El Renacuajo Paseador. Fábula sobre la obediencia
Una bonita fábula para enseñar a los niños a obedecer
- El Renacuajo Paseador
Rafael Pombo fue un escritor, poeta y fabulista colombiano y una de las principales figuras de la lírica romántica en español. El éxito de sus fábulas y cuentos para niños han traspasado el tiempo y hoy en día siguen siendo igual de frescas y populares.
El Renacuajo Paseador es una de las fábulas más conocidas de Pombo, en ella se enseña el valor de la obediencia a los niños hacia sus padres y de las consecuencias de desobedecer.
El Renacuajo Paseador
El hijo de rana, Rinrín renacuajo
Salió esta mañana muy tieso y muy majo
Con pantalón corto, corbata a la moda
Sombrero encintado y chupa de boda.
- ¡Muchacho, no salgas! - le grita mamá
pero él hace un gesto y orondo se va.
Halló en el camino, a un ratón vecino
Y le dijo: - ¡Amigo! venga usted conmigo,
Visitemos juntos a doña Ratona
Y habrá francachela y habrá comilona.
A poco llegaron, y avanza Ratón,
Estírase el cuello, coge el aldabón,
Da dos o tres golpes, preguntan: ¿quién es?
- Yo doña Ratona, beso a usted los pies
¿Está usted en casa? - Sí señor sí estoy,
y celebro mucho ver a ustedes hoy;
estaba en mi oficio, hilando algodón,
pero eso no importa; bienvenidos son.
Se hicieron la venia, se dieron la mano,
Y dice Ratico, que es más veterano:
Mi amigo el de verde rabia de calor,
Démele cerveza, hágame el favor.
Y en tanto que el pillo consume la jarra
Mandó la señora traer la guitarra
Y a renacuajo le pide que cante
Versitos alegres, tonada elegante.
- ¡Ay! de mil amores lo hiciera, señora,
pero es imposible darle gusto ahora,
que tengo el gaznate más seco que estopa
y me aprieta mucho esta nueva ropa.
- Lo siento infinito, responde tía rata,
aflójese un poco chaleco y corbata,
y yo mientras tanto les voy a cantar
una cancioncita muy particular.
Más estando en esta brillante función
De baile y cerveza, guitarra y canción,
La gata y sus gatos salvan el umbral,
Y vuélvese aquello el juicio final
Doña gata vieja trinchó por la oreja
Al niño Ratico maullándole: ¡Hola!
Y los niños gatos a la vieja rata
Uno por la pata y otro por la cola
Don Renacuajito mirando este asalto
Tomó su sombrero, dio un tremendo salto
Y abriendo la puerta con mano y narices,
Se fue dando a todos noches muy felices.
Y siguió saltando tan alto y aprisa,
Que perdió el sombrero, rasgó la camisa,
se coló en la boca de un pato tragón
y éste se lo embucha de un solo estirón
Y así concluyeron, uno, dos y tres
Ratón y Ratona, y el Rana después;
Los gatos comieron y el pato cenó,
¡y mamá Ranita solita quedó!
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