Las fotografías del bebé, algo más que un recuerdo
- La primera fotografía del bebé
Se llamaba Sophia, y pasó casi de puntillas por este mundo. Sin embargo dejó una huella inmensa en el corazón de sus padres. Sophia esperaba la llegada del hígado de un donante, y luchó con todas sus fuerzas por salir adelante. Pero no lo consiguió. Su padre, Nathan, sólo había podído ver a su pequeña rodeada de tubos. Ni si quiera tenía esa hermosa foto de recién nacido, sonrosado y feliz. Comentó su caso en un foro de internet y al instante, cientos de fotografías llegaron hasta él. Esta es la historia de cómo una foto de tu hijo puede ser mucho más que un recuerdo.
La primera fotografía del bebé
Todos tenemos una primera foto de nuestro hijo. En su cuna, sobre la cama. Con su gorrito, sus manoplas, sus diminutos pies, sus expresivos ojos. Todos guardamos como un tesoro esa primera instanánea. Un detalle de su mano, de su pequeña boca agarrada al pecho. De su expresión serena. Pero Nathan no tenía nada de eso. Las únicas veces que pudo ver a su hija, estaba conectada a una máquina. Las 24 horas del día. Imposible hacer una instantánea como el resto de recién nacidos. Él quería ver a su hija como un bebé normal, y pidió ayuda en un foro de internet. La respuesta fue un abrumador envío de fotos y composiciones de Sophia. Fotos y más fotos que llegaron hasta Nathan como un solplo de aire fresco. Por fin podía presumir de hija. Aunque sólo le hubiera acompañado unos días. Aunque su camino fuera corto. Para él estaría por siempre en su vida.
Esta historia, conmovedora y triste, nos hace pensar en el valor de cada foto que hacemos a nuestro hijo. Cada fotografía es una prueba irrefutable del milagro de la vida. Cada día es un logro más, un aprendizaje nuevo, un pasito en el camino, más o menos largo. Es la captura de un instante que le robas al tiempo. La prueba de que nunca se irá, de que siempre estará a tu lado con esa sonrísa mellada, en su primer baño, junto a su primer amigo, en su primer día de cole. Porque aunque crezca, el niño, la niña, que un día fue, nunca se irá. Estará siempre ahí.
Porque al final, las fotografías son algo más que un recuerdo. Son un viaje, una explosión de sensaciones y sentimientos. Un triunfo, siempre un triunfo, porque echaste un pulso y conseguiste parar, por un segundo, el tiempo.
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