Consejos para no enfadarnos con los hijos constantemente

Cómo mantener la paciencia con los niños

Borja Quicios, Psicólogo educativo
En este artículo
  1. Consecuencias de enfadarnos con los hijos constantemente
  2. Consejos para no enfadarse con los hijos de forma frecuente

Algunos padres viven permanentemente enfadados. Este constante negativismo se suele acabar manifestando con los hijos. Esto hace que se estén mandando continuos mensajes de reproche a los más pequeños, redundando exclusivamente en lo negativo.

Para evitarlo, te damos una serie de útiles consejos para no enfadarnos con los hijos constantemente. Son pautas que puedes poner en práctica para no perder la paciencia con ellos.

Consecuencias de enfadarnos con los hijos constantemente

cómo lograr no enfadarnos con los hijos constantemente

Como consecuencia de este negativismo continuo, los padres:

- Acabarán por sentirse mal y muy “quemados” en muchas de las situaciones que vivan y minará significativamente su autoestima.

- Estarán educando a sus hijos de manera ineficaz, enseñándoles un modelo de actuación negativo. Los nervios, los insultos, remarcar todo lo que se hace mal, etc. Puede producir desorientación en los hijos.

Este negativismo puede hacer que los hijos solo obedezcan ante el enfado de los padres. Por su parte, los padres deben enfadarse cada vez más para que sea eficaz, y, por tanto, los padres vivirán en continuo estado de enfado y se llegará a este estado de manera automática.

Consejos para no enfadarse con los hijos de forma frecuente

A continuación podemos encontrar una serie de actitudes y pautas que pueden ayudar a los padres a no enfadarnos con los hijos de forma constante. Esto ayudará al buen desarrollo y a la educación de sus hijos:

- Ser ejemplo. No existen los padres perfectos y tampoco los hijos perfectos, pero sí que existen padres cuyos comportamientos y actitudes pueden ser imitadas por sus hijos. Para que los niños aprendan a hacer algo, primero hay que enseñárselo.

- Respetarse mutuamente. Utilizar expresiones como: “gracias”, “por favor” en el trato con los hijos para que las vayan aprendiendo, o reconocer cuando nos hemos equivocado.

- Dar disciplina pero de manera constructiva. Estar constantemente enfadados no lleva a buen puerto, lo único que se consigue es que cada vez los hijos sean más rebeldes. Esto añadido a gritos y expresiones poco apropiadas puede convertir esta situación en un círculo vicioso. Los adultos han de hacer entender a sus hijos que quienes son la autoridad en casa son los padres, pero una autoridad positiva, libre de rabia y agresividad.

- Escuchar activamente. Es fundamental que los padres presten atención adecuada a lo que dicen los niños. Para poder entenderles hay que saber escucharles. Así, intentar entender sus puntos de vista y facilitarles la expresión de sus sentimientos.

- Para poder entender a los hijos hay que saber escucharles y esto quiere decir prestar una adecuada atención a lo que nos dicen, intentar entender su punto de vista y facilitarles que expresen sus sentimientos tanto buenos como malos.

- Dar cariño. El cariño debe estar presente cuando el niño actúe de la manera menos adecuada. Además, este debe de expresarse abiertamente para que los niños no experimenten su ausencia, ya que los pequeños necesitan afecto tanto físico, como verbal.

- Establecimiento de normas y hábitos. La vida funciona a través de las normas y los límites. Estas viene acompañadas de consecuencias cuando no se cumplen. Por tanto, en casa con los hijos se debe actuar de la misma manera: enseñarles las normas y las consecuencias al no cumplirlas para que sean responsables. Para que esto funcione adecuadamente, los padres no deben centrarse en su persona diciendo que ha sido malo o desobediente. Es mejor referirse a si su comportamiento ha sido adecuado y enseñarles a cómo debería hacerlo bien.

- Dar mensajes claros y concisos mejor que dar muchas explicaciones. Repetir continuamente lo mismo hace que los niños desconecten y al final no entiendan lo que tienen que hacer. No enfadarse es irreal Enfadarse forma parte de las emociones de los seres humanos, por lo que es normal que suceda.

En la actualidad hay una tendencia a pensar que enfadarse es malo y que puede traumatizar a los niños. Esto ha provocado que muchos padres piensen que no deben mostrar nunca su enfado produciendo resultados más negativos en la educación de hijos que cuando se está continuamente enfadado.

Por tanto, habrá momentos en los que será preciso enfadarse y no apartar la mirada ante estas situaciones. Pero recuerda:

- Expresar el enfado hacia el comportamiento y no hacia el niño.

- Que el mensaje sea claro y corto, “no des un sermón".

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