No debemos tirar nunca los medicamentos a la basura normal, ya que son muy contaminantes y contienen sustancias peligrosas.
Lo que debemos hacer es llevarlos a un punto limpio, que normalmente están ubicados en las farmacias.
Un litro de aceite contamina 10.000 litros de agua, por lo que tirarlo por el desagüe es un auténtico atentado ecológico.
Mucho mejor si lo conviertes en jabón, velas, en una lámpara de aceite o lo usas para depilarte. Y, si no tienes más remedio que tirarlo, puedes dejarlo enfriar, recogerlo con un papel de cocina y tirarlo a la basura normal, o verterlo en una botella de plástico con tapa y llevarlo a un punto limpio.
Cristal no es lo mismo que vidrio, y aunque es difícil distinguirlo, sí podemos decirte que al contenedor del vidrio no debemos tirar: espejos, ceniceros, vasos, y mucho menos bombillas que llevan mercurio, como son las de bajo consumo.
No todos los plásticos van al contenedor de los plásticos, sino solo los que son envases y envolventes. Es decir, no el cepillo de dientes, las maquinillas de afeitar, los juguetes, los cubos de plástico, o las pajitas; y sí a cosas tan curiosas que forman parte de embalajes como: los tapones de plástico, las chapas de metal, los corchos, los bricks y las cajas de madera de la fruta.
Solo valen los papeles limpios y sin restos, ni grasa.
Al contenedor del papel no debemos tirar ni pañuelos de papel, ni papel de cocina, ni los cartones de la pizza manchadas. Solo se admite papel y cartones limpios.
Las toallitas, pañales, compresas y tampones nunca deben tirarse al WC. Provocan atascos en las tuberías, rompen las depuradoras de agua, y algunas llegan a mares y ríos.
Prueba a tener una papelera en el baño y podrás deshacerte de todas esas cosas en la basura convencional.
Aunque pienses que es biodegradable, lo cierto es que tarda mucho en deshacerse. A nadie nos gusta ir a comer al campo y sentarnos encima de una monda de naranja, ni estar en la playa y ver cómo nada a tu lado una hoja de lechuga o los restos de una hamburguesa.
Además, los animales que se comen los restos pueden sufrir una indigestión, ya que no son alimentos de su dieta habitual.