Granitos en la cara del bebé - Causas frecuentes y cómo ayudar a su piel

Cuando pensamos en la piel del bebé nos imaginamos una piel suave, sonrosada y aterciopelada, pero lo que muchas veces no se imaginan los papás y mamás es que en la piel del bebé pueden aparecer muchas imperfecciones y granitos. Algunos no requieren tratamiento, y con el tiempo se solucionarán. Otros requieren algunos tratamientos específicos, continuados durante meses, o en ocasiones varios tipos de tratamientos diferentes. Conoce todo sobre los granitos en la cara del bebé - Causas frecuentes y cómo ayudar a su piel.

6 causas de la aparición de granitos en la piel del bebé

El pediatra será el que recomiende uno u otro tipo de tratamiento, pero os dejo unas cuantas pistas para identificar unos granitos u otros. Es importante recordar que cada bebé es único, y lo que funciona para uno puede no ser adecuado para otro. A continuación, exploramos las causas principales:

1. Miliaria

Son unos granitos blancos y amarillentos que aparecen en la cara del bebé, generalmente en la nariz, barbilla, mejillas. Generalmente aparecen en las primeras semanas de vida y suelen desaparecer en los primeros meses sin dejar rastro. Son como acumulo de grasa en la piel del bebé. Este tipo de granito es completamente benigno y no genera molestias en el bebé. No es necesario aplicar ningún producto sobre la piel afectada, solo mantenerla limpia y seca.

2. Acné neonatal o neonatorum

Aparecen en algunos recién nacidos sobre las 2-4 semanas de vida. Son granitos o puntitos rojos y pueden tener una cabecita blanca, similares al acné vulgar. Normalmente desaparecen solos, pero podemos ayudar con alguna pomada y manteniendo la piel limpia y seca. Este acné está relacionado con las hormonas maternas que todavía circulan en el cuerpo del bebé. En casos leves, basta con lavar el rostro con agua tibia y un limpiador hipoalergénico. Evita frotar la piel, ya que podría irritarla más.

3. Costra láctea

Son unas lesiones que aparecen en el cuero cabelludo, o en la frente del bebé. Pueden existir durante todo el primer año de vida. La piel se vuelve seca, escamosa, similar a la caspa, se desprenden escamas amarillentas. Mejoran con aceites especiales, que se pueden dejar actuar por la noche y retirar los restos de piel con una gasa, de forma suave, por la mañana. Es importante evitar rascar o intentar quitar las escamas de forma agresiva, ya que podría dañar la piel delicada del bebé.

Más causas por las que tu bebé puede tener granitos en la cara

Es importante no alarmarse ante la aparición de los granitos, pero sí estar atentos a su evolución. Muchas veces estas imperfecciones son parte normal del desarrollo del bebé y reflejan procesos comunes de adaptación de su piel al entorno fuera del útero.

4. Eccema atópico

La piel se enrojece, se muestra áspera, gruesa y escamosa, en las mejillas, cuero cabelludo, codos, área del pañal, rodillas. A veces ocurre en familias con problemas de alergia o asma. En algunos casos requiere tratamiento hidratante muy intensivo, e incluso corticoides tópicos. Puede durar los primeros años de vida o incluso en la edad adulta. El eccema puede causar picazón intensa, lo que podría llevar al bebé a rascarse y aumentar el riesgo de infecciones secundarias. Para prevenirlo, se recomienda el uso de jabones suaves .

5. Sudamina

Son granitos con base roja y punta blanca, de tacto áspero, que aparecen en la parte superior de la espalda, cuello, pliegues. Están provocados por el sudor o calor excesivo. No son muy molestos para el bebé, aunque en ocasiones pueden picarle un poquito. La piel debe mantenerse bien seca, sobre todo después del baño y en las zonas de pliegues. Es recomendable vestir al bebé con ropa ligera y evitar ambientes calurosos o con poca ventilación. También puede ser útil usar cremas con propiedades calmantes o a base de óxido de zinc.

6. Enfermedades exantemáticas

Muchas de las enfermedades infecciosas que tienen los niños en los primeros años de vida se presentan con exantemas. En determinados tipos los exantemas son muy característicos, y en otros no son tan típicos. Las más frecuentes son: escarlatina, roséola, eritema infeccioso o quinta enfermedad, enfermedad boca-mano-pie, varicela, exantema súbito, rubéola, sarampión. Es fundamental consultar con el pediatra ante la aparición de estos exantemas, más si van acompañados de fiebre, malestar general u otros síntomas.

Qué hacer para cuidar la piel con granitos de tu hijo recién nacido

La piel del bebé es muy delicada, y la aparición de granitos es una preocupación común para los padres. Aunque la mayoría de las veces estos granitos son normales y temporales, cuidarlos adecuadamente ayuda a mantener la piel sana y a evitar posibles complicaciones. Aquí, unas acciones breves para cuidar la piel con granitos del bebé:

• Mantén la piel limpia y seca. Limpia la piel del bebé con agua tibia y un limpiador suave sin fragancia. Evita el uso excesivo de jabones que puedan irritar la piel. Seca con golpecitos suaves utilizando una toalla de algodón, pero sin frotar.
• Evita productos agresivos. No uses productos con fragancias, alcohol o químicos fuertes, ya que pueden causar irritación. Opta por productos específicos para la piel del bebé, como lociones hipoalergénicas y sin parabenos.
• Hidrata correctamente. Aplica una crema hidratante suave y específica para bebés después del baño. La hidratación ayuda a mantener la barrera natural de la piel de tu pequeño y además previene el empeoramiento de los granitos.
• No manipules los granitos. Evita apretar, rascar o frotar los granitos, ya que manipularlos puede causar irritación adicional o incluso infecciones que pueden empeorar con el tiempo. Es mejor dejar que desaparezcan por sí solos.
• Protege la piel durante el cambio de pañal. Si los granitos están en el área del pañal (conocidos como pañalitis), cambia los pañales con frecuencia y utiliza cremas protectoras con óxido de zinc para evitar irritaciones adicionales.
• Consulta al pediatra de ser necesario. Si los granitos no mejoran con los cuidados básicos o parecen empeorar, consulta a tu pediatra. Él podrá determinar si se trata de una afección más seria que requiere tratamiento específico.

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