Un cuento con pautas para la hora de comer para padres con niños con autismo
Cuento para niños con autismo. La zorra y las uvas
- Cuento sobre la hora de comer para padres con niños con autismo
¿A quién no le gusta comer? Es más, ¿a quién no le gusta comer siempre sus comidas favoritas? La hora de comer en casa se puede volver un gran campo de batalla si tenemos dentro de la familia hijos con autismo u otra discapacidad: "que si no me gusta el brócoli..., que si tiro el yogurt al suelo…" Y es que no es fácil luchar en un momento que debería ser agradable contra algo que debe resultar sencillo.
La zorra y las uvas es un cuento sobre la hora de comer para padres con niños con autismo, y sobre las intolerancias a probar nuevas comidas.
Cuento sobre la hora de comer para padres con niños con autismo
Había llegado un punto en que la zorra ya no quería comer más. No quería comer ni un grano más. Y por mucho que se lo volviera a repetir su amiga la golondrina, no pensaba en absoluto hacerle caso.
- Tienes que comer algo más o vas a enfermar – dijo la golondrina. - Además, ¡no puedes estar comiendo todos los días a base de granos de arroz y trigo! Los zorros sois animales fuertes y vigorosos y tenéis que correr, trotar, saltar y esas cosas de zorros que hacéis.
Pero la zorra no estaba dispuesta a ceder y a hacerle caso a su amiga ¡por más que dijera que era una buena idea probar aquellas deliciosas uvas!
- Mira, quizás sea buena idea que empieces probando este racimo de uvas que te he traido especialmente para ti – dijo la golondrina mientras dejaba las uvas encima de la hierba de la pradera - ¡Venga come unas cuantas!
Pero no había forma. La zorra no estaba dispuesta ni a hacerle caso a su amiga, ¡por más que dijera que era una buena idea probar aquel racimo de fantásticas uvas moradas!
Así que la golondrina se preguntó - ¿y porqué no querrá la zorra comer las uvas?, es más, si no quiere comer las uvas, ¿qué quiere comer? - Las ideas y las preguntas iban y venían en su cabeza sin que acabara de entender cómo hacer para que su amiga pudiera sentirse más confiada en ella y así probar algo de alguna comida nueva.
Así que un día que la golondrina vio como la zorra se paraba a olfatear una trufa que había encontrado cerca de una madriguera se dijo así misma: - ¡lo tengo! ahora es un estupendo momento para animarle a que coma algo diferente, ¡parece que tiene interés!
Así que muy suavemente usó su ala para acercar la trufa a la boca de la zorra, y esta, como era de esperar, la reacción que tuvo al momento fue la de girar la cabeza y casi meterla entre las patas traseras. Pero pronto, la zorra volvió a girar la cabeza y, olfateando de nuevo la trufa, decidió sacar una lengua.
La golondrina cambió de expresión al instante y le dijo a su amiga - ¡enhorabuena, lo has conseguido tu sola!
La zorra que se sintió muy contenta por las palabras de su amiga de repente dio un brinco, se posó tras un árbol y sacó el racimo de uvas que le había dando la golondrina y ella había guardado allí.
Y, ¿a qué no sabéis que hizo?, ¿piensas que la zorra llegó a probar las uvas o más bien volvió a enfadarse?, ¿por qué crees la zorra ya estaba preparada para probar nuevos alimentos?
A continuación os dejo algunas pautas para trabajar con niños con autismo en la hora de comer y en relación a nuevos alimentos.
- Haz un pequeño registro sobre aquellos alimentos que come o no tu hijo o alumno poniendo tres escalas en la que puede ir de su alimento favorito al que nunca prueba pasando por el que come pero sin apetito.
- Intenta hacer menús en los que diariamente haya más alimentos favoritos que no favoritos; ve introduciendo paulatinamente aquellos alimentos que no sean de su agrado en la alimentación diaria de forma sistemática, como por ejemplo, una uva o un trozo de ella.
- El niño deberá comer los trozos que tú le propongas pero tu palabra deberá ser firme y clara. Si lo necesita, hazle un dibujo de cuál es la demanda, como por ejemplo el dibujo de tres peces para explicarle que le vas a pedir que coma tres trocitos de pescado.
- Intenta que coma los alimentos no favoritos antes de los favoritos. Negócialo con tu hijo visualmente y recuérdale el premio que tendrá luego en comer aquello que más le gusta.
- No te olvides de reforzarlo socialmente con abrazos, besos, caricias y palabras muy positivas debido a su gran esfuerzo.
- Hazlo muy paulatinamente. Si ves que ,al igual que la zorra, tu hijo no está preparado para aceptar una nueva textura o sabor (a tener muy presente en personas con autismo), mejor dale la opción de que simplemente tenga el alimento en sus manos y o lo acaricie con la lengua. Quizás sea una buena idea de que poco a poco vaya integrando sabores, olores y texturas antes de meter nuevos alimentos en la boca.
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