Alimentos de origen animal imprescindibles en la dieta mediterránea para niños
Qué alimentos de origen animal no deben faltar en la dieta de los niños
- Alimentos de origen animal para la dieta mediterránea de los niños
La dieta mediterránea se caracteriza por ser tan sana como variada, recomendando la elección de los alimentos de temporada en su estado natural y muy frescos. Los alimentos de origen animal son otro de los pilares de esta dieta, aportando proteínas de alto valor biológico que son muy necesarias para los músculos infantiles, siempre en movimiento.
Alimentos de origen animal para la dieta mediterránea de los niños
- En primer lugar, la leche y los productos lácteos son básicos. A pesar de contener grasas saturadas y colesterol, la leche y los lácteos son fáciles de consumir y aportan energía en cantidades perfectas para los niños. Además, proporcionan calcio y vitamina D, vital para el crecimiento, por lo que los huesos y dientes se benefician de este aporte. Dentro de este grupo es destacable la importancia de incluir yogures en la dieta mediterránea. Los productos fermentados son altamente beneficiosos para la salud, ya que proporcionan bacterias que ayudan a fortalecer las el sistema inmune, a la vez que regulan el tránsito intestinal.
Cuando el bebé se alimenta con lactancia materna, aunque se haya introducido la alimentación complementaria, no existe necesidad de ofrecerle ni leche ni productos lácteos de ningún tipo, y si toma leche de fórmula, tampoco debería consumir leche de vaca al menos hasta los 18 meses, aunque el yogur podría ofrecerse antes.
- Los huevos son alimentos muy nutritivos, aportando proteínas de un valor biológico cercano al 100, que solo lo alcanza la proteína de la leche materna al ser de procedencia humana. Además, proporciona algunos micronutrientes difíciles de encontrar en otros alimentos, como puede ser la colina, que desempeña un papel fundamental en funciones relacionadas con la memoria y es, por tanto, deseable en la dieta infantil. El huevo puede consumirse tras la introducción de la alimentación complementaria, en cualquiera de sus formatos, cocido, frito o en tortilla, aunque los huevos fritos pueden ser más indigestos y además, la fritura añade grasa innecesaria, por lo que debe tenerse más cuidado.
- La carne proporciona proteínas de alto valor biológico y, sobre todo, hierro y vitamina B12. La dieta mediterránea aconseja tomar carnes magras y de ave en lugar de las más grasas. Las carnes rojas deben consumirse también de forma ocasional. Los niños pueden empezar a tomar carne desde el principio, al menos un par de veces en semana, para asegurar un buen aporte de hierro.
- El pescado azul es el más recomendado por la dieta mediterránea, porque es muy rico en ácidos Omega 3 que favorecen el funcionamiento del cerebro y previenen enfermedades cardiovasculares, pero el pescado blanco es tan beneficioso como el azul para los niños. Además, proporciona minerales como el fósforo y el yodo, y vitamina D. El pescado debe consumirse al menos un par de veces a la semana tras introducir la alimentación complementaria.
La inclusión en la dieta de alimentos de origen animal no es estrictamente necesaria, pero siempre es más fácil cubrir las necesidades de algunos micronutrientes como vitamina B12 o hierro, si se consumen.
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