6 tips para enseñar a un bebé de hasta 1 año a reconocer sus emociones
Cómo trabajar la inteligencia emocional de nuestros hijos desde su nacimiento
- La importancia de la inteligencia emocional desde el nacimiento
- Ayudar a los bebés menores a 1 año a reconocer sus emociones
De un tiempo a esta parte, psicólogos, maestros, pedagogos y otros profesionales que trabajamos con el mundo de la infancia estamos poniendo de relieve la importancia de la inteligencia emocional; no solo la de nuestros hijos y alumnos sino también de quienes les educamos y guiamos. La inteligencia emocional se puede entrenar desde el nacimiento de los niños y esa primera etapa es en la que nos centramos a continuación. Te contamos cómo puedes enseñar a los bebés de hasta 1 año a ir reconociendo sus emociones.
Tan importante es educar nuestras emociones como padres o profesionales de la infancia, por ser sus principales modelos y referentes, como las de los más pequeños desde que nacen, puesto que desarrollar una adecuada inteligencia emocional va a permitirles lograr mayores índices de bienestar físico, psicológico y emocional.
La importancia de la inteligencia emocional desde el nacimiento
Sabemos que, a diferencia de la inteligencia cognitiva, la inteligencia emocional se puede adquirir y desarrollar. De hecho, vamos desplegándola y logrando mayores habilidades y competencias emocionales a través de las experiencias e interacciones que mantenemos con los demás a lo largo de toda nuestra vida, pero es principalmente durante la infancia y la adolescencia cuando se asientan sus bases.
De ahí que sea tan importante que padres, madres y educadores principales podamos ofrecer modelos adecuados para que los más pequeños vayan aprendiendo a reconocer, expresar y regular sus diferentes estados emocionales.
A continuación trataremos de explicar qué podemos hacer para que nuestros hijos aprendan a reconocer sus emociones desde que nacen. Empezando con los recién nacidos, te proponemos algunos tips que nos permitirán actuar de un modo adecuado para ayudarles a reconocer aquello que sienten.
Ayudar a los bebés menores a 1 año a reconocer sus emociones
Cuando un bebé llega al mundo lo hace equipado con un repertorio muy básico de conductas y emociones, todas ellas enfocadas principalmente a garantizar su supervivencia, pero sobre las que se irán construyendo todas las demás de un modo más o menos adecuado en función de cómo su cuidador principal (normalmente la madre) haya respondido a sus demandas. Aprender a entender qué nos está comunicando nuestro pequeño y sincronizarnos con él es clave en la educación emocional durante esta etapa del ciclo vital del ser humano.
Tener en cuenta estos tips nos proporcionará una base sobre la que poder actuar de un modo más apropiado.
Tip 1. Aprender a reconocer el llanto de nuestro bebé
El llanto, el principal canal de comunicación de los bebés durante los primeros meses no solo nos va a indicar que tiene hambre o siente algún tipo de incomodidad, también indica aburrimiento o necesidad de afecto, tristeza o enfado. Incluso, los niños de un año pueden tener rabietas.
Saber diferenciar qué es lo que le está ocurriendo en cada momento y atender las diferentes necesidades adecuadamente es el primer paso para ayudar a los bebés de hasta un año a reconocer sus emociones.
[Leer +: Cómo iniciarse en el Baby Sign para comunicarnos con el bebé]
Tip 2. Responder a sus necesidades de manera diferenciada
En este punto y en relación con el anterior queremos poner de relieve la importancia de tomarnos un tiempo para saber qué es lo que nos está comunicando nuestro bebé cada vez que llora porque no es adecuado responder siempre del mismo modo ante sus llantos.
Por ejemplo, pretender calmarle siempre ofreciéndole el pecho no le ayuda a reconocer qué es lo que le está ocurriendo internamente, puesto que no siempre será por hambre por lo que llorará. Es decir, si el pecho de mamá se convierte en la solución para todo, no solo para alimentarse, estaremos limitando el desarrollo de una de las principales competencias emocionales: el autoconocimiento, algo de lo que hablaremos más adelante.
Es importante tener en cuenta este punto puesto que a día de hoy sabemos que condensar y asociar las emociones placenteras de bienestar y conexión afectiva alrededor del alimento comporta muchos riesgos para desarrollar futuros problemas de salud asociados a problemas alimentarios.
De manera que debemos probar diferentes cosas y tolerar pequeños momentos de malestar, disgusto, irritabilidad de nuestro pequeño mientras encontramos el modo de calmarle y satisfacer la necesidad que ha disparado el llanto o la emoción.
Tip 3. Fomentar el apego seguro con el bebé desde su nacimiento
Este tercer tip tiene mucho que ver con los dos anteriores. Es decir, saber responder de forma correcta, sensible y empática a las diferentes señales que nos envía nuestro bebé favorece que se establezca ese vínculo afectivo intenso y duradero al que llamamos apego seguro.
La empatía, otra de las competencias socioemocionales básicas y claves en la inteligencia emocional, empieza a desarrollarse en los bebés cuando sus emociones son correspondidas por su madre o cuidador habitual, es decir cuando están conectados por ese vínculo emocional placentero o apego seguro del que hemos hablado.
Además, diferentes investigaciones llevadas a cabo han puesto de manifiesto que los niños que desarrollan un apego organizado del tipo seguro son niños que, entre otras muchas cosas, aprenden a:
- Reconocer qué les hace sentir bien.
- Descubrir qué les hace sentir mal, a ellos y a los demás.
- Comunicar sus frustraciones y aflicciones.
En definitiva, son niños y niñas que al crecer disponen de mayor inteligencia emocional. Los niños con un buen nivel de inteligencia emocional son más felices, más confiados y tienen más éxito en a escuela.
Tip 4. Mirar a los ojos, sonreír, abrazar, acunar, entender qué ocurre y sincronizarse
Como hemos visto, los recién nacidos poseen emociones diferentes que van expresando con más o menos intensidad a medida que van creciendo. Así observamos que:
- Entre las tres o cuatro semanas de vida aparece la relación de la sonrisa con los estímulos externos. Sonreírles con frecuencia, hacerles monerías y hablarles con tono alegre estimula esta reacción emocional.
- A partir de los tres o cuatro meses empiezan a aparecer expresiones de enfado y tristeza.
- Por último, las expresiones de miedo surgen más tarde sobre los 7 meses y al final del primer año las de timidez y vergüenza.
En resumen durante los 24 primeros meses los bebés van aprendiendo a discriminar y a expresar emociones básicas: alegría, tristeza y ansiedad o miedo. Todo ello queda recogido de forma detallada en la guía 'Indicadores de desarrollo' de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades del Gobierno de Estados Unidos.
Conocer el desarrollo evolutivo de las emociones nos permitirá sincronizar mejor con nuestros hijos y ayudarles a entender qué les ocurre. Respondiendo adecuadamente a ellas les permitirá tanto a reconocer sus estados emocionales como los de los demás. La seguridad y el afecto que les proporcionemos les permite sentirse queridos lo que les permitirá, paulatinamente y a lo largo de los años venideros, aprender a superar los miedos y frustraciones.
Tip 5. Buscar juegos para que experimente las emociones básicas
Los bebés se comunican con los adultos y otros niños de su entorno (hermanos, normalmente) básicamente a través de sus conductas y sobre todo mediante el juego. Durante el primer año el repertorio de juegos es bastante limitado pero esto no significa que no podamos jugar con ellos, todo lo contrario. Jugar al escondite o cucu-tras por ejemplo, permite que el pequeño experimente emociones básicas como la tristeza al haber perdido algo y la alegría al recuperarlo.
Tip 6. Hablar al bebé al jugar con él o ella
Hablar a los bebés mientras jugamos explicándoles todo aquello que vamos haciendo y sintiendo, pero también lo que observamos que siente él, permite que poco a poco vayan adquiriendo y asimilando todo un conjunto de vocabulario emocional sobre el que seguiremos trabajando a lo largo de los siguientes meses y años.
Un vocabulario que les irá permitiendo ampliar y desarrollar su inteligencia emocional. El autoconocimiento o conciencia emocional, una de las habilidades emocionales que como padres debemos trabajar con nuestros hijos y pilar básico sobre el que se sustentan las demás competencias de la inteligencia emocional, es precisamente la capacidad de poner nombre a nuestras emociones, identificándolas y reconociéndolas.
En resumen, durante el primer año de vida de los bebés podemos y debemos empezar a enseñarles a reconocer sus emociones para ayudarles a desarrollar su inteligencia emocional de un modo más adecuado.
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