La ciudad sin colores. Cuentos para educar en valores
Cuento infantil que habla sobre la importancia y el valor de sonreír y estar alegre a los niños
- Un cuento sobre lo que se puede conseguir con una sonrisa
- Preguntas para la comprensión de texto de los niños
- Más cuentos que hablan sobre la alegría y la felicidad
- Claves para potenciar la felicidad de los niños
Este cuento para niños habla sobre la búsqueda de la felicidad, enseña a los niños que sonreír y poner buena cara para hacer con que nuestro día sea un poquito más feliz, mientras que la tristeza solo genera más tristeza.
Un cuento que enseña el valor de una sonrisa. ¿Será que una simple sonrisa puede poner y llenar de colores y de alegría a un día gris? Lee este cuento a tu hijo y luego descubre con él o ella, el valor de una sonrisa.
Un cuento sobre lo que se puede conseguir con una sonrisa
Cuando la pequeña Violeta se levantó aquella mañana comprobó con terror que su habitación se había quedado sin colores.
- ¿Qué ha pasado? – se preguntó la niña comprobando con alivio que su pelo seguía rojo como el fuego y que su pijama aún era de cuadraditos verdes.
Violeta miró por la ventana y observó horrorizada que no solo su habitación, ¡toda la ciudad se había vuelto gris y fea! Dispuesta a saber qué había ocurrido, Violeta, vestida de mil colores, se marchó a la calle.
Al poco tiempo de salir de su casa se encontró con un viejito oscuro como la noche sacando a un perro tan blanco que se confundía con la nada. Decidió preguntarle si sabía algo de por qué los colores se habían marchado de la ciudad.
- Pues está claro. La gente está triste y en un mundo triste no hay lugar para los colores.
Y se marchó con su oscuridad y su tristeza. Al poco tiempo, se encontró con una mujer gris que arrastraba un carrito emborronado y decidió preguntarle sobre la tristeza del mundo.
- Pues está claro. La gente está triste porque nos hemos quedado sin colores.
- Pero si son los colores los que se han marchado por la tristeza del mundo…
La mujer se encogió de hombros con cara de no entender nada y siguió caminando. En ese momento, una ardilla descolorida pasó por ahí.
- Ardilla, ¿sabes dónde están los colores? Hay quien dice que se han marchado porque el mundo está triste, pero hay otros que dicen que es el mundo el que se ha vuelto triste por la ausencia de colores.
La ardilla descolorida dejó de comer su castaña blanquecina, miró con curiosidad a Violeta y exclamó:
- Sin colores no hay alegría y sin alegría no hay colores. Busca la alegría y encontrarás los colores. Busca los colores y encontrarás la alegría.
Violeta se quedó pensativa durante un instante. ¡Qué cosa extraordinaria acababa de decir aquella inteligente ardilla descolorida!
La niña, cada vez más decidida a recuperar la alegría y los colores, decidió visitar a su abuelo Filomeno. El abuelo Filomeno era un pintor aficionado y también la persona más alegre que Violeta había conocido jamás. Como ella, el abuelo Filomeno tenía el pelo de su barba rojo como el fuego y una sonrisa tan grande y rosada como una rodaja de sandía. ¡Seguro que él sabía cómo arreglar aquel desastre!
- Pues está claro, Violeta: Tenemos que pintar la alegría con nuestros colores.
- Pero eso, ¿cómo se hace?
- Muy fácil, Violeta. Piensa en algo que te haga feliz…
- Jugar a la pelota en un campo de girasoles.
- Perfecto, pues vamos a ello…
Violeta y el abuelo Filomeno pintaron sobre las paredes grises del colegio un precioso campo de girasoles. Un policía incoloro que pasaba por allí quiso llamarles la atención, pero el abuelo Filomeno con su sonrisa de sandía le preguntó alegremente:
- Señor Policía, cuéntenos algo que le haga feliz…
- ¿Feliz? Un sofá cómodo junto a una chimenea donde leer una buena novela policiaca.
Y fue así como Violeta, el abuelo Filomeno y aquel policía incoloro se pusieron a pintar una enorme chimenea con una butaca de cuadros. En ese momento una mujer muy estirada y sin una pizca de color se acercó a ellos con cara de malas pulgas, pero el abuelo Filomeno con su sonrisa de sandía le preguntó alegremente:
- Descolorida señora, díganos algo que le haga muy feliz…
- ¿Feliz? ¿En estos tiempos grises? Déjeme que piense…una pastelería llena de buñuelos de chocolate.
Poco a poco, todos los habitantes de la ciudad fueron uniéndose a aquel grupo y llenando la ciudad de murales llenos de cosas maravillosas, que a todos ellos les hacían muy feliz. Cuando acabaron, la ciudad entera se había llenado de colores. Todos sonreían alegres ante aquellas paredes repletas de naranjas brillantes, azules marinos y verdes intensos. Volvían a ser felices y volvían de nuevo a llenarse de colores.
Terminada la aventura, el abuelo Filomeno acompañó a Violeta a su casa. Pero cuando iban ya a despedirse, a Violeta le entró una duda muy grande:
- Abuelo, ¿y si los colores vuelven a marcharse un día?
- Si se marchan tendremos que volver a sonreír. Solo así conseguiremos que regresen…
Y con su sonrisa de sandía, el abuelo Filomeno se dio media vuelta y continuó su camino a casa.
FIN
Preguntas para la comprensión de texto de los niños
Este cuento nos habla de la importancia y, sobre todo, del valor que tiene una sonrisa para la felicidad de los niños. Para asegurarte de que este mensaje ha llegado al niño y lo ha entendido, te vamos a enumerar una serie de actividades de compresión lectora para que realices con los niños.
1. Preguntas y respuestas
- ¿De qué se percató Violeta cuando se levantó una mañana?
- ¿Cómo veía ella a la gente por las calles de la ciudad sin colores?
- ¿A quién Violeta fue a pedir consejos para que la ciudad volviese a tener colores?
- ¿Qué hizo Violeta para que la ciudad recuperara sus colores?
- ¿Qué tenemos que hacer si un día nuestra ciudad pierde los colores?
- ¿Te ha gustado el cuento? ¿Por qué?
- ¿Qué has aprendido con este cuento?
2. Dibujo sobre 'La ciudad sin colores'
Pídele a tu hijo que haga un dibujo sobre lo que más le ha llamado la atención del cuento. Si dibuja una ciudad gris, pregúntale qué haría él para cambiarla de tono; si, por el contrario, dibuja una sonrisa, cuélgala en la puerta de la nevera y cuando esté triste, ¡que la mire!
3. El cuento loco, loco, loco
Si tu pequeño ha estado atento a esta historia no le costará mucho ordenar los párrafos para que el cuento, que se ha desordenado por un hechizo, vuelva a tener sentido. ¿Empezamos?
- Y con su sonrisa de sandía, el abuelo Filomeno se dio media vuelta y continuó su camino a casa.
- La mujer se encogió de hombros con cara de no entender nada y siguió caminando.
- Ardilla, ¿sabes dónde están los colores?
- Violeta miró por la ventana y observó horrorizada que no solo su habitación, ¡toda la ciudad se había vuelto gris y fea!
Más cuentos que hablan sobre la alegría y la felicidad
Para que puedas seguir trabajando la alegría, la felicidad e, incluso, la tristeza con los niños te hemos preparado una selección con los mejores cuentos de Guiainfantil.com que hablan sobre estas emociones tan necesarias para el desarrollo de los niños.
- La botella de la felicidad
¿Te imaginas que un día estás triste y vas a una tienda donde venden botella de la alegría y felicidad? Algo parecido le pasa al protagonista de este cuento que les encantará a tus hijos.
- Barón y el niño que estaba triste
La alegría y la tristeza son dos de las emociones básicas que primero aparecen en los niños y, por eso, desde bien pequeños podemos empezar a trabajarlas. La lectura del cuento de 'Barón y el niño que estaba triste' puede ser una buena herramienta para ello.
- Anny y la cajita de la felicidad
Además de hablar de la alegría y la felicidad, muchos cuentos encierran otros valores, como el de la importancia de la familia. ¿Sabes por qué no era feliz Anny? Anny se ponía muy triste cuando veía que otros niños no podían estar acompañados de su familia.
Claves para potenciar la felicidad de los niños
Según se explica en el libro 'El niño feliz' de la educadora y psicóloga escolar Dorothy Corkille Briggs, existe diferencias entre la gente feliz y la infeliz y si se tomaban uno por uno los rasgos que distinguían a un grupo del otro, el más notorio de tales rasgos consistía en que las personas felices se hallaban exitosamente comprometidas con otras, y las desdichadas no, es decir, la clave está en la autoestima.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a trabajar esa confianza en sí mismo? ¡Toma nota de las siguientes claves.
1 Muéstrate receptivo
Haz que tu hijo se sienta amado y querido y, también, que en ti puede encontrar una persona a la que recurrir si tiene un problema sin que nadie le juzgue.
2. Enséñale a ser agradecido
La gratitud es un valor que debemos transmitirles a nuestros hijos porque hará que valoren más lo que tienen.
3. Mantén una actitud positiva
Los niños deben ser educados en un entorno en el que la alegría y la felicidad sean uno más de la familia, porque eso les hará sentirse más seguros emocionalmente.
4. Evita las etiquetas
Que el niño haga una vez algo, no significa que vaya a repetir siempre esa conducta. Por eso, es muy importante que evitemos a toda cosa tildarse de 'vagos' o 'llorones' porque puede que al final terminen creyéndoselo.
6. Celebra sus logros
¿A quien no le gusta que le feliciten si ha hecho algo bueno? Esto hará que el niño se motive más y quiera seguir haciendo cosas.
7. Trabaja la autonomía
Muy relacionado con la autoestima está la autonomía. Un niño que descubre que es capaz de hacer ciertas cosas por sí mismo será un niño seguro.
8. Ten presente las emociones
Los niños deben aprender a controlar y regular sus emociones para que encuentren la estabilidad. Habla con él de lo que siente, muéstrate empático, cuéntale tus sentimientos, abre tu corazón...
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