Cuando el niño no pronuncia bien la letra 'j'
Qué es el jotacismo y cómo afecta a los niños
- Errores más comunes en los niños al pronunciar la 'j'
- Consejos para ayudar a los niños a pronunciar de forma correcta la 'j'
Muchos niños, durante su adquisición del habla, pueden presentar dificultades de articulación. Unas de las más frecuentes residen en el fonema 'j', el cual se adquiere en torno a los 4 años de edad, dando lugar al llamado jotacismo, que consiste en la distorsión, omisión o sustitución de este sonido.
Pero, ¿por qué nuestros pequeños encuentran problemas a la hora de pronunciarlo? Uno de los principales motivos es que su punto de articulación no es tan visible como, por ejemplo, el de la t o la p, por lo que su pronunciación no resulta fácil de imitar.
Errores más comunes en los niños al pronunciar la 'j'
Uno de los errores más frecuentes es su sustitución por la k (kabón en lugar de jabón). Esto sucede porque el postdorso de la lengua está contactando con el paladar, lo que impide que el aire salga. Por esta razón, habrá que despegar esta parte más posterior de la lengua. Para ello se puede emplear un depresor lingual, el clásico palito de médico, aunque habrá que tener cuidado, ya que esto puede provocar arcadas.
Otro error común es que lo sustituyan por la g suave (guirafa por jirafa). En este caso, podemos pedirle que repita sílabas como ga, gue, gui, go y gu, al tiempo que carraspea con fuerza.
Si directamente hay omisión (por ejemplo, 'avier por Javier') tendremos que ayudar al reconocimiento del punto de articulación. Un truco puede ser entonces partir del fonema facilitador k y añadir vibraciones a partir de gargarismos.
Consejos para ayudar a los niños a pronunciar de forma correcta la 'j'
Para que el sonido 'j' sea emitido de manera correcta es necesario que labios y dientes estén entreabiertos, sin tensión. La lengua se ensancha y el ápice lingual -la punta- contacta con los alveolos, que es la zona en la que se insertan los incisivos inferiores. Al mismo tiempo, la parte de atrás de la lengua se acerca al velo o paladar blando, que está elevado formando un canal que facilita la salida del aire.
Pero, tal y como comentábamos anteriormente, este punto articulatorio no es sencillo. Por ello, es fundamental que el niño vivencie las sensaciones propioceptivas que se sienten al articular este fonema. Así, le podemos animar a que palpe nuestra garganta para poder comprobar la vibración o cosquilleo que se produce. Después invitaremos a que sea él quien lo intente. Para ofrecerle un ejemplo más claro que pueda entender, podemos explicarle que debe imitar el rugido de un león. De este modo, además de la sensación táctil, contará con una imagen visual a la podrá asociar el sonido.
Otra ayuda de gran utilidad es emplear gestos de apoyo. Una opción puede ser colocando el puño cerrado con el pulgar extendido en el cuello o, si lo preferís, podéis colocar la mano completa sobre éste, en posición de agarre, cubriendo por entero la garganta. Sea cual sea el gesto elegido, habrá que llevarlo a cabo al tiempo que se dicen palabras con la letra j, como jaula o jabón, para que el niño pueda veros y, luego, reproducirlo. Comprobareis que esta estrategia resulta muy eficaz, ya que les divierte mucho el hecho de hablar 'por señas'.
¡Esperamos que estos consejos os sirvan! En cualquier caso, no dudéis en acudir a un especialista si veis que vuestro hijo, a pesar de estas ayudas y superados los 4 años, sigue encontrando dificultades.
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