Obesidad en bebés - Cómo prevenir el exceso de peso en niños pequeños
Riesgos de padecer obesidad en la primera infancia (y cómo prevenirla)
- Cuáles son las causas de obesidad en los bebés
- Riesgos y problemas de tener un bebé con obesidad
- Cómo prevenir la obesidad en los bebés y niños pequeños
- Alimentación ante el sobrepeso y la obesidad en la infancia
- Cómo lograr unos hábitos saludables en tus hijos
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Aunque se considera que la obesidad es una epidemia mundial, debido a su gran prevalencia, cuando hablamos de obesidad en bebés menores de 6 meses, no se trata de un problema de salud tan frecuente. A partir de esa edad, se trata de una enfermedad algo más común, pues es el momento en el que se empieza introducir la alimentación complementaria. ¿Cómo saber si un bebé tiene obesidad?
Según la Organización Mundial de la Salud, cuando el bebé está por encima de 2 desviaciones estándar presenta sobrepeso, tiene un peso alto en comparación con el resto de niños de su edad y sexo. A continuación, conocemos más sobre los riesgos de la obesidad en los bebés y cómo podemos prevenirla.
Cuáles son las causas de obesidad en los bebés
Antes de hablar de un exceso de peso en los bebés, es importante puntualizar que los bebés necesitan que su dieta tenga un contenido alto en grasa, pues le ayuda a un crecimiento y desarrollo neurológico saludable. Por ello, no se deben restringir las calorías que el bebé ingiere, especialmente antes de los 2 años. Si te preocupa que tu bebé esté más gordito de lo normal o tenga obesidad, coméntaselo al pediatra en vuestra próxima consulta.
Hay bebés que toman el pecho que cogen más peso que otros. No podemos olvidar que la leche de la madre se adapta a las necesidades del bebé (aportando más o menos grasa según el momento), por lo que, en general, el aumento de peso se estabiliza con el paso de los meses. En el caso de los bebés alimentados con leche artificial, puede presentarse el riesgo de sobrealimentación y dar mayores cantidades de las adecuadas para el niño, ya que el pequeño no tiene control sobre su saciedad, originando sobrepeso u obesidad. La lactancia con biberón también debe ser a demanda, vigilando la saciedad del bebé.
En los bebés mayores de 6 meses, la principal causa de obesidad se relaciona con los errores a la hora de alimentar al niño: se le da cantidades grandes de comida con alto contenido calórico, por lo que se produce un desequilibrio entre las calorías consumidas y las gastadas; se inicia el consumo de dulces o productos con azúcar a edades muy tempranas, tomando en cuenta que están contraindicados antes de los 2 años; se abusa de los fritos y otras elaboraciones con grasas saturadas... Todo ello hace que aumente su peso, sobre todo en esas etapas en las que su movilidad es reducida y apenas realiza ejercicio físico.
Por otro lado, según el estudio publicado en la Revista Chilena de Nutricional, tras la realización de diferentes investigaciones se pudo concluir que ante la obesidad pregestacional de la madre y la alimentación del bebé con fórmula láctea exclusiva, hay un riesgo de uno 64 por ciento más de posibilidades de que el pequeño desarrolle sobrepeso u obesidad a los 12 meses.
Para la obesidad también existe un componente genético, aunque el principal motivo para que el niño padezca obesidad es que los malos hábitos alimentarios de los padres pasan a los hijos.
No son casos frecuentes, pero bebés amamantados exclusivamente con leche materna también pueden presentar obesidad, sin embargo, esto no conlleva un riesgo a la salud metabólica del niño, pues hay una mejor control del niño para su saciedad, además de que el organismo utiliza mecanismos de compensación y regula el ritmo de crecimiento y peso posterior.
Riesgos y problemas de tener un bebé con obesidad
No debemos olvidar que la obesidad infantil implica una complicación para la salud, tanto para los bebés más pequeños como para los niños algo más mayores. Los principales riesgos de tener un bebé con obesidad son:
- Muestra retrasos en el movimiento, ya que le cuesta mover el exceso de peso: tardan en caminar, sentarse o gatear.
- Teniendo en cuenta que se aprende a comer desde las primeras etapas, la apetencia del bebé para el presente y futuro a corto plazo estará determinada por esa mala alimentación que le estamos ofreciendo.
- Pueden padecer más adelante enfermedades como la diabetes, trastornos del aparato locomotor, problemas cardiovasculares, hígado graso e incluso algún tipo de cáncer.
- A menudo, cuando un bebé tiene exceso de peso tiene más posibilidades de ser un niño obeso y, posteriormente, un adulto con obesidad.
Cómo prevenir la obesidad en los bebés y niños pequeños
La principal prevención de la obesidad en bebés es que la lactancia materna se realice de forma exclusiva y a demanda hasta los 6 meses. A partir de ese momento, cuando se comience con la alimentación complementaria, no darle al bebé dulces, galletas, snacks, fritos o bebidas gaseosas que, además de no ser adecuados durante las primeras etapas de niñez, suponen un aumento del riesgo de padecer obesidad.
Recordar que la mejor forma de prevenir es con el ejemplo de todos los miembros de la familia, que deben consumir alimentos saludables para que los niños aprendan buenos hábitos.
Una vez hemos comenzado con los alimentos sólidos, estos deben ser sanos y de calidad: frutas y verduras, carnes magras, pescados, lácteos, huevo, legumbres... Además, debemos buscar formas de cocinarlos de la manera más saludable para que mantengan la mayor cantidad de nutrientes.
Procura que el bebé tenga libertad de movimiento, que pase unos minutos al día boca abajo (tummy time) y, cuando aprenda a gatear y caminar, que se mueva cuanto quiera. El ejercicio que va a realizar en casa y al aire libre (por ejemplo, en el parque) va a favorecer su desarrollo muscular y a evitar el sedentarismo.
Si pensamos que el bebé ya padece un trastorno de obesidad, es importante que lo vea el pediatra para poder revisar su alimentación y dar a los padres pautas saludables según su edad y su peso.
Alimentación ante el sobrepeso y la obesidad en la infancia
El ritmo de vida actual lleva a muchas familias a dejar de lado los hábitos saludables, la alimentación equilibrada y los ratos de ocio al aire libre. No son pocos los padres y madres que al recoger a sus hijos del colegio les ofrecen un bollo industrial o un bocadillo con cualquier tipo de embutido. Todo ello nos lleva a la obesidad, tanto de los niños como de los adultos, un problema de salud pública que cada vez preocupa más a las familias y a las autoridades sanitarias de cada país.
Ya sea por la falta de concienciación sobre la calidad y el aporte de estos alimentos o por las prisas o incluso la creencia de que es mejor que se coma eso a insistirle a que tome un poco de fruta, lo cierto es que muchos niños y niñas acaban por tener una merienda poco saludable.
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Se trata de un hecho que también se extiende a los desayunos y las comidas: magdalenas, leches endulzadas con cacao o cenas a base de precocinados, pizzas y hamburguesas. Tanto es así que hasta premiamos a los niños con comida basura o comida chatarra y les castigamos con la fruta. Los primeros cambios de hábitos deben ser impulsados por los padres desde casa.
Cómo lograr unos hábitos saludables en tus hijos
No son pocas las recomendaciones que lanzan los pediatras respecto a la alimentación de los hijos. Y es que, como ya sabes, son varios los problemas que se derivan de un estilo de vida sedentario en el que los niños pasan más horas frente a las pantallas de forma sedentaria que jugando en el parque.
¿Qué podemos hacer en casa para tener un estilo de vida saludable y activo? Enseñar a los hijos desde bien pequeños que la alimentación saludable es importantísima, les hará tener los hábitos adecuados también en su vida adulta; estos le ayudarán a luchar contra la obesidad.
1. Enseña desde el ejemplo: mamá y papá se sientan a la mesa y también comen verduras y frutas. Si los hijos ven que los padres comemos ciertos alimentos, ellos, que todo lo aprenden a través de la imitación, harán lo mismo.
2. Invita a tus hijos a que prueben de todo. Si resulta que no les gustan las judías, prueba con el brócoli. Si no les agrada la pera, inténtalo con el plátano y las cerezas.
3. Presenta los alimentos de una forma divertida, el pescado no tiene por qué ser aburrido ni las verduras sosas, ¡solo es cuestión de echarle un poco de imaginación!
4. Según tus hijos vayan creciendo permite que entren en la cocina. Si saben de dónde vienen los alimentos y cómo se cocinan, no solo se sentirán partícipes, sino que se sentarán a la mesa felices y contentos.
5. Hacer la lista de la compra e ir al supermercado puede ser una gran actividad para hacer en familia. Los niños se darán cuenta de que para comer bien hay que dedicarle un poco de tiempo, ¿y si por el camino vamos hablando de cómo nos ha ido el día o nos inventamos un cuento?
6. Activa el pensamiento crítico de tus hijos: que muchos niños tomen cada día de merienda un bollo no quiere decir que esté bien. Responde a todas las preguntas que tengan y no dudes en consultar libros de recetas en los que se hable de la alimentación sana y variada.
7. Las pantallas son para de vez en cuando, el ejercicio físico para hacer a diario: un paseo en familia, una tarde de juegos en el parque... Aprovecha el fin de semana para pasar tiempo de calidad con tus hijos haciendo alguna actividad que os guste como montar en bicicleta o saltar a la comba.
8. Comer sano para prevenir el sobrepeso y tener un correcto estilo de vida no quiere decir que no se puedan comer dulces. Nosotros mismos podemos hacer de forma puntual con los niños un rico bizcocho casero para la merienda, ¿quién se apunta?
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Bibliografía
- Cu, L.F. et al (2015) Factores de riesgo para sobrepeso y obesidad en lactantes, Rev Chil Nutr Vol. 42(2). Disponible en: https://scielo.conicyt.cl/pdf/rchnut/v42n2/art04.pdf
- Barceló, A. et al (n.d.) Módulo de Obesidad infantil. Aiepi, Organización Panamericana de la Salud. Disponible en: https://www.aepap.org/sites/default/files/aiepi-obesidad.pdf
- Dalmau Serra, J. et al. (2007) Obesidad Infantil. Recomendaciones del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría. Parte II. Diagnóstico. Comorbilidades. Tratamiento. Anales de Pediatría, Vol.66(3). Disponible en: https://www.analesdepediatria.org/es-pdf-13099693