Consejos para educar a un niño como líder

¿Cómo explicar qué es un líder para los niños? A menudo muchos confunden ser líder con ser un jefe o una persona que ordena o manda, pero no siempre es así. Hay jefes que son buenos líderes, pero no todos los líderes son jefes. El líder es el que cumple sus deberes, respeta las reglas, el que aprende con las experiencias y ayuda a los demás a conseguir sus propósitos. Te contamos cómo desarrollar esas habilidades en tus hijos, y los errores que puedes cometer, como por ejemplo la sobreprotección, que impiden que ellos construyan la confianza en sí mismos y sean líderes.

4 consejos para desarrollar habilidades de liderazgo en niños

Sobreproteger a un niño o consentirlo materialmente no es una buena base educativa, pero ni para un líder ni para cualquier niño del mundo, sólo saldrían tiranos de este tipo de educación permisiva (exactamente igual pasaría con una demasiado restrictiva). Toda educación tiene que estar equilibrada para que la base de desarrollo social y emocional del pequeño sea acertada.

Los niños nacen con unas habilidades sociales innatas y con una capacidad de liderazgo estupendas que suelen perderse o potenciarse dependiendo del tipo de estimulación y educación que se recibe en casa.

Así que, ¿cómo se debería educar a un niño para que tuviera potenciar de líder y que no se convirtiera en un simple seguidor sin personalidad ni criterio propio?

1. Considera las decisiones y las opiniones de los niños en casa
Lo primero que se tiene que tener en cuenta para que un niño se convierta en líder es que vea que sus decisiones cuentan en casa.

Con cosas tan simples como decidir qué ponerse por la mañana, escoger el restaurante para comer en su cumpleaños, hacerle partícipe para algunas decisiones de casa, pedirles opinión…todo cuenta para que sientan que se les tiene en cuenta.

2. Enseña a los niños que de los errores también se aprende
Los niños sí pueden opinar y decidir aunque sean pequeños, son mucho más inteligentes y pueden tener una gran capacidad de criterio, algo que muchas veces el adulto olvida.

Pero es adecuado guiarles en esas decisiones en forma de recomendación para que entiendan cuál sería la mejor decisión pero que sean ellos quienes la tomen finalmente, aunque se equivoquen… porque de los errores se aprende.

Pero no significa ni mucho menos darles el poder de decisión absoluta sino únicamente que ellos se den cuenta que lo que dicen sirve y lo que hacen, también. No es necesario obligarles a hacer algo que no les gusta como apuntarle a fútbol si lo que quiere es tocar el piano…sólo sentiría rechazo al fútbol, es mejor que decida lo que le gusta porque disfrutará mucho más.

3. Enseña a los niños a tener criterios
Dale las opciones adecuadas para que tomen la decisión más acertada, no consiste en dejarles hacer (o no) lo que quieran y deseen a cada momento, sino en darles las opciones que pueden escoger y que sean ellos los que elijan aquello que les haga sentir mejor. Que el criterio sea de ellos.

4. Enseña al niño a luchar por lo que quiere
Las recompensas acertadas también pueden ser un buen aliciente. Pero ¡ojo! Cuando hablo de recompensa me refiero a que si el niño quiere una video consola tendrá que ahorrar él para comprarla y así sentir la satisfacción de conseguir lo que se propone, por ejemplo.

O también una recompensa sería adecuada cuando no le toca en el cuadro de tareas domésticas de casa fregar los platos por ejemplo, y lo hace. Entonces un premio sería una buena idea para que vea que ese esfuerzo tiene recompensa (un premio puede ser un abrazo o ver una película juntos, no tiene por qué ser algo material).

Pero recuerda que en las obligaciones familiares no debe ser recompensado nunca porque es una tarea que debe hacerse como una obligación en casa.

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