Cuando el niño es demasiado pequeño para el rincón de pensar
El error de mandar al rincón de pensar a niños muy pequeños
- ¿El rincón de pensar es realmente una alternativa?
- Qué hay del rincón de pensar para los niños pequeños
- Alternativas al rincón de pensar cuando son muy pequeños
La triste realidad es que cuando los niños se portan mal, los gritos, los azotes, y los castigos siguen siendo, en general, las técnicas más usadas a la hora de aplicar los límites a los pequeños. Usarlos puede producir un efecto mágico, pero son un espejismo y solo funcionan de manera inmediata y por un corto espacio de tiempo.
Uno de estos castigos es mandar al niño al rincón de pensar, pero ¿qué ocurre cuando el niño es demasiado pequeño?
¿El rincón de pensar es realmente una alternativa?
Después de comprobar que los gritos y las amenazas no funcionan, los progenitores buscan cuales pueden ser las alternativas para poder aplicar límites adecuados y de manera eficaz en educación de sus hijos.
Existen muchas alternativas al castigo. Una de ellas será el rincón de pensar. Esta técnica consiste en crear un espacio en el que el niño pueda detenerse. Un lugar en el que tener conciencia de lo que está pasando, de su conducta y de las emociones que está sintiendo. Así, este método, bien utilizado, poder ser muy beneficioso para el niño y los padres.
En cambio, si esta técnica es utilizada a menudo, sin controlar los tiempos, sin prestarle ninguna atención y de tal manera que el niño pueda creer que el rincón de pensar es utilizado para reprimir su voluntad y en el que la única manera para evitarlo será dar la razón al adulto, encontraremos problemas.
Por tanto, los adultos han de tener cuidado, buscando y utilizando estas alternativas, ya que inconscientemente se pueden convertir en castigos “alternativos” que transmiten los mismos mensajes que los gritos y las amenazas.
Qué hay del rincón de pensar para los niños pequeños
El rincón de pensar es una técnica que se puso muy de moda hace años gracias a los medios de comunicación y más concretamente a un programa que “enseñaba” a los padres a utilizar técnicas conductistas para aplicar límites a los hijos. En dicho programa podíamos ver que el método del rincón de pensar se utilizaba con niños de 2 años y 10 años por igual. Esto es un error.
Para poder utilizar el rincón de pensar el niño ha de estar preparado evolutivamente. Será a partir de los 5 años cuando el pequeño esté dispuesto y sea capaz de reflexionar sobre sus acciones y tenga la capacidad de contener su impulsividad.
Utilizarlo antes solo producirá consecuencias negativas. Además:
- Cuando se utiliza esta técnica con niños de 2 a 5 años hay que tener en cuenta que no son conscientes de sus actos por lo que no entenderán por qué está sentados en un rincón solo.
- El mensaje que le llega al niño es que si se porta mal no se le quiere cerca. Que sus padres o el adulto que le ha mandado allí no le quieren.
Alternativas al rincón de pensar cuando son muy pequeños
Como ya sabemos, los niños antes de 5 años no tienen la capacidad para reflexionar ni para anticiparse a conductas “mal vistas” como los berrinches. No está capacitado para pensar, solo puede sentir. Además no son capaces de autorregularse por lo que no pueden hacerlo solos y necesitan ayuda. En fin, no está preparados para el rincón de pensar. Pero existen alternativas:
- El abrazo. En un espacio el adulto a de sentarse con el niño, abrir sus brazos y recibirle para proponer una salida al conflicto. El niño necesita al adulto para autorregularse por lo que con esta técnica el niño tendrá claro que se rechaza su conducta pero no a él. El contacto físico le ayudará a ver las cosas con claridad y a controlar sus emociones. Aquí se planteará el conflicto en voz alta y se le ofrecen dos opciones cerradas para resolverlo.
- Las sillas de la paz. Se ponen las sillas en un lugar tranquilo, asociado a un espacio de reconciliación. Si el niño prefiere estar solo, el adulto lo respetará, pero desde esta técnica no se amenaza con la soledad. Se usará de manera similar a la anterior técnica: parar, expresar, respirar, relajar y ofrecer opciones limitadas. Podemos limitarnos a hacer un puzle o leer un cuento. Se trata de relajar al niño. “Resetear” y después “reconectar”.
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