Fimosis y circuncisión de bebés y niños
En qué consiste y cuándo se recomienda la operación de fimosis en niños
- Fimosis en niños
- Operación de la fimosis o circuncisión en niños
- Cuidados después de la operación de fimosis
La fimosis es la estrechez de la piel del prepucio que recubre el pene o el glande, que impide su retracción y la exposición total de la punta del pene debido a la presencia de adherencias. El 80 por ciento de los recién nacidos tienen el glande protegido por el prepucio y se considera normal que durante los primeros años no pueda retraerse por si mismo. La fimosis ocurre cuando es imposible bajar la piel del prepucio del pene, lo que puede dar paso al acumulo de orina y posteriormente a una inflamación o infección.
Fimosis en niños
Cuando los bebés nacen, la piel del prepucio y el glande están adheridos. Esta adherencia, con el paso de los meses y años, van desapareciendo y la piel puede ir retrayéndose poco a poco, por si sola. A partir de los 2 años, debería ser más fácil retraer el prepucio, pero hay niños que tienen el prepucio poco flexible hasta los 4 años. Pasados los 4 años, el no poder retirarlo, ya NO es normal.
Este problema puede ser hereditario o aparecer como consecuencia de una alteración de la piel del pene del niño. En algunos niños, las adherencias están acompañadas de una estrechez en la piel del prepucio, que produce un intenso dolor al intentar retraerla. En ocasiones, los niños pueden presentar una 'hinchazón' del prepucio antes de la salida de la orina.
Cuando el caso es leve sólo se presentará dolor al intentar retirar el prepucio para limpiar el glande. En el futuro, puede ocasionar trastornos en las relaciones sexuales por la excesiva sensibilidad del glande. La dificultad en la limpieza del pene provoca el acúmulo entre la piel y el glande de una secrección fisiológica que se denomina esmegma y que puede dar lugar a las balanitis: infecciones locales dolorosas y con frecuencia con presencia de pus.
Operación de la fimosis o circuncisión en niños
La gran mayoría de las fimosis se resuelven de forma espontánea, a los 2 o 3 años aproximadamente, aunque lleve algún tiempo de espera. Solamente ante la presencia de sintomatología como infecciones de orina, del glande, o alteraciones del chorro del pís se tratará este cuadro de manera médica con crema con corticoides o intervención quirúrgica.
Cuando se habla de una operación de fimosis, en la que se manipula las partes del niño, muchos padres se proecupan. Sin embargo, se trata de una intervención sencilla que, una vez realizada, el niño puede irse de alta el mismo día. Las fimosis pueden corregirse quirúrgicamente. La circuncisión consiste en cortar y retirar una parte de la piel del pene (del prepucio), para que termine cuando empieza el glande, y así se quede al descubierto. Las suturas de la piel son hechas con hilo absorbible y tardan unos 15 días en desaparecer por si solos. Esta intervención ha sido practicada rutinariamente por los pueblos semitas durante siglos.
Los padres deben tener en cuenta que la retirada quirúrgica del prepucio, junto a la higiene adecuada del glande, inhibe la proliferación bacteriana de la zona, disminuyendo así la aparición de peligrosas infecciones pediátricas. La circuncisión del recién nacido puede ser considerada, aún en niños que no presenten estrechez anormal o prepucio excesivamente largo.
Cuidados después de la operación de fimosis
Tras la intervención de la circuncisión, los padres deben seguir algunas pautas para evitar problemas en la recuperación del niño, durante los 15 días posteriores:
1. El niño no podrá hacer ejercicios físicos como saltar, correr... debe mantener reposo.
2. Aplicar compresas frías (de forma indirecta) en el local, para evitar inflamación y dolor.
3. Cambiar el apósito a cada 24 horas, utilizando la crema antibiótica que suministrará el médico. Es posible que él tmabién indique algún antiinflamatorio y algún otro medicamento para el dolor.
4. En caso de sangrados, aplicar una gasa estéril en la zona, presionando el local durante algunos minutos. Lo normal es que deje de sangrar, pasadas las primeras 24 horas. Si no pára, hablar con el médico.
5. EL baño o ducha del niño debe ser supervisada. Se debe lavar la herida con mucho cuidado.
De todos modos, el médico os dará una pauta de cuidados. Solo en los casos en que el niño sienta mucho dolor, o que la herida se hinche y se presente enrojecida, o de sangrado constante, se debe contactar con el médico.
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