¿Qué papel tiene la madrastra o padrastro en la educación de un niño?

Debido al aumento del número de divorcios, cada vez son más las familias reconstituidas, en las que entran a formar parte de las mismas las nuevas parejas de papá y mamá, es decir los padrastros y las madrastras. Es entonces cuando nos preguntamos ¿qué papel tiene la madrastra o padrastro en la educación de un niño?

Cómo deben actuar las madrastras y padrastros en la educación de los niños

Es importante tener en cuenta que los padres biológicos son los que se encargan de poner las reglas y marcar las pautas en la educación de los hijos, y que tanto las madrastras como los padrastros tienen que aprender a aceptarlas y nunca imponer su manera de educar, sino conocer e imponer las normas y límites de los padres como si fueran suyos. 

Aunque no residan en la misma vivienda, son tanto la madre como el padre del niño los encargados de educar a sus hijos y esta educación tiene que hacerse de manera conjunta por el bienestar de los pequeños.  Ambos progenitores deben tener unos patrones y unas líneas en común a seguir para favorecer el normal desarrollo de los más pequeños garantizando su bienestar.

Frente a los sentimientos negativos u opiniones encontradas entre los padres biológicos debe primar el diálogo, imprescindible en estos casos para favorecer la adaptación de los pequeños hacia la nueva situación familiar. Aunque las nuevas parejas puedan resultar de gran apoyo en el cuidado de los niños, el derecho a decidir sobre los hijos está reservado únicamente a sus padres.

Por lo tanto, el papel de la madrastra o padrastro en la educación del niño debe ser el de asegurar el cumplimiento de esas normas impuestas por los padres, intentando no interferir con nuevas pautas sin haberlas consultado antes con los padres del niño. Es fundamental que la figura de la madrastra o padrastro actúe como un referente emocional estable.

Rol de madrastras y padrastros con los niños que ponen a prueba los límites

En las familias reconstituidas, es muy común que los niños pongan a prueba los límites o tengan cierta rebeldía frente al padrastro o madrastra. Esto no indica que hay un problema de conducta, sino más bien una manifestación del proceso de adaptación a la dinámica familiar. Es importante entender que algunos niños pueden mostrarse distantes, desafiantes o incluso hostiles.

Esto se da especialmente si sienten que la nueva pareja invade el espacio emocional que consideran exclusivo para ellos. Esta resistencia puede acentuarse si la separación de sus padres fue conflictiva o está muy reciente. En estos casos, la mejor herramienta de un padrastro o madrastra no es imponer su autoridad inmediata, sino hacer uso de la paciencia y generar un vínculo afectivo.

Hay que decir que ganarse la confianza del niño lleva tiempo y esté será marcado por el propio pequeño. No se trata de corregir o imponer reglas desde el inicio, sino de establecer una relación basada en el respeto. Es esencial que los límites y normas se establezcan siempre en conjunto con los padres biológicos y jamás saltarse dichos acuerdos, las autoridades del niños son sus padres.

Si hay una falta de coordinación o si cada adulto no sigue las reglas, el niño puede sentirse confundido o manipular la situación para evitar responsabilidades. Con una comunicación clara entre los adultos, además de una actitud comprensiva hacia el niño, los padrastros y madrastras pueden llegar a ser figuras de apoyo emocional, sin ocupar espacios que no les corresponden.

Algunas pautas para lograr una buena convivencia en familias reconstituidas

Para facilitar una convivencia armónica, te recomendamos seguir estas pautas:

Hablar con naturalidad del padrastro o madrastra

Hacerlo sin esconderlo ni forzarlo, ya que el niño necesita tiempo para adaptarse y entender que esta nueva persona no viene a reemplazar a mamá o papá, sino que llega a sumar a su vida. Los mensajes deben ser claros, evitando frases como 'ahora esta es tu nueva mamá', porque pueden generar confusión o rechazo del pequeño a la nueva pareja que también está adaptándose a esta familia reconstituida.

Fomentar actividades compartidas entre todos

En esas actividades deben participar todos los miembros de la familia, esto permitirá estrechar lazos y generar recuerdos positivos. Pueden salir al parque, cocinar una receta juntos o hacer una manualidad sencilla, ya que son tareas propicias para fortalecer el vínculo sin presiones. Tampoco es necesario organizar grandes eventos, con que compartan los momentos más cotidianos, esos los unirán más.

Evitar competir con el otro progenitor

Se debe comprender que cada figura es única y valiosa en la vida del niño, por lo que compararse con el padre o madre biológico solo generará tensiones innecesarias. Las nuevas parejas deben asumir un rol complementario y evitar rivalizar por el afecto y la atención del niño. Ambos deben respetar al otro progenitor, incluso en su ausencia, porque enseña al menor valores como la tolerancia.

Reconocer y valorar los esfuerzos del padrastro o madrastra

Esto aplica especialmente cuando se involucran en la educación del pequeño de forma positiva. Su rol suele estar cargado de muchas expectativas y, en ocasiones, de juicios por ser la nueva pareja. Decir 'gracias por estar' y respetar las decisiones ayuda a fortalecer su lugar en la dinámica familiar. Es importante que los niños escuchen y digan elogios sinceros hacia ellos, es decir, que no sean obligados para nada.

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