Pura palabrería, todos sabemos que confesar sólo conduce al castigo. Una típica mentira de madre en la que todos hemos caído.
Cuando a las madres les da pereza ir al centro comercial, a la tienda de juguetes, al parque de atracciones o al cine, sólo hay una escapatoria... ¡Está cerrado!
A las madres les molestan las muecas, gestos raros, los crujidos de dedos, torsiones de cuerpo y los bizqueos, para evitar todo esto, tienen una solución: infundir miedo.
No pueden reconocerlo pero las madres sí fisgan y miran entre las cosas de sus hijos, con todo el dolor de su corazón, pero esta táctica de espía es básica durante la infancia y, sobre todo, en la adolescencia.
Puede que el niño sólo haya hecho unos cuántos garabatos o que su dibujo sea imposible de descifrar, pero a ver qué madre se atrave a romper la ilusión de su hijo.
La pasión de los niños por las chucherías y, en concreto, por los chicles, desespera a muchas madres que hartas de ver mascar a sus hijos terminan por asustarles para evitar que sigan haciéndolo.
¿Quién o ha esperado 2 y 3 horas después de comer para poder bañarse? Una excusa típica de madre para poder echar la siesta o descansar porque la digestión no se corta por bañarse, se corta cuando hay una descompensación de temperatura.
Todos sabemos que las madres harán todo lo posible para que el niño termine el plato de lentejas, o de verduras, porque aunque no le gusten, tienen tantos nutrientes y vitaminas...
Los niños son reacios a probar determinados alimentos y es que la comida 'les entra por los ojos', por ello hay que ingeniárselas y motivar al niño para conseguir que pruebe nuevos alimentos, aunque estos sepamos que no están tan... deliciosos.
Una frase muy habitual, que pese a no ser del todo cierta, se le aproxima mucho. Las madres están muy atareadas.