Los bebés prematuros tienen que estar con sus padres

Todas la smadres recuerdan ese primer contacto con el recién nacido: el calor que desprende, su piel cubierta de vérnix. El latido de su corazón, veloz, muy veloz. Pero las madres de bebés prematuros a menudo tienen que esperar mucho tiempo para poder sentir esas mismas sensaciones. 

Sin embargo, los últimos estudios revelan que el primer contacto del bebé prematuro con sus padres es tremendamente enriquecedor. El calor de su familia jamás podrá ser sustituída por una incubadora. 

El calor de los padres, mejor que el de la incubadora

Una máquina jamás podrá reproducir las emociones que siente una madre, un padre o un hermano mayor al tener en brazos al bebé prematuro. Nunca podrá transmitir ese cariño. Ni cantarle susurrando a su oído una dulce nana. Porque una máquina no podrá besar. Ni amar.

Esta imagen, tierna y a la vez reivindicativa, fue capturada en un hospital de Uppsala, en Suecia. En ella podemos ver a unos gemelos, prematuros, acurrucados en el pecho del padre y el hermanito mayor. Sintiendo piel con piel, los latidos de ambos. Los bebés apenas superaban los 700 gramos al nacer, pero pudieron estar en contacto con su familia desde el primer día. Hay imágenes que lo dicen todo. Esta, sin duda, es una de ellas. 

Por qué es tan importante el calor de los padres para los bebés prematuros

Los últimos estudios revelan que el calor de los padres ayuda a regular la temperatura del bebé, al par que la incubadora les ayuda a respirar. Sentir la piel de la madre y el padre consigue que estos bebés se encuentren más tranquilos y ganen peso con más rapidez. Gracias a este 'método canguro', los bebés prematuros se recuperan antes. 

Por si esto fuera poco, la flora bacteriana de los padres es un escudo para sus bebés, y reduce el riesgo de infección en bebés tan frágiles. Las caricias de los padres durante los primeros días del bebé prematuro en la zona de cuidados neonatales del hospital, son esenciales. Estos bebés abren más los ojos, y reaccionan ante las sonrisas de sus madres y padres moviendo brazos y piernas. Un fantástico ejercicio para ellos.

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