El duende avaricioso. Cuento de duendes para niños
Conoce a Tin, el protagonista de este cuento que enseña qué es la avaricia o el afán desmedido de querer tener todo, a los niños
- El duende avaricioso - Cuento sobre la codicia para niños
- Preguntas para la interpretación de texto, para niños
- Más cuentos sobre la avaricia y la codicia para niños
- 8 consejos para evitar la codicia y la avaricia en los niños
El duende avaricioso es un cuento de duendes que transmite importantes valores a los niños. Entre otras cosas, les habla de la importancia de NO ser codicioso o avaricioso por los problemas que pueden conllevar. Guiainfantil.com nos ofrece este fantástico cuento, que tiene como protagonista a un pequeño duende cegado por la avaricia. ¿Qué le ocurrirá? Leer este cuento a tus hijos y les enseñarás a valorar más lo que necesitan de lo que desean.
El duende avaricioso - Cuento sobre la codicia para niños
Tin era un duende muy travieso que vivía en una pequeña casa en el campo. Cerca había una fuente junto al camino que llevaba a la ciudad. A Tin le gustaba mucho asustar a los viajeros que pasaban por allí y se detenían a beber agua de esa fuente.
A Tin se le ocurrió que, en vez de asustarlos, podía pedirles algo a cambio de beber agua de la fuente. Así no tendría que trabajar para comer. Y eso fue lo que hizo. Cuando alguien se detenía a beber agua, Tin salía de detrás de la fuente, se ponía delante del caño y le pedía algo de comer a cambio de dejarle beber. La gente que paraba solía estar muy sedienta así que accedían sin discutir a las peticiones del duende.
Poco a poco Tin se dio cuenta de que podía pedir dinero en vez de comida. De modo que cada vez que alguien se paraba a beber, Tin le pedía una moneda de plata a cambio de dejarle coger agua de la fuente.
Un día de mucho calor paró en la fuente una familia con dos niños pequeños que llevaban horas sin beber nada, pero que no tenía dinero para pagar a Tin.
- ¡Si no tenéis una moneda de plata no podréis beber de esta fuente! - dijo el duende con voz firme.
- Volveré y te pagaré el doble, pero deja que mis hijos beban un poco de agua - dijo el padre de los pequeños.
- Está bien, pero tendrás que dejarme a uno de ellos hasta que vuelvas - respondió Tin -. Así sabré que realmente me vas a pagar, que no me fío de ti.
El padre dejó al mayor de los hermanos con Tin y se marchó.
Cuando volvió el padre con las dos monedas, Tin fue a entregar al niño y se tropezó con una piedra enorme. Se golpeó tan fuerte la cabeza que casi no podía ni moverse.
- ¡Ayudadme, por favor! ¡No puedo moverme!
- Está bien - dijo el padre -, pero tendrás que pagarme tres monedas de plata para que te lleve a tu casa.
- Pero no tengo nada más que dos monedas - dijo el duende - Llévame a casa y te daré la que falta.
- ¿Y qué garantía tengo de que vas a cumplir tu palabra? - dijo el padre - Lo siento, pero si no me pagas me tendré que ir.
- Espera, espera - insistió el duende. Toma, la llave de mi casa. Así sabrás que te pagaré.
El padre y su hijo llevaron al duende a su casa y ya iban a marcharse cuando el duende les pidió que se quedaran.
- Un momento. No me podéis dejar aquí en el suelo. Ayudadme a entrar dentro, os daré más monedas, os lo prometo. Tengo una bolsa entera.
El padre y el hijo lo metieron dentro, le curaron las heridas y le prepararon algo de cenar.
- Aquí tenéis. Vuestro dinero. Soy un duende de palabra.
- No lo entiendes. No queremos tu dinero - dijo el padre -. Si quieres agradecer lo que hemos hecho por ti deja que la gente del camino pueda beber agua con tranquilidad. La fuente no es tuya, sino de todos. Si todo el mundo fuese como tan avaricioso como tú todavía estarías tirado en el camino pidiendo ayuda para que alguien te levantara. No puedes ser así.
Tin se dio cuenta de que tenía razón y decidió que desde ese mismo instante iba a cambiar.
Dejó de cobrar a la gente porque bebiera agua de la fuente y compró comida con el dinero que había ganado para poder ofrecer algo a la gente que llegaba cansada y hambrienta. No pedía dinero a cambio pero se sorprendió mucho al ver que la mayoría siempre le daban alguna moneda.
El puesto de comida de Tin se convirtió en un lugar muy visitado y le permitió convertirse en alguien querido por los demás.
Cuento escrito y enviado por Eva María Rodríguez - Colaboradora
Preguntas para la interpretación de texto, para niños
1. ¿Qué hacía Tin a los viajeros que pasaban por una fuente?
2. ¿Qué pasó a pedir Tin a los viajeros a cambio de agua?
3. ¿Qué hizo Tin a una familia que no tenía moneda para pagar el agua?
4. ¿Qué lección dio el padre a Tin?
5. ¿Te ha gustado este cuento? ¿Qué has aprendido de este cuento?
Más cuentos sobre la avaricia y la codicia para niños
A través de los cuentos infantiles los niños pueden identificar, reconocer y definir comportamientos de una manera más sencilla. Con esos cuentos que Guiainfantil.com ha seleccionado, los niños podrán entender qué es y qué consecuencias existen para el que presenta avaricia o codicia.
8 consejos para evitar la codicia y la avaricia en los niños
¿Qué es la codicia? Se trata de un término que define la persona que tiene el afán y el deseo desmedido de poseer muchas cosas materiales, bienes y otras riquezas. Codicioso o Avaricioso es aquél que no solo necesita sino desea sin límites, creyendo que solo lo que posee le dará valor. Algunos psicólogos definen la codicia como un trastorno mental de una persona que distorsiona la realidad y la valoración de una persona, y que por ello, se debe prevenir y evitar en los niños.
¿Cómo se puede evitar la avaricia en los niños? ¿Qué deben hacer los padres para que sus hijos no sean codiciosos? Sigue algunos consejos:
1. Promover la autoconfianza en los niños
Para ello es necesario que los niños reciban afecto y sean valorados en sus capacidades y habilidades. Así que motivemos a los niños cuando intenten hacer o aprender algo. Valora lo positivo en tu hijo.
2. Enseñar a los niños a distinguir lo que es necesario de los deseos
Una cosa es necesitar y otra muy diferente es desear. Los niños deben aprender que todos tenemos nuestras necesidades propias y que no debemos confundirlas con lo que tienen los demás.
3. Valorar las habilidades y capacidades de otros niños
Es importante que los niños sepan que no solo ellos realizan cosas buenas, que cada uno tiene su propio valor. Con eso, se evitará el egocentrismo en los niños, además de promover la empatía.
4. No dar todo lo que pidan los hijos. No complacer a los caprichos de los niños
Los niños deben tener lo que sus padres pueden darles. El NO educa y promueve la creatividad. Se debe enseñar a los niños que con poco se puede hacer mucho. Evitar darles muchos regalos.
5. Demostrar a los niños que la felicidad no se basa en lo que posee uno
¿Cómo? pues descubriendo con ellos satisfacciones en cosas, actividades, juegos... que no nos cuestan nada pero que nos dan alegría y felicidad. No siempre lo más caro es lo que nos dará más satisfacción.
6. Ser un buen ejemplo para los hijos
Esa es la forma más potente para enseñar y educar a los niños. Evitemos la avaricia en los hijos, empezando por nosotros mismos. No se puede enseñar lo que no se practica.
7. Aumentar el tiempo de juegos con los niños
El tiempo de calidad con los niños les ayudará a comprender que lo que realmente vale la pena son las experiencias y los momentos en familia, que las cosas.
8. Practicar la solidaridad con otras personas
Enseña a los niños a compartir y a donar lo que ya no usa y que esté en buen estado. Lleva a tu hijo a participar de gincanas, actividades de voluntariado, para favorecer a los que necesitan.
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