Los nombres de los hijos son nuestro legado para ellos
Los nombres de los hijos: Nuestro legado para ellos
- Qué nombre elegir para el bebé
- Nombre de un familiar para el bebé
Mientras esperaba en la consulta, salió la enfermera para llamar al siguiente paciente y dijo: Dña. Dolores Fuertes de Barriga... ¡je, je!; esto es un chiste, pero nos sirve para darnos cuenta de que a la hora de elegir un nombre para nuestro hijo, se han de tener en cuenta muchas cosas, como por ejemplo, los apellidos que van a seguirle. Tanto es así, que habría que evitar a toda costa este tipo combinaciones jocosas o malsonantes para no marcar a nuestro hijo/a de por vida.
Qué nombre elegir para el bebé
Todas las personas necesitan un nombre y, en ocasiones, elegir el nombre de un hijo, supone casi una tesis doctoral sobre onomástica: sonoridad, origen, personajes históricos, etimología, significado, frecuencia...
El tema es que, curiosamente, conociendo el nombre de un niño, muchas veces, podemos descubrir algo de la personalidad de sus padres: sus gustos, aficiones, e incluso su forma de ser y pensar. Por ejemplo mis amigos de EE.UU., por sus convicciones cristianas, han llamado a sus hijos como los cuatro evangelistas; otros papás, por el contrario, consideran estos nombres del santoral ya muy trillados y exploran nuevas posibilidades acudiendo a nombres poco usados o de otra lengua diferente a la suya materna, como por ejemplo nombres vascos, ingleses, italianos... porque dentro del ambiente en que su hijo se moverá, sonarán exóticos y serán poco comunes.
Hay quienes se dejan llevar más por las modas o ídolos de turno, y quienes buscan otros aspectos más corrientes, como que el nombre elegido combine bien con los apellidos, que sea sencillo, corto o compuesto..., que pertenezcan a un determinado personaje de la familia, de la historia o de la actualidad. Anécdotas sobre nombres hay miles, mi marido me cuenta que él fue quien puso el nombre a su hermano más pequeño porque con dos añitos se acercaba a la barriga de su madre y le llamaba: Daviiiiii, es decir, David.
Muchas veces, en la elección de un nombre no sólo participan los padres, ya que estos suelen pedir aprobación a la familia o amigos sobre los que ellos barajan, y entonces, ¡están perdidos!, porque sobre gustos no hay nada escrito y les lloverán tal número de sugerencias, pros y contras, que volverán a estar como al principio. Lo que sí parece claro es que las tendencias en la búsqueda de nombre van cambiando.
Nombre de un familiar para el bebé
Tradicionalmente, se solían poner el nombre perteneciente o relacionado con la intrahistoria y raíces de la familia: el nombre del padre o la madre, el del abuelo, abuela, el bisabuelo..., de hecho, mi amigo Casimiro se llama así porque hay varias generaciones de su familia que poseían ese nombre, y aunque su madre no consentía en ponérselo porque le resultaba antiguo y en desuso, su padre fue al registro civil y le puso Casimiro, para continuar con la tradición de su familia (un pequeño disgusto para su madre).
A mí, personalmente, no me gusta que los hijos se llamen como los padres por el simple hecho de no tener que andar preguntando: Pero ¿a quién se refiere, al padre o al hijo?, de hecho en EE.UU. acaban refiriéndose a Junior para evitar confusiones, lo cual me parece un despropósito porque, al final, nadie le conoce por el nombre que tiene realmente.
Aunque cuando sea mayor tu hijo pueda cambiarse el nombre en el Registro Civil, vuestra elección de nombre para él no debería suponerle un trauma durante años. Y aunque es nuestra personalidad y no nuestro nombre lo que nos hace especiales e irrepetibles, estoy convencida de que dar nombre a un bebé es un privilegio; es parte de nuestro legado para él, y es algo que nosotros llevamos de nuestros padres para siempre. Así que, ¡seguimos pensando!
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