Cuando un niño se siente diferente

Que un niño se sienta diferente en sí mismo no es un problema, o no debería serlo, pues todos y cada uno de nosotros somos distintos al resto. El problema viene cuando ese sentirse distinto afecta a su autoestima, sus estado de ánimo o sus relaciones con los demás niños.

Un niño puede sentirse diferente por muchos motivos...por ser más alto, más bajo, por no tener los mismos intereses que la mayoría de los niños, por tener dificultades de aprendizaje, por su origen o por cualquier otra razón razón. Te contamos lo que pasa cuando un niño se siente diferente y cómo ayudarle.

Niños que se sienten diferentes

Los niños pequeños van construyendo su autoconcepto y su autoestima poco a poco. Al principio, los niños construyen esa imagen de sí mismos en base casi exclusivamente a la valoración y afecto de sus padres, pero a medida que el grupo de influencia se amplía, en torno a los 6-7 años, la valoración que hacen los demás empieza a cobrar relevancia. 

El niño que se siente diferente, normalmente sufre algún tipo de exclusión en el grupo de iguales, (Pepito no juega al fútbol porque es muy torpe, o fulanita no juega con nosotras en el patio porque es muy mandona, o Pepito no puede venir porque es un pegón...)  y es esa exclusión lo que les hace pensar y sentir que son peores, y es cuando su autoestima y el concepto de sí mismos se pueden ver dañados. 

El papel de los padres en estas situaciones es muy importante.  Es fundamental crear un clima de confianza con el niño, que permita que el niño exprese sus sentimientos, pensamientos y emociones. Pero no siempre ocurre que nuestros hijos nos cuentan cómo se sienten y lo que les ocurre fuera de casa, por eso hay que estar atentos a las señales que nos pueden hacer pensar que algo no va bien. Problemas de sueño, retraimiento, cambios de humor, no querer hacer las actividades que normalmente hacen, dificultades en el colegio, pueden darnos la pista sobre algo que no va bien en nuestro hijo.

Qué hacer si el niño se siente diferente

Qué podemos hacer los padres en estos casos:

- Escuchar a nuestro hijo. Todo lo que nos cuente es importante para él por lo que debemos escucharle y no quitarle importancia a lo que nos diga. Frases del tipo, "Tú no les hagas caso, o eso son tonterías" no les ayudan. Cuando nos cuentan algo, los niños esperan que les ayudemos a solucionar el problema. Hay que escucharles y comprender sus sentimientos.

- Ayudarle a valorarse a sí mismo, y que vea que sus cualidades son igual de valiosas que las del resto de niños.

- Apoyarle y valorarle, confiar en él y escucharle.

- Enseñar a los niños cómo resolver los problemas de forma positiva, sin recurrir a enfados o peleas.

- Tratar de que participe en actividades en las que se sienta bien, confortable y tenga experiencias personales placenteras. Ampliar su círculo de amistades.

- Es importante también observar cómo se comporta nuestro hijo, ya que en ocasiones ese sentirte diferente y poco aceptado puede que le haga tener comportamientos, ( normales por otro lado al sentirse rechazado), que acentúen aún más ese rechazo. Mostrarse más retraído de lo normal y aislarse, pegar a compañeros, chivarse de todo, volverse un "payaso" para que los demás le acepten...son comportamientos que pueden tener lugar y que complican aún más la situación. Por lo que los padres debemos ayudarles y darles ejemplos de cómo poder actuar en cada momento y hacerle ver que ese camino no es el mejor. 

Debemos tener en cuenta que los conflictos y problemas con otros niños son normales y necesarios en el desarrollo de los niños, tienen que aprender a quererse y valorarse y entender que no siempre van a gustar a todos del mismo modo que a ellos no les gusta todo el mundo. Pero debemos prestar especial atención a aquellas situaciones que podamos considerar más graves, para evitar un problema emocional en el niño, y cuando sea necesario o así lo consideremos, acudir a un profesional que nos guíe oriente y asesore sobre la mejor manera de actuar en cada caso.  

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