El error de educar al niño en la culpabilidad

Educar a los niños en la culpa es una equivocación

Patricia Fernández, Periodista
En este artículo
  1. Por qué no debemos educar en la culpa

¿Qué significa educar en la culpa? La culpa es una emoción que nos avisa de que hemos cometido un error y que nos prepara para un posible castigo, siendo, la mayoría de las veces, el sentimiento que genera la propia culpa un castigo en sí. Es una forma de arrepentimiento, que además conlleva una valoración moral por parte de la sociedad o la familia, basada en unas creencias heredadas.

Es una herramienta de castigo heredada generación tras generación y a la que estamos tan acostumbrados que la ponemos en práctica a diario con nuestros hijos sin ni siquiera darnos cuenta. Sin embargo, la culpa impide el correcto desarrollo psicológico y emocional del niño. Cada uno sabemos lo que nos molestó cuando éramos pequeños, sin embargo a la hora de llevarlo a la práctica seguimos cometiendo los mismos errores que cometieron con nosotros porque no sabemos cómo afrontar los problemas de otra manera que no sea de la manera conocida. 

Por qué no debemos educar en la culpa

El error de educar en la culpa

1.- Generar culpa en el niño significa crear una idea de rechazo por parte de la familia o de la sociedad si no se comporta de la manera adecuada. Por lo tanto, en muchas ocasiones, cuando el sentimiento es muy acusado, puede general en el niño una idea de abandono: “no te voy a querer si te portas así”, “porque haces que mamá esté triste”… y, que a la larga crea en el niño un sentimiento de desapego.

2.- Crea sentimientos de miedo, ansiedad o depresión cuando se alarga esta educación en el tiempo, transformándose en una exigencia de responsabilidad excesiva, junto con un autocastigo y una tristeza constante en el individuo.

3.- Por otro lado, hay niños que, al contrario de asumir una culpa extrema, se niegan a aceptar cualquier tipo de error, derivándolo a su entorno, a los demás, o a situaciones fortuitas. Esto hace que el niño se vuelva inmaduro y no se capaz de asumir responsabilidades a lo largo de su vida.

4.- La personalidad de un niño al que se le carga con un sentimiento de culpa constante es la baja autoestima en cualquiera de los casos; ya sea porque tiene una valoración negativa de sí mismo o porque se vea como un inadaptado dentro de la sociedad o de la familia.

5.- Suelen ser niños que se vuelven demasiado exigentes consigo mismos, hipersensibles al miedo al rechazo, incapaces de defenderse de agresiones externas; o por el contrario, individuos incapaces de asumir responsabilidades, que se niegan a poder disfrutar del momento, que no toleran la frustración, con baja capacidad para empatizar y conflictivos con el entorno por el cual se sienten agredidos.

La educación de la culpa se muestra como algo arcaico frente a la educación basada en la razón y la reflexión. Conocer algo en profundidad significa respetarlo. Por lo tanto este tipo de educación debe ser sustituida por la basada en el respeto; ya que la culpa nos bloquea y nos angustia; mientras que la responsabilidad nos ayuda a crecer, a reflexionar y a aprender.

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