4 peligrosos problemas que tienen los niños que comen deprisa
Como enseñarle al niño a comer despacio y sin prisas
- Los riesgos de que el niño coma deprisa
- Como enseñarle al niño a comer despacio y sin prisas
No todos los niños comen a la misma velocidad, y, si bien comer despacio no causa necesariamente problemas –solo agota la paciencia de los padres-, cuando un niño come deprisa puede que esto afecte de manera negativa a su salud. ¿Cuáles son los problemas que tienen los niños que comen deprisa?
Los riesgos de que el niño coma deprisa
Como hemos repetido en numerosas ocasiones, es vital respetar el apetito de nuestros hijos y no obligarles a comer más de lo que su cuerpo considera necesario, ya que de este modo aprenderán desde pequeños a detectar la sensación de saciedad, algo trascendental si queremos evitar el sobrepeso y la obesidad y educarles en unos hábitos alimentarios y de vida saludables.
El tracto gastrointestinal proporciona energía para el organismo, del mismo modo que el motor de un coche utiliza el combustible, mediante la digestión, proceso por el que las macromoléculas de la comida se rompen generando pequeñas partículas.
Si la digestión no se hace de manera adecuada porque el niño come muy deprisa, no se obtienen las partículas necesarias (moléculas de glucosa, aminoácidos, ácidos grasos…) para alimentar a los diferentes órganos del cuerpo. La digestión comienza en la boca, ya que la saliva contiene enzimas que comienzan a digerir parcialmente la comida, de ahí la tremenda importancia del masticado.
Evidentemente, poco podemos hacer para controlar el resto de los procesos digestivos, pero sobre el masticado, ejercemos un control que puede afectar directamente a la aparición de:
- Gases
Al comer deprisa se traga más aire. Además, los cambios en la digestión generan gases en el intestino, que se acumula siendo terriblemente molestos.
- Indigestión
Al no masticarse bien, parte de la digestión que debería haberse realizado en el estómago se retrasa y se hace ahora en el intestino, donde el ambiente es muy diferente. Estos cambios causan digestiones pesadas y poco efectivas.
- Cambios de humor
Al comer deprisa se genera más adrenalina de la habitual y el cuerpo se siente amenazado. Así, se estimula la respuesta de estrés agudo, que hace que la digestión se ralentice e, incluso, se pare del todo para que el organismo pueda centrar toda su energía en combatir la amenaza que el cuerpo detecta. El exceso de adrenalina altera la producción de serotonina, que afecta tanto al estado de ánimo como a los ciclos de sueño.
- Malabsorción de nutrientes, diarrea y/o estreñimiento
Una digestión pobre hace que algunos nutrientes (vitaminas y minerales) lleguen al final del intestino grueso tal cual, excretándose por las heces. Por su parte, una digestión inadecuada de las grasas hace que estas se expulsen sin digerir pudiendo ser causa de diarreas, mientras que, la incorrecta digestión de los carbohidratos hace que la fibra no pueda ejercer su función y las heces se endurezcan resultando más difícil su expulsión.
Como enseñarle al niño a comer despacio y sin prisas
Esta claro que después de ser conscientes de los peligros que comer deprisa implican para la salud del niño, los padres debemos tomar medidas. ¿Cómo podemos cambiar esta conducta? ¿Cómo enseñarle a nusetro hijo a que coma más despacio?
En primer lugar, para hacer frente al asunto, es necesario averiguar el porqué de esta prisa por terminar la comida. Probablemente, si un niño pequeño, más o menos de edad preescolar (hasta los 6 años) engulle prácticamente sin masticar y no dura más de un minuto sentado a la mesa es porque tiene otras cosas en la cabeza: porque estaba jugando y le hemos interrumpido con la hora de la comida y no puede dejar de pensar en su juego o porque sabe que después de comer hay algo interesante (postre, tele, parque…) que le atrae más que saborear la comida –pero tiene hambre, de ahí que coma deprisa.
En estos casos es útil poner normas del tipo 'nadie se levanta de la mesa hasta que los adultos hayan terminado de comer', así, el niño no tendrá tanta prisa, porque sabe que hasta que los papas no acaben no podrá irse a jugar.
Otros niños aprenden a comer deprisa en el comedor escolar. Lamentablemente, en escuelas relativamente grandes, es frecuente que los niños hagan turnos, y a los primeros, normalmente los más pequeños, se les mete prisa para terminar de comer, porque los mayores están esperando para sentarse a la mesa y el tiempo apremia.
Aunque esto es incontrolable en el ámbito escolar, en casa puede recordarse al pequeño que no es necesario comer deprisa. Podemos aprovechar este momento para conversar entre bocado y bocado, haciendo de la comida un perfecto momento para conectar en familia.
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