Los niños son muy milindrosos para comer, y es que la comida entra por la vista. Por eso, cuando los plátanos ya están maduros intentan no comerse la parte negra. Una madre siempre está atenta en esa situación para recurrir a la frase típica: lo negro del plátano está buenísimo.
Una frase típica de madre para intentar que los niños no coman chucherías o chicles. Todavía no hay constancia de chicles pegados en tripas.
Cuando los argumentos no sirven, cuando la madre lo ha explicado ocho veces, cuando los niños siguen insistiendo, no hay más remedio que recurrir a esta frase típica de madre.
Una típica frase de madre estresada. Hay poca información en la frase y hay que ser un adivino para saber qué quiere, pero mejor hacerle caso.
Esta frase es un clásico. Las madres se enfadas cuando sus hijos no imponen su personalidad y siguen los criterios de otros niños.
Las rabietas de los niños o los berrinches incontrolados a veces ponen a prueba la paciencia de las madres. En esas ocasiones en las que la paciencia abandona a la mamá se recurre a esta frase de abuela: para de llorar o vas a llorar con razón.
Esta frase no tiene mucha base científica, pero si la dicen las abuelas, mejor hacerlas caso. Los zumos de fruta además deben constituir parte de la dieta del niño por todas las propiedades y vitaminas que aportan.
El ingenio de los niños no tiene límites, por eso aquellos que son malos comedores recurren a la táctica de hablar e intentar liar a los padres para no comer. Cuando una madre se da cuenta es el momento de decir: come y calla.
Es la amenaza de entre las amenazas y suelen tener razón las madres al decir esto. Cuando los hijos crecen y son padres se acuerdan de sus trastadas, o de aquellas veces que no querían comer.
Esta típica frase de madre suele surtir efecto y cuando se ha llegado hasta 1 el niño ha obedecido. Sin embargo, los más rebeldes se la juegan porque cuando ha terminado la cuenta atrás, algo gordo va a ocurrir. ¡Cuerpo a tierra!