Niños con trastorno de pica o deseo incontrolable de comer tierra, heces o papel
La alotrofagia se puede relacionar con autismo, discapacidad intelectual o esquizofrenia
- Buscando el origen del trastorno de pica en niños
- Complicaciones en el niño a causa de este trastorno
El trastorno de pica se engloba dentro de los trastornos alimentarios e implica el consumo de sustancias sin contenido nutricional como pueden ser tierra, pelos o papel, entre otras. Es una enfermedad que puede afectar tanto a niños cómo a adolescentes o adultos, sin diferencias en el sexo. A veces también se puede ver durante el embarazo.
Buscando el origen del trastorno de pica en niños
La palabra pica proviene del nombre en latín para la urraca, un pájaro conocido por su gran e indiscriminado apetito. Conocido también como alotrofagia, su principal característica es el consumo descontrolado de un sinfín de sustancias no nutritivas como papel, jabón, pelo, telas, cuerdas, tierra, plásticos, yeso, pintura, goma, metal, madera, carbón, cenizas o colillas de cigarrillo, arcilla, hielo, pasta de dientes, heces, botones, pegamento…
No obstante, aunque las personas afectas de pica coman alguna de estas sustancias, no suelen ser reacias a ingerir alimentos y el consumo de las mismas variará en función de la edad y de la disponibilidad o accesibilidad a las mismas.
Las causas específicas del trastorno de pica son desconocidas, aunque hay ciertas situaciones que pueden aumentar el riesgo a padecerla:
- Deficiencias nutricionales, cómo por ejemplo de hierro o de zinc, pueden hacer desencadenar impulsos de comer alguna sustancia específica.
- Desnutrición, sobre todo, en países en vías de desarrollo.
- Hacer dieta. Personas que hacen dieta pueden buscar disminuir su apetito ingiriendo sustancias para obtener una sensación de saciedad.
- Problemas de salud mental. Autismo, discapacidad intelectual u otros trastornos como la esquizofrenia o el trastorno obsesivo-compulsivo. También se ha relacionado la pica con la tricotilomanía (arrancarse el pelo) o la excoriación (hacerse heridas en la piel a uno mismo).
Complicaciones en el niño a causa de este trastorno
Para poder hacer el diagnóstico de pica, deberemos observar esta conducta alimentaria de forma persistente durante un período de, cómo mínimo, un mes. Este comportamiento no debe formar parte de ninguna práctica cultural, étnica ni religiosa y el hecho de consumir estas sustancias debe considerarse inapropiado para su desarrollo.
Por lo tanto, el trastorno de pica no puede diagnosticarse en niños menores de 2 años, ya que en esa edad se considera parte del desarrollo normal el hecho de llevarse objetos a la boca como forma de exploración del entorno (con la posibilidad de una ingestión de forma accidental).
Además, no existe ninguna prueba complementaria para confirmar el diagnóstico de pica. Este se hace mediante la historia clínica con los datos que ya hemos explicado anteriormente. A veces es necesario realizar un análisis de sangre para descartar anemia u otras deficiencias nutricionales u otros estudios para descartar posibles efectos secundarios de las sustancias consumidas, como por ejemplo, buscar parásitos en las heces de niños que comen tierra, ya que su infección por esta vía es habitual.
Lo que más preocupa en este trastorno son los problemas y complicaciones que puede ocasionar la ingesta de estas sustancias no nutricionales:
- Intoxicaciones. Una de las más frecuentes es la intoxicación por plomo, secundaria a la ingesta de yeso de las paredes de casas antiguas que contienen este metal.
- Problemas abdominales. Desde estreñimiento, diarrea, vómitos, dolor abdominal hasta obstrucción o perforación intestinal. Por ejemplo, la ingesta de pelo puede ocasionar obstrucciones intestinales importantes que en ocasiones requieren de una intervención quirúrgica.
- Alteraciones en los dientes o heridas en la boca.
- Infecciones, sobre todo, por parásitos.
En cuanto al tratamiento, primero de todo se descartarán los déficits nutricionales y se corregirán en caso de encontrarlos. Si la causa es debida a un déficit nutricional, en la mayoría de los casos cuando se corrija, la conducta desaparecerá.
Si la causa no está relacionada con un problema nutricional o no mejora después de resolverse, el trastorno deberá abordarse tanto del punto de vista médico cómo psicológico y será muy importante que haya una gran implicación por parte de la familia. Seguramente el niño/a sea derivado a un servicio especializado en salud mental infantil dónde le harán el seguimiento y plantearán las distintas opciones de tratamiento.
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