Matronatación: ¡mamás y bebés al agua!
La primera experiencia de los bebés en el agua a través de la práctica de la matronatación
- La matronatación y el vínculo afectivo
No hay duda de que el agua relaja, estimula los movimientos y elimina cualquier situación de estrés que pueda vivir un bebé. A mí hija, a los 6 meses, le vino fenomenal sus primeros chapoteos en el agua. La natación con la madre o matronatación es una práctica cuyos efectos no tardan en hacerse notar. Mi hija empezó a dormir mejor, a comer con más ganas y además, empezó a gatear enseguida.
La matronatación y el vínculo afectivo
Es normal que al principio las madres se pongan algo aprensivas de estar con un bebé tan pequeño en una piscina, pero eso es solo al principio. Los bebés disfrutan tanto del agua, aprenden a chapotear y a salpicar, que muchos acaban llorando para no salir de la piscina. Eso pasó con mi hija. Ella quería siempre más.
Los pediatras creen que el mejor momento para que el bebé empiece la matronatación es a partir de los cuatro o cinco meses de edad, ya que a esa edad se termina de madurar su sistema inmunológico y las posibilidades de resfriados y de infecciones como la otitis, son más pequeñas. También a esta edad, el bebé ya mueve la cabeza y los brazos con más equilibrio y no se asusta tanto con los cambios.
Las clases de matronatación, por lo general, suelen ser de 30 a 45 minutos, dependiendo de la escuela y de la edad del pequeño. El profesor orienta a la madre (o al padre) a que sea ella la que enseñe a nadar a su propio bebé. Entre el bebé y su mamá se entabla una relación de confianza y de ternura única y muy gratificante.
Cuánto más segura esté la madre, más relajado e interesado estará su bebé. Durante las clases se trabajan con materiales didácticos como pelotas, tablas, "churros", etc., adecuados al tamaño y las capacidades de cada bebé. El bebé aprenderá a nadar de una forma lúdica y al mismo tiempo comunicándose con sus padres.
Cuánto antes el pequeño tenga este contacto con el agua, más seguridad adquirirá para aprender a nadar y a tener respeto por los medios acuáticos. Para que las clases sigan las expectativas de los padres es necesario asegurarse de que el lugar donde se practica la matronatación tenga una higiene adecuada, que la temperatura del agua sea la correcta, y que no haya ninguna corriente de aire soplando por allí. Claro que los papás no se quedan de lado.
El hecho de que la clase sea denominada matronatación, no quiere decir que sólo las madres tengan el derecho de acompañar a sus bebés. Los padres también son bienvenidos. Por lo demás, solo queda disfrutar. Te sorprenderás cuando tu pequeño bebé ya no quiera que lo sujetes y llegue a apartar tus brazos para que él pueda soltarse en el agua, sin hundirse. ¡Escucharás y sentirás el latido de tú corazón! Ya verás...
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