Los tres cerditos. Capítulo 11. Cuento infantil
Pero el segundo cerdito, tan valiente como su hermano, no abrió la puerta de su casa al lobo. Puso las rejas y quedó a la espera para ver si realmente el lobo cumpliría con sus amenazas. Entonces el lobo empezó a soplar y soplar sin parar.
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