El sentido del ridículo en niños
Por qué algunos niños tienen más sentido del ridículo
- Por qué los niños tienen sentido del ridículo
- Cómo son los niños tímidos con mucho sentido del ridículo
- Cómo ayudar a niños con mucho sentido del ridículo
La vergüenza, la timidez, el sentido del ridículo son sentimientos interconectados que se comienzan a experimentar alrededor de los primeros años y van evolucionando durante el desarrollo.
Aparecen como mecanismos evolutivos que ayudan a los niños a adaptarse a lo novedoso.
Por qué los niños tienen sentido del ridículo
Determinadas situaciones en la vida de un niño pueden suponer que aparezcan este tipo de sentimientos: un cambio de casa, la llegada de un hermanito, el inicio en la guardería... En general, esta etapa de la vergüenza, timidez o sentido del ridículo es pasajera durando sólo unas cuantas semanas.
Hay estudios que demuestran que el 15% de niños nacen con una predisposición para ser tímidos. Aunque esto no es determinante. Lo importante para la evolución de estos sentimientos es la intervención positiva o negativa que los padres hagan a lo largo del desarrollo de sus hijos y del entorno.
Cómo son los niños tímidos con mucho sentido del ridículo
El niño tímido suele mostrar las siguientes actitudes:
- Intenta evitar a las personas que no le resultan familiares.
- Prefieren estar solos, antes que integrarse en un grupo.
- Si están con otros menores, suelen ser muy callados y poco participativos.
- Se muestran miedosos y recelosos con todo lo que desconocen.
Los padres deben estar alerta ante estas señales, con el fin de intentar evitar que estos primeros signos de timidez puedan acrecentarse y derivar más adelante en una dificultad para establecer relaciones sociales.
Cómo ayudar a niños con mucho sentido del ridículo
La autoestima tiene un papel fundamental en este aspecto. Empieza a construirse durante la infancia e irá modificándose durante su desarrollo en función de las experiencias que tenga y las reacciones que provoque en sí mismo y en los demás.
Las reacciones de padres, familiares, profesores o amigos ante lo que haga el niño son importantes desde el punto de vista afectivo y las que producen mayor impacto en la autoestima. Por eso, son las personas afectivamente más cercanas al niño, las que pueden influir en que el niño tenga mayor autoestima y con ello, menor timidez y que el sentido del ridículo no aparezca como un problema. ¿Cómo ayudarles?
- No poner etiquetas, ni siquiera para disculpar su comportamiento. Cuanto más le digamos y escuche que es un vergonzoso delante de los demás, más se convencerá de que lo es y más tardará en vencer su problema.
- No obligar a que haga lo que no quiere. Forzarle a dar un beso o a demostrar lo bien que hace algo, aumenta su inseguridad y, por tanto, su sentido del ridículo.
- Predicar con el ejemplo. Explicar al niño, con palabras muy sencillas, que a nosotros también nos da vergüenza preguntar cosas a desconocidos como por ejemplo dónde está una calle .Y después, ir a una persona para que nos indique dicha dirección.
- Potenciar sus relaciones con otros pequeños. Estar cerca de sus iguales y relacionarse ayudará a que trabaje el sentido del ridículo positivamente.
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