Educación para prevenir la obesidad en los niños
Cómo educar a los niños para prevenir el sobrepeso
- Consejos para prevenir la obesidad en los niños
Los padres no somos en ningún momento ni los culpables ni el desencadenante de los desórdenes alimenticios o la obesidad en los niños, adolescentes en la mayoría de los casos, pero sí podemos controlar una parte del ambiente en el que el niño se mueve, al menos desde el punto de vista de la alimentación para evitarlos en la medida de lo posible. Estos consejos de educación para prevenir la obesidad en los niños pueden ayudarte.
Consejos para prevenir la obesidad en los niños
- Inculcar valores que no se centren en el aspecto físico. Aunque parezca obvio, no lo es tanto, porque no son solo las palabras sino los actos los que pueden dar el mensaje equivocado. Una simple mirada de reproche cuando el niño se sirve un segundo plato de pasta o cuando pregunta por tercera vez cuando será la hora de la cena puede hacerle sentir avergonzado sobre sus necesidades alimenticias y crear un problema mayor.
- No avergonzarse del propio cuerpo. Está claro que cada uno somos diferentes y también lo es nuestro cuerpo. Llevando una alimentación equilibrada damos ejemplo a nuestros hijos sobre algo tan importante como la salud nutricional, pero si lo hacemos en un ambiente en el que el niño oye como nos sobran kilos, como no nos gustan ciertas partes de nuestro cuerpo o como no podemos ponernos un bañador en el verano estamos dando una idea equivocada a la par que contradictoria.
- Clasificar las comidas en buenas y malas. Sí, hay alimentos que son mejores y otros que son peores pero, en moderación, todos pueden consumirse aunque sea en ocasiones especiales. Idealizar las frutas y verduras y demonizar las grasas o el pan no es saludable, ya que las grasas, así como los hidratos de carbono son necesarios para el organismo. Enseñarles a diferenciar los diferentes grupos alimenticios y a determinar qué cantidades podrían ser apropiadas de cada uno de ellos puede darles la confianza suficiente para evitar tanto la obesidad como los desórdenes alimenticios además de educarlos en unos hábitos alimentarios adecuados.
- Hacer ejercicio para perder peso o ganar músculo. Hacer ejercicio es siempre un hábito saludable, pero mejor hacerlo por las razones adecuadas. Perder peso o aumentar la musculatura no son motivos para ejercitarse hasta la extenuación, un paseo en la naturaleza para respirar aire puro, un partido de baloncesto con los amigos para estrechar lazos o desconectar y quemar la energía extra cuando el estrés de los exámenes acecha son razones bastante más apropiadas.
- Hacer dieta. Las cantidades de macronutrientes, micronutrientes o energía que un niño debe comer vienen determinadas por su edad, peso, estatura y actividad física. Si el niño tiene sobrepeso o bajo peso, y es conveniente, debe ser un profesional de la nutrición el que decida qué cambios son necesarios en su alimentación.
- No cuidar su autoestima. Los padres somos en muchos casos responsables de cómo se valoran nuestros hijos, no solo con nuestro ejemplo sino con nuestra manera de tratarlos. Estar pendientes de cómo se sienten nuestros hijos es la mejor manera de detectar cualquier problema alimenticio antes de que se haga mayor.
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