionada con los bebés, en lo que se denomina Caries de Infancia Temprana, definida por la Academia Americana de Odontología Pediátrica como la presencia de uno o más dientes cariados, ausentes debido a caries o restaurados, en niños hasta los 71 meses de edad.

Es normal que en nuestra cavidad bucal se encuentre la bacteria denominada Streptococcus mutans, que se alimenta de los restos de comida que quedan entre los dientes, y es el principal microorganismo causante de las caries.

Esta bacteria puede llegar a la cavidad bucal del niño por una transmisión vertical desde los padres, los cuidadores o cualquier otro familiar, asociado a costumbres o hábitos como darle besos en la boca, soplar su comida o probarla con la misma cuchara con la que él vaya a comer (estudios han encontrado el mismo serotipo de esta bacteria coincidiendo en la madre y el niño).

De acuerdo a la Junta Estadounidense de Odontología Pediátrica, el bebé puede desarrollar caries incluso antes de que veamos sus dientes. Si llega a tener contacto con esta bacteria, tan pronto como erupciona el diente, éstas comienzan a desarrollar placa y se crea un medio ácido que generará la caries (siempre teniendo como base restos de alimentos).

Recomendaciones para enfriar los alimentos y evitar soplarlos

Por estas razones, debemos hacer algunos cambios en lo que, hasta ahora, hemos considerado un simple hábito 'normal' y cotidiano, que en realidad pone en riesgo la salud del bebé. Prueba alguna de estas recomendaciones para enfriar sus alimentos y evitar soplarlos:

- Prepara su alimento con anticipación, para que tome su tiempo natural en enfriarse. Tampoco exageres con este tiempo, ya que los alimentos no deben permanecer mucho tiempo en la denominada 'zona de peligro', entre 4 - 60ºC ya que se propicia la reproducción de bacterias.

- Coloca su alimento en un recipiente amplio y de poca profundidad, para que se facilite la pérdida de calor.

- Revuelve constantemente el alimento, la circulación del aire hará que se enfríe en poco tiempo.

- Pon su plato en una bandeja con hielo o agua fría (técnica de cocina denominada baño de maría invertido)

- Utiliza un plato grande para enfriar su alimento, de manera que te permita separarlo en porciones más pequeñas dentro del mismo plato.

- Si deseas probarla, para asegurarte su sabor y temperatura, utiliza una cuchara o tenedor diferente al que utilizará el niño para comer.

- No utilices el freezer o el refrigerador para enfriar los alimentos más rápido, su calor puede poner en peligro otros alimentos que tengas allí almacenados

Adicionalmente, debes mantenerle una buena higiene bucal, limpiando frecuentemente su boquita y evitando compartir el uso de sus utensilios (especialmente cucharas y tenedores). Es muy importante también que todo el grupo familiar acuda a sus visitas periódicas al odontólogo, para realzar sus respectivos chequeos y correcciones a los fines de evitar la transmisión vertical de esta bacteria.

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