Mamá, ¿me das una chuche?

Mamá, ¿me das una chuche?

Vilma Medina, Periodista, MA
En este artículo
  1. Los caramelos y las golosinas, un placer para los niños

Creo que el equilibrio en la educación es lo más difícil de se conseguir principalmente cuando educamos a nuestro hijo de una forma en casa pero resulta que fuera de casa las reglas son otras. Eso ocurre, por ejemplo, con el permitirle o prohibirle comer chucherías o golosinas y otras muchas cosas más.

Lo que quiero decir con todo eso es que conseguir un término medio en todo lo que consentimos o prohibimos a nuestros hijos, es difícil. Por ejemplo, yo jamás he tenido la costumbre de dar chucherías a mi hija. Al no conocer las chuches, de pequeña ella no tenía el hábito de comérselas como lo hacía mucho de sus amiguitos. Pero luego, cuando empezó a ir a los cumpleaños o a estar más con sus iguales, ella empezó a demandar chucherías, chocolatinas, caramelos, piruletas, etc., a todas horas.

Los caramelos y las golosinas, un placer para los niños

Golosinas y chuches para niños

Puede que la solución esté en poner límites. No se puede impedir que los niños prueben nuevas experiencias, nuevos placeres y sabores... porque al fin y al cabo, alguna vez ellos no podrán controlar sus impulsos, deseos y curiosidad, y lo van hacerlo de todas formas. Así que creo que lo mejor sea permitir que lo hagan, pero en su justa medida. Mi hija tiene claro que solo puede comer golosinas, cuando tiene cumpleaños o cuando vamos al cine. Creo que es más que suficiente, ¿no crees?

Me acuerdo muy bien que una vez apunté a mi hija en su colegio a unas clases extras de inglés, una vez a la semana. Claro, yo la veía muy contenta en ir a la clase y un día le pregunté por qué le gustaba tanto estas clases. ¿Y sabes lo qué me dijo? Porque la maestra les daba muchas chuches. Por cada respuesta acertada ella les daba chuches como premio. Claro, no me extraña que todos los niños estuviesen encantados en ir a las clases. Hablé con la profesora y le pedí que buscase otra manera de premiar a mí hija ya que yo no era partidaria de este tipo de premio.

La profesora me comprendió y paró de dar premios. Mi hija ya no quería ir a las clases de inglés. Claro, estamos siempre repitiendo a nuestros hijos que las golosinas son malas para los dientes, para la salud, que causan obesidad, etc., pero muchos de nosotros no nos esforzamos para orientarles en este sentido. Podemos no solo informarles sobre el azúcar, los colorantes y los aromatizantes que poseen las chucherías, como también pedirles que se laven los dientes así que puedan, después de consumirlas.

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