Finalmente es una correcta educación en la prevención lo que hará que nuestros hijos naveguen seguros por internet. Hablarles de los peligros y de las consecuiencias que puede traerle una excesiva confianza, es el mejor filtro que les podemos poner.
Dejar navegar al niño sin límites ni filtros puede desembocar en una mala experiencia para el niño. Por su bien y por nuestra seguridad, debemos establecer bien los filtros parentales.
Hasta que no nos cercioremos de que la persona con la que nuestro hijo está chateando o hablando en las redes sociales es de confainza, es conveniente guardar las conversaciones para que sirvan como prueba si fuese necesario denunciar un ciberacoso.
El bullyng, uno de los mayores problemas a los que se puede enfrentar en su día a día un niño en la vida real, también existe en internet. Al menor indicio de ciberbullyng, es preciso avisar al responsable del menor para que tome medidas contra los acosadores.
Ya que no sabemos quién está al otro lado de la pantalla y qué intenciones tiene cuando contacta con nosotros, debemos evitar dar datos personales más que los estrictamente necesarios. Un nombre de usuario distinto a nuestro nombre nos proporcionará mayor seguridad en internet.
Si aprovechando la distancia que pone la red, alguien falta al respeto o excede su confianza con nuestros niños, no debemos quedar impasibles. La ignorancia, el bloqueo o la denuncia, si fuese precisa, debe ser nuestro comportamiento.
Si hemos enseñado a nuestros hijos los límites dentro de las relaciones en la vida real, hemos de insistirles que esos mismos límites son los que existen con las amistades que se hagan en la red. Así podremos evitar futuros problemas como el ciberacoso.
La mayor parte de los peligros que corren los niños en internet viene de los chats. Dada su inexperiencia, tienden a creer todo lo que les cuentan a través de la pantalla, y eso puede generar una peligrosa confianza en alguien desconocido. No debemos permitir que un menor quede con alguien que ha conocido a través de internet si no es en compañía de un adulto.
Siempre que introduzcamos información en internet sobre nuestros niños, ya sean datos personales, dónde estudia o dónde pasa el tiempo libre, debemos cerciorarnos de que los datos van a parar a buen lugar y no van a caer en manos de alguien que quiera aprovecharse de ellos.
En internet, nuestros hijos están a tan sólo un click de cualquier tipo de contenido. Si como educadores les hemos establecido límites en la vida real, debemos cuidar qué ven en internet los niños.