Cómo diferenciar sarampión, varicela y rubéola en los niños
Aprender a distinguir las tres infecciones víricas más importantes en la infancia
- ¿Cuál es la diferencia entre sarampión, varicela y rubéola en los niños?
Hay tres infecciones víricas que cursan con granos-manchas en la piel, y que muchas veces generan confusión entre los padres de los niños que las padecen.
Sarampión, varicela y rubéola son enfermedades virales muy contagiosas y, en ocasiones, son difíciles de diferenciar, sobre todo para los padres, ya que el elemento común en ellas son los granos rojos y el escozor en la piel. Sin embargo, además de estos granos, hay varios puntos clave que diferencian unas de otras.
¿Cuál es la diferencia entre sarampión, varicela y rubéola en los niños?
Esta enfermedad cursa con fiebre alta, de 39-40º de al menos tres días de duración, asociada a tos, mocos y enrojecimiento ocular (conjuntivitis). Desde el punto de vista de los “granos”, lo que diferencia el sarampión, de la rubéola y varicela es que, afectan las palmas de las manos y las plantas de los pies, y no se blanquean cuando apretamos la piel que los rodea.
No generan picor. Si observamos la boca de estos niños, podemos apreciar unas manchas de color blanco, llamadas manchas de Koplik. Un pequeño porcentaje de pacientes desarrolla como complicación una neumonía. Más raramente aparecen complicaciones en el sistema nervioso central. Su mejor tratamiento es el preventivo, a través de la vacunación reglada.
En la rubeola, la fiebre no es tan alta como en el sarampión. Pueden aparecer síntomas inespecíficos, propios de un cuadro similar a la gripe (escasos síntomas catarrales, dolor muscular), y aumento del tamaño de los ganglios linfáticos presentes detrás de las orejas, en la nuca y región occipital.
En esta enfermedad, las manchas en la piel son rosadas, pueden producir picor, y típicamente comienzan en la cara; conforme pasan los días, se van visualizando también en el tórax, abdomen y miembros inferiores. Las complicaciones son poco frecuentes, destacando las neurológicas, el descenso de plaquetas y la artritis. También se puede prevenir, a través del uso de la vacuna. A destacar la importancia de prevenir la aparición de la rubéola congénita (que aparece en embarazadas no vacunadas de esta entidad).
En la varicela tampoco suele haber fiebre alta. De forma característica, en la varicela las lesiones de la piel pican mucho. Éstas se suelen encontrar en distintas fases (manchas, granos, vesículas, pústulas y costras), y se distribuyen por todo el cuerpo. La complicación más frecuente es la sobreinfección por bacterias de las lesiones cutáneas.
También puede generar complicaciones en el sistema nervioso central. Desde el punto de vista de su tratamiento, es importante administrar antihistamínicos orales para controlar el picor, y evitar así que el niño se rasque. Hay un antivírico (llamado aciclovir) que ha demostrado ser eficaz si se administra en las primeras fases de la enfermedad. Existe, además, una vacuna específica.
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