Cómo cuidar y prevenir problemas de cuello en bebés recién nacidos
Las razones por las que se producen problemas de posturales en los niños
- Cómo prevenir problemas posturales en el bebé recién nacido
- Por qué se producen problemas de cuello en los bebés
- Signos que nos alertan de que el niño puede tener algún problema postural
Cuando los niños salen a este mundo son todavía muy frágiles y los padres debemos ayudarles a que su adaptación sea lo más fácil y relajada posible con caricias, baños, alimentación... Pero tampoco podemos descuidar aspectos como sus extremidades, su cabeza o su cuello. Te contamos cómo prevenir problemas de cuello y, en general, posturales en bebés recién nacidos.
Cómo prevenir problemas posturales en el bebé recién nacido
El cráneo de los bebés es una estructura sin terminar de osificar y muy maleable para que pueda adaptarse al canal del parto en el momento del nacimiento. Esta circunstancia hace que pueda soportar mejor las presiones a las que la cabeza se ve sometida durante el encajamiento y con las contracciones.
Además, permite el desarrollo y crecimiento del cerebro (otros mamíferos nacen con el cerebro mucho más maduro que los humanos). Una vez que están fuera del vientre materno es importante que no descuidemos algunos gestos importante que pueden librarle de algún problema postural.
- Una de las más importantes es vigilar que la cabeza del bebé gire hacia ambos lados y que cuando descansa no siempre esté rotando hacia el mismo sitio. Si observamos que hay un lado de giro preferente, deberemos intentar estimular al bebé para que haga lo mismo del otro lado.
- Se deberían ofrecer estímulos tanto táctiles como visuales del lado al que le cuesta rotar. Utilizar sonajeros, móviles o cambiar regularmente la posición del bebé en la cuna, haciendo alternar su postura del cabecero a los pies.
- Al igual que la medida anterior, es muy recomendable limitar el tiempo que los bebés pasan descansando sobre su espalda o carrito mientras están despiertos. En este momento le facilitaremos posturas donde su cabeza no esté presionada.
- Se aconseja que una vez el cordón umbilical se ha caído y ha cicatrizado, se coloque al bebé por unos segundos o minutos boca abajo tres veces al día. Poco a poco, a medida que el bebé se vaya familiarizando con la nueva postura y vaya madurando, iremos incrementando el tiempo boca abajo progresivamente. Esta posición ayudará para incrementar la fuerza de la musculatura del cuello, espalda y brazos, y ayudará a ir evolucionando en la adquisición de las siguientes etapas del desarrollo motor.
- Si se utiliza biberón para alimentar al recién nacido, es muy importante que alternemos el brazo con el que soportamos la cabeza del bebé. Así no presionaremos siempre con nuestro antebrazo la misma zona del cráneo. Desde la Asociación Española de Pediatría, en su informe 'Patología de cabeza y cuello. Tips prácticos para no descabezarnos en la consulta', aconsejan utilizar el método Kassing que consiste en crear en el recién nacido la misma sensación que tienen los bebés que se alimentan mediante la lactancia materna.
- Realizar piel con piel con el bebé en nuestro pecho, vientre contra vientre tiene multitud de beneficios para los ambos. Ayuda a regular la temperatura del bebé, favorece la lactancia materna, mejora el vínculo, favorece la relajación y evita presionar la parte posterior del cráneo.
- Realizar un porteo ergonómico también ayuda a prevenir plagiocefalias, mejora el tono muscular, disminuye los gases del bebé, relaja, y te deja dos manos libres para hacer cosas.
- Animar al bebé a que realice seguimientos visuales hacia ambos lados en diferentes posiciones. Primero tumbado boca arriba, y después boca abajo, sentado en nuestro regazo apoyando su espalda en nuestro pecho.
Por qué se producen problemas de cuello en los bebés
Existen casos en los que, a pesar de las medidas adoptadas por los padres, el bebé puede desarrollar problemas en la zona del cuello por circunstancias ajenas a él pero también a la madre. ¿Cuáles son?
- Los embarazos múltiples, debido a que hay menos espacio en el útero.
- Los encajamientos tempranos de la cabeza del bebé en la pelvis de la madre. La cabecita sufre presiones de forma desigual y siempre reposa más sobre un lado. Si el bebé está encajado tempranamente, la cabeza puede crecer de forma asimétrica. Se desarrollará menos del lado apoyado y más del lado donde no haya presión. Esto puede ser la causa de una tortícolis, plagiocefalias, cólicos del lactante, escoliosis idiopáticas...
- Partos problemáticos. Aquellos en donde por diversos motivos se hayan tenido que utilizar instrumentos como fórceps o ventosas, partos largos con poco progreso, o cortos, que hayan sido cesáreas de urgencia.
- Prematuridad, ya que tienen menos movilidad.
- Bebés con discapacidad. Aumenta el riesgo cuanto más tiempo se permanezca en la misma posición.
- Pasar demasiado tiempo acostados boca arriba, en maxicosis o hamacas, o dejar el bebé siempre en la misma postura.
- Cuando no se fomenta el movimiento libre. Los bebés deben pasar tiempo en el suelo. A ser posible descalzos y con poca ropa o con ropa cómoda que no dificulte su movilidad. Tampoco debemos sentarles mucho si aún ellos no son capaces de mantener esa posición por sí mismos.
Signos que nos alertan de que el niño puede tener algún problema postural
Los dos o tres primeros meses del bebé son fundamentales para hacer la prevención y el seguimiento osteopático en caso necesario. Los primeros cuatro meses del bebé son cuando obtenemos los mejores resultados. Pasados los seis meses, el cráneo del bebé está mucho más osificado y a nivel estético se consiguen menos resultados, aunque siempre se mejora la tensión muscular, articular, fascial o membranosa, que es lo realmente importante.
Pero la gran pregunta: ¿cómo podemos saber si el niño puede tener algún problema postural? Qué señales nos alertan de ello? Cuando dejes de leer este post, ¡fíjate bien en estos aspectos de tu retoño!
- Limitación de la movilidad cervical.
- Problemas de succión o agarre al pecho.
- Diferencia en el uso o movilidad de ambas manos o piernas.
- Retraso en el desarrollo motor.
- Asimetrías faciales o craneales. A veces, mirando la cabeza desde arriba ves que unas de las orejas está más adelantada que la otra. Podemos encontrar un ojo más grande que otro, o uno más profundo…
- Abultamiento de las fontanelas.
- Caídas frecuentes cuando son más mayores.
- Problemas de coordinación y/o equilibrio.
Mi consejo es que los padres realicen una sesión con un fisioterapeuta osteópata durante el primer mes del bebé. Así se realizará una revisión al recién nacido, se tratarán las disfunciones que se encuentren y se le darán pautas a los padres. La mejor manera de evitar problemas futuros es la prevención.
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