1 de mayo - 8 frases para una madre trabajadora por partida doble

Te traemos este tema: 1 de mayo - 8 frases para una madre trabajadora por partida doble. Sabemos que las mamás enfrentan muchos desafíos, pero al trabajar fuera de casa estos se agudizan. En este Día Internacional de los Trabajadores estos mensajes para las mamás luchadoras estarán llenos de motivación.

Día Internacional de los Trabajadores - 8 mensajes para las mamás luchadoras

Comencemos por estas hermosas frases que nos harán reflexionar acerca de la conciliación entre la maternidad y el trabajo remunerado:

1. Detrás de toda madre trabajadora hay una enorme cantidad de fuerza y amor infinito que mueve montañas cada día.

¡El menudo esfuerzo que debe hacerse día con día para lograr el equilibrio!

2. El trabajo de una madre nunca termina, pero tampoco su fuerza y determinación.

Eso jamás: es la base de la maternidad y se demuestra cada día.

3. Una madre trabajadora es el ejemplo vivo de que el verdadero esfuerzo siempre lleva su recompensa.

porque no solo es trabajar fuera de casa, sino hacerlo dentro de ella al atender a los niños y el hogar.

5. El corazón de una madre trabajadora es una fuente inagotable de pasión y perseverancia.

Lograr las metas en la oficina supone un gran esfuerzo.

6. Ser madre es un trabajo, ser madre trabajadora es un acto de heroísmo diario.

Más cuando se sale cada día a trabajar en el transporte público y se lucha contra el reloj.

7. El amor de una madre se duplica cuando lucha tanto en casa como en el trabajo.

Todas las mamás que trabajamos vemos esa lucha con amor y hacemos nuestro mejor esfuerzo.

8. La fuerza de una madre trabajadora no sólo se mide en el trabajo que realiza fuera de casa, sino en el amor que cultiva dentro de ella.

Para nosotras lo más importante es el ejemplo que nuestros hijos reciben y más si trabajamos por y para ellos.

El mejor regalo para las madres que trabajan dentro y fuera de casa

Cada 1 de mayo se celebra el Día Internacional de los Trabajadores, día en el que también se reconoce la labor de las mamás que trabajan dentro y fuera de casa, ya que su esfuerzo es por partida doble. Y es que mucho se ha hablado de la trampa que vivimos las mujeres de hoy en día, que nos hace desdoblarnos en dos roles completamente antagónicos.

La mayoría conoce la importancia de la calidad y de la cantidad de tiempo que se dedica a los hijos y, sin embargo, seguimos luchando por la siempre difícil tarea de compatibilizarla con la inversión de entrega que requiere realizar una verdadera carrera profesional. Muchas madres la tienen difícil a la hora de conciliar con un trabajo de oficina que requiere su ciento por ciento también.

Muchas madres trabajamos por decisión propia, porque forma parte de nuestra realización personal y porque es nuestro derecho. Otras lo hacemos para sobrevivir, para complementar el sueldo de la pareja, o porque hemos decidido afrontar la maternidad en solitario o a raíz de un divorcio. En cualquier caso, muchas nos encontramos en la encrucijada entre los hijos y el trabajo.

Así es como llegamos a arquetipos como el de la mujer maravilla: perfeccionista para cumplir con el rol de empleada perfecta, buena hija, esposa y madre, buena amiga de sus amigos, sin dejar por ello de ser una mujer bella y hermosa; competitiva, con sus compañeros de trabajo, y también con otras madres y esposas; y exigente tanto con ella misma como con los demás.

La eterna sobrecarga y exigencia a las mamás que trabajan

Todo esto da como resultado una vida montada sobre un esquema de gran esfuerzo y sobrecarga. Parece obvio que una mujer que trabaja no debe intentar copiar el modelo materno de la abuela de sus hijos que no trabajaba fuera del hogar, sino que se quedaba a velar por ellos desde que amanecía hasta que anochecía, muchas veces sin ayuda del padre.

Sin embargo, cuando analizamos en profundidad nuestros comportamientos, vemos que intentamos hacer todo lo que ellas hacían, además de cumplir con todas nuestras nuevas funciones: además de preparar un proyecto o una junta, debemos tener lista la comida a la hora en punto, la ropa limpia y la casa impecable. Ahí es donde radica la dificultad para conciliar el rol de madre y el otro.

Por eso es necesario compartir obligaciones con la pareja y con los hijos, alejándose de los modelos establecidos. Antes de forzar demasiado la máquina, es importante recordar el valor de la madre como el centro de la familia, en ella empieza la vida, es el alma y el pilar más firme en la formación de los hijos, ya que cuando no se siente apoyada comienza la frustración.

La mamá siempre es la encargada de conservar y preservar los valores de la sociedad, por lo que nosotras mismas al ser hijas y madres a la vez, recurrimos a ella para obtener su apoyo, cariño y comprensión. Es el momento de agradecer a mamá lo que ha hecho por amor a través del acercamiento y del interés por lo que piensa, siente, quiere o necesita de nosotros. ¡Felicidades a todas las mamás trabajadoras!

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