Para la familia supone una ventaja económica el no invertir en biberones y ni en leche de fórmula. Además, los niños amamantados son más saludables, por lo que se evita el tener que visitar centros de salud y comprar medicamentos.
Cuando la madre lleva a cabo lactancia exclusiva, se gasta entre 500 y 600 calorías al día para la producción de leche. Según expertos, esto equivale a dos horas de actividad física, lo que tiene como consecuencia una pérdida de peso mucho más rápida.
Los lazos emocionales que se establecen entre madre e hijo, se deben en gran parte a que el bebé relaciona su capacidad afectiva con la satisfacción de sus necesidades. Por su parte, las madres crean un vínculo de amor y de enriquecimiento mutuo, y se orientan a la protección y cuidado de su bebé de forma natural.
Cuando una madre está lactando, su cuerpo genera oxitocina y prolactina, sustancias que sumadas favorecen el deseo de cuidado hacia el bebé. Por esto la lactancia materna produce un efecto contrario a la depresión posparto, ya que genera un sentimiento de bienestar y fortalece el vínculo maternal.
Se ha demostrado que las mujeres que han amamantado a sus hijos, tienen un menor riesgo de padecer cáncer de mama a diferencia de las que no lo ha hecho. Así mismo la lactancia materna puede prevenir también el cáncer de ovarios.
Según estudios, a diferencia de la leche de otras madres, la leche materna de un niño prematuro le aporta propiedades muy especificas de acuerdo a sus necesidades de crecimiento y desarrollo.
Debido a que el sistema digestivo del bebé recién nacido se encuentra en una etapa de inmadurez, es esencial brindarle un alimento que pueda asimilar fácilmente. La leche materna tiene las propiedades necesarias para hacer el proceso de la digestión mucho más sencillo.
Una de sus múltiples ventajas es brindar protección a largo plazo, es decir, disminuye la posibilidad de padecer enfermedades crónicas y determinados padecimientos en la edad adulta. Entre las afecciones que se pueden evitar están el asma, la colitis, la obesidad y algunos cánceres.
Entre los ingredientes de la leche materna se encuentran diversas proteínas, hidratos de carbono, grasas, minerales y vitaminas, que le aportan al niño el valor nutricional indispensable para su correcto desarrollo y crecimiento.
La leche materna tiene componentes que estimulan el desarrollo del sistema inmunológico. Sus propiedades antibacterianas actúan como una primera vacuna en el bebé y le ayudan a protegerlo de enfermedades.