Tu hijo es mucho más que unas malas o buenas calificaciones en la escuela
¿Realmente las notas son necesarias para los niños? ¿Qué hay detrás de un suspenso en una asignatura?
- ¿Qué hay detrás de unas malas calificaciones en la escuela?
- Castigar a los niños por sacar notas bajas a final de curso
- Un suspenso es cuestión de todos, no de los niños
- Tu hijo es mucho más que sus calificaciones
- ¿Qué tener en cuenta si tu hijo suspende o reprueba en el colegio?
- ¿Realmente son necesarias las notas de la escuela?
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Thomas Edisson, Miguel de Unamuno, Pablo Picasso, Steve Jobs... Todos ellos son personas que alcanzaron el éxito profesional a nivel histórico y, sin embargo, tuvieron malas notas en el colegio. Por tanto, ¿por qué habríamos de pensar que una mala nota predispone al fracaso y puede condicionar la vida de nuestros hijos? Nunca te olvides que tu hijo o hija es mucho más que unas malas o buenas calificaciones en la escuela al final del curso; las notas no le definen.
¿Qué hay detrás de unas malas calificaciones en la escuela?
Es normal que nos preocupen los resultados académicos y calificaciones de nuestros hijos e hijas. Sin embargo, no debemos olvidar que son solo eso: calificaciones. Nuestros hijos e hijas son mucho más que una nota. Son sus sueños, son sus motivaciones, son sus pensamientos, son sus actitudes, son sus propósitos, son su felicidad...
Suspender matemáticas no va a condicionar su vida, sin embargo, sentirte insuficientes e incapaces por suspender sí que puede hacerlo. 'Si no ha aprobado es porque es un vago y no se ha esforzado lo suficiente'. Esta afirmación tan visceral y con su etiqueta de turno, puede estar muy alejada de la realidad.
Detrás de un suspenso de una asignatura o de un examen, no hay un niño o una niña vaga. ¡Ojo con este tipo de etiquetas que a veces ponemos a nuestros hijos e hijas! Debemos tener cuidado porque los pequeños y pequeñas se las acaban creyendo. En realidad, tras un suspenso puede haber varias causas:
- Hay falta de hábitos.
- Hay falta de motivación.
- Hay sobrecarga de tareas.
- Hay falta de estructura.
- Hay carencias emocionales.
- Hay dificultades de aprendizaje.
Por tanto, la cuestión es mucho más profunda que colgar una etiqueta que con el paso del tiempo se convertirá en un lastre.
Muchas personas creen firmemente que es necesario gritar o castigar y reprender fuertemente para evitar que crezcan en la cultura del pasotismo: 'Suspendo y no pasa nada'. Es normal que tengamos esa creencia, es lo que tenemos normalizado y con lo que hemos crecido. Sin embargo, hay otra manera de reconducir la situación mucho más eficaz y respetuosa con el autoconcepto que están forjando de ellos mismos en su infancia y adolescencia.
Castigar a los niños por sacar notas bajas a final de curso
Muchos adultos crecimos en el miedo a decepcionar, en el miedo a ser castigados por unas calificaciones insuficiente a los ojos de nuestros padres, en el miedo a no cumplir expectativas... Entonces el problema ya no era un suspenso, el problema también era no sacar la mejor nota: 'Porque en la evaluación pasada sacaste un notable y esta vez no te has esforzado y sin embargo tu hermano ha sacado un sobresaliente'. Entonces te sientes igual de insuficiente e incapaz que si hubieras reprobado, te sientes torpe, sientes que vales menos...
Y lo que en la infancia como una 'reprimenda necesaria para que se espabile', acaba minando tus pensamientos o autoestima en la adultez, porque nada de lo que hagas te parecerá suficiente. Porque habrás aprendido a vivir en la hiperexigencia y en continuos estados de estrés y ansiedad. Y eso, lamentablemente, sí que condicionará tus decisiones y tu vida.
Por tanto, si los niños han suspendido, antes de construir una muralla de gritos y castigos, respiremos, revisemos nuestros propios miedos y expectativas, sentémonos a hablar, veamos qué ha ocurrido, valoremos las circunstancias que hay alrededor, los hábitos que podemos ayudar a transformar, cómo podemos motivar y apoyar cualquier dificultad de aprendizaje que haya podido presentarse. Y alentemos, no retiremos nunca de nuestros hijos la confianza, porque cuando nosotros dejamos de confiar, ellos también dejan de hacerlo.
Un suspenso es cuestión de todos, no de los niños
En la mayoría de ocasiones, ante unas malas calificaciones, solo se pone el foco en el alumno; pero el foco también tendría que alumbrar al profesor, al colegio, al sistema educativo y, por supuesto, a la familia...
Es probable que haya personas que piensen: 'En mi época si reprobabas te castigaban y a la próxima aprobabas seguro. Ahora todo son contemplaciones y así están las generaciones de hoy en día'. Nuestra generación adulta ha crecido con muchas carencias emocionales, que se reflejan en nuestra falta de autocontrol y en nuestros niveles de estrés y ansiedad.
A día de hoy, los niños y las niñas están creciendo con unas circunstancias muy diferentes a las que vivieron los niños de hace 60 años: sobrecarga temprana de horarios lectivos y extraescolares, prisas constantes, exceso de pantallas, exceso de ultraprocesados y comida rápida, falta de presencia de los padres, falta de juego, de aire libre...
Todo esto, unido, a que el sistema educativo sigue instalado en los mismos métodos de enseñanza que los de hace 100 años en los que priman las clases magistrales y la memorización, hacen que un suspenso sea cuestión no solo de los niños y las niñas, un suspenso es una cuestión de todos.
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Tu hijo es mucho más que sus calificaciones
Esperar a que nuestro hijo venga con unas calificaciones brillantes al final de cada trimestre porque le hemos apuntado a clases de apoyo, es como creer que podemos pintar un cuadro porque nos hemos comprado un pincel.
Durante el curso hemos de comunicarnos, charlar cada día sobre sus tareas, sobre sus aprendizajes, sobre lo que le inquieta, sobre cómo se sienten... Interesarnos por lo que están aprendiendo, indagar en sus posibles dificultades, ofrecer apoyo, guiar con hábitos sanos, alentar sus intereses y fortalezas para que estén motivados, compartir tiempo de calidad juntos y ofrecer un entorno emocional sano.
En definitiva: observación, comunicación y motivación.
¿Qué tener en cuenta si tu hijo suspende o reprueba en el colegio?
¿Qué podemos hacer los padres si nuestros hijos llegan a casa con malas calificaciones? A continuación te ofrecemos una serie de consejos:
1. Si los niños o niñas han suspendido una o varias asignaturas. Hemos de valorar no solo el resultado en una de ellas, sino también el esfuerzo global, tanto en esas asignaturas como en el resto.
2. Además, podemos revisar los hábitos diarios y el tiempo de descanso que hay durante el día.
3. '¿Cómo te estás sintiendo?'. A veces la inestabilidad en el hogar o las carencias emocionales se reflejan en los resultados académicos. ¿Sabemos qué siente nuestro hijo? ¿Se siente comprendido y escuchado? ¿Están estas emociones detrás de las malas calificaciones?
4. Por otro lado, podemos revisar los tiempos de pantallas y consensuar un plan de pantallas que sea sano para todos.
5. ¿Se trata de una dificultad de aprendizaje? En ese caso podemos buscar soluciones, apoyar sus debilidades, consultar especialistas...
6. Y por último, ¿tenemos tiempo de calidad juntos? ¿Estamos comunicándonos lo suficiente como familia? ¿Nos comunicamos de forma fluida con la escuela?
Son puntos sobre los que podemos charlar, desde la empatía, para buscar soluciones a unas malas calificaciones o suspensos al finalizar un trimestre o el curso. De esta manera, al sentirse acompañados, comprendidos y escuchados, los niños sentirán más motivación para trabajar en sus debilidades relacionadas con los estudios y la escuela.
¿Realmente son necesarias las notas de la escuela?
Antes de terminar me gustaría proponerte una reflexión: ¿son necesarias las notas o las calificaciones en la escuela? Quizá esta sería la cuestión de partida a la hora de abordar este tema. Sin embargo, he querido colocarla al final, porque, probablemente, no estará en nuestra mano como familias que nuestro hijo reciba o no notas a final de un trimestre. Las recibirá y se trata de cómo les acompañamos nosotros desde casa.
Todos los sistemas educativos tienen mucho en lo que trabajar si queremos apostar por un desarrollo pleno e integrado que tenga en cuenta las sensibilidades y necesidades de los niños y las niñas. Las notas consiguen que los alumnos estudien y memoricen: sí. Pero ahí es donde está precisamente el gran problema de muchos sistemas educativos. Memorizamos para aprobar y no para aprender.
Por tanto, un sistema de observación y comunicación continua, con unos métodos de enseñanza más basados en las experiencias y conectados con la vida permitirían mantener a los alumnos más motivados y tratar sus dificultades de aprendizaje a medida que se fuesen produciendo. Sin embargo, a día de hoy, ese modelo todavía está muy alejado de lo que encuentran los alumnos cuando entran en un aula.
No lo olvidemos, una nota o una calificación define lo que los niños y niñas son, no condiciona su vida. Apoya, escucha y alienta. Cuando se sienten acompañados incondicionalmente y apoyados tienen más motivación para superarse.
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Bibliografía
- Villarroel Idrovo, J. (2012) Las calificaciones como obstáculo para el desarrollo del pensamiento. Sophia, Colección de Filosofía de la Educación, vol. 12, pp. 141-151 Universidad Politécnica Salesiana. Cuenca, Ecuador. Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/4418/441846101009.pdf