Aprender a decir NO a los hijos
Por qué debemos decir NO a los niños
- Decir NO a los niños también educa
- Cómo aprender a decir “NO” a los hijos
Muchos padres se resisten a decir “NO” a sus hijos y continuamente complacen sus necesidades y deseos con la finalidad de proporcionarles todo lo que de ellos dependa para que sean niños felices y satisfechos.
A priori esto puede parecer positivo, sin embargo, no lo es. Satisfacer todas las exigencias de nuestros hijos puede ocasionar que los niños se conviertan en auténticos tiranos.
Decir NO a los niños también educa
Decir “NO” a nuestros hijos es muy beneficiosos para ellos, les estamos ayudando a sentirse mucho más felices y seguros. Aunque resulte difícil de creer, un niño con límites claros y bien definidos es mucho más feliz que un niño que no sabe a qué atenerse y tiraniza a sus familiares para conseguir aquello que quiere.
Los niños son muy hábiles emocionalmente, incluso en ocasiones más que los adultos, y saben perfectamente cómo deben comportarse para alterar emocionalmente a sus padres y finalmente conseguir aquello que tanto desean.
Como todos sabemos, a ningún niño le gusta que sus padres le diga “NO”, por lo que al principio los niños no suelen aceptar los “NOES” gustosamente y hacen todo lo que está en sus manos para que sus progenitores terminen cediendo y cambiando el “NO” por un “SÍ”: gritan, lloran pegan, tiran cosas, insultan, etc.
Lo que suele suceder es que los padres terminan diciendo “SÍ” para que el niño deje de llorar y de tener ese comportamiento inadecuado. Muchos padres y madres consideran que si no ceden cuando su hijo llora es un acto cruel e incluso se sienten culpables por permitir que su hijo llore y no ceder ante sus exigencias. Pero, es justamente lo contrario, es un error porque el niño aprende que cada vez que quiera conseguir algo tan sólo tiene que llorar y portarse mal para que sus padres terminen finalmente satisfaciendo sus deseos y necesidades: ¡Se convierten en pequeños tiranos!
Simplemente están utilizando todas sus armas para salirse con la suya. Los niños se prueban y experimentar para ver dónde está el límite. Si lo hacen, es porque creen que ellos manejan la situación y que tienen el poder suficiente para lograr que finalmente sus padres cambien de opinión. En cambio, si los padres se muestra firmes le enseñan al niño una gran lección: ¡No vas a conseguir nada con el chantaje emocional o con un mal comportamiento!
Si les enseñamos a que pueden conseguir todo lo que deseen y de manera inmediata no les estamos haciendo ningún favor porque en la vida adulta las cosas no funcionan así y debemos prepararlos para ser personas resilientes, capaces de tolerar la frustración y demorar la gratificación.
Pero, esto tiene solución. Decir NO es una habilidad y por tanto puede ser aprendida.
Cómo aprender a decir “NO” a los hijos
- Tener claro el objetivo: Cada vez que decimos a nuestro hijo o hija “NO” es porque consideramos que es lo mejor para ellos. Si tenemos claro que nuestro único objetivo es ayudarles, aunque a corto plazo no lo parezca, nos resultará más fácil decir “NO”.
- Ser firmes: No debemos tener miedo a la confrontación con el niño.Tenemos que tener en cuenta que cuando el niño llora o muestra un comportamiento inadecuado sólo está probando hasta dónde puede llegar. Es importante no alterarnos emocionalmente ni ceder y simplemente mostrar indiferencia ante tales conductas, pronto el niño por sí solo comenzará a tranquilizarse.
- Mantener la calma: Es importante decirle al niño “NO” con firmeza y seguridad pero en ningún caso gritando o mostrándonos alterados, tenemos que permanecer calmados y con serenidad. Si el niño percibe lo contrario aprenderá que tiene el poder necesario para poner nerviosos a su padres y finalmente salirse con la suya.
- Práctica: Aprender a decir “NO” es una habilidad y como cualquier otra habilidad debemos practicar para que cada vez podamos hacerlo mejor. Cuando empezamos a conducir lo normal es que al principio no lo hagamos muy bien y con la práctica continuada terminemos siendo unos hábiles conductores. Pues, con esto sucede igual, debemos entrenarnos y practicar de manera continuada el decirle a nuestros hijos “NO”, siempre y cuando sea necesario, y poco a poco conseguiremos ser cada vez más hábiles.
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