Piedras en el riñón durante la infancia

De los cálculos en el riñón se dice que provocan un dolor tan fuerte y agudo que se parece a los dolores de parto, aunque hoy por hoy lo suyo es que los partos no duelan. Estamos acostumbrados a verlos en adultos, pero también pueden darse en los niños. Cuando hablamos de cálculos renales, estamos hablando de acumulaciones duras de minerales u otros elementos, encontrados normalmente en la orina, y que provocan dolores en la zona lumbar debido al exceso de presión de la vía urinaria para que la orina pueda pasar.

Por qué aparecen cálculos en el riñón de los niños

En cuanto a su origen, hay cálculos que aparecen espontáneamente, otros son secundarios a anomalías en la forma de las vías urinarias, a infecciones o a alteraciones metabólicas (de entre ellas, destaca la hipercalciuria idiopática, entidad que cursa con un aumento en la excreción de calcio por la orina). La obesidad, el sedentarismo y el calor (sobre todo si el niño no repone adecuadamente las pérdidas de líquidos por el sudor con agua) favorecen su aparición.

Hasta en un 50 por ciento de los casos hay un componente familiar. Esto es, algún componente de la familia ha tenido algún problema similar.

Síntomas, diagnóstico y tratamiento de las piedras en el riñón en niños

Desde un punto de vista clínica, la manifestación más importante es el dolor. Se trata de un dolor muy intenso, localizado en ambos flancos, y que se irradia hacia el abdomen. Es descrito como 'desesperante' (el niño cambia incesantemente de posición), y asocia a un cortejo vegetativo de vómitos y sudor frío. El movimiento del cálculo produce pequeñas erosiones sobre la vía renal, por lo que el niño sangra. Dicho sangrado muchas veces se hace evidente en la orina.

El diagnóstico se puede establecer por la clínica, y para documentarlo podemos recurrir a un análisis de orina (en el que veremos un número aumentado de hematíes) y una prueba de imagen (ecografía, radiografía de abdomen o tomografía).

Para el tratamiento, es fundamental hidratar al niño (por vía oral o intravenosa, si está muy nauseoso) y aportar analgesia. En casos complejos, ante cálculos voluminosos, se ha de recurrir a la cirugía. Los cálculos secundarios a enfermedades metabólicas específicas requieren un tratamiento preventivo individualizado.

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