¿Tus hijos saben esperar? Enséñales a ser pacientes

Raquel Oberlander, Periodista y publicitaria
En este artículo
  1. Cómo enseñar a los niños a esperar y a ser pacientes

Caminaba por la orilla del mar en una zona marítima repleta de pescadores. Los veía serenos, pacientes, con sus largas cañas de pescar, esperando que algún pez mordiera el anzuelo. No lo sé a ciencia cierta, pero calculo que las edades de los pescadores oscilaba entre los 40 y 65 años.

Algunos con la piel más curtida, otros con estado más atlético. Claramente se trata en esa zona de una pesca de tipo deportiva, por hobbie, por placer. Y pensé: seguramente si vuelvo a hacer esta misma caminata dentro de unos años, la cantidad de pescadores será mucho menor. Difícilmente nuestros hijos tendrán la serenidad para una actividad que requiere tanta paciencia y espera.

Cómo enseñar a los niños a esperar y a ser pacientes

Enseñar a los niños a ser pacientes

Los chicos de hoy están acostumbrados que todo es YA. Que no tienen que esperar una semana entera para ver el siguiente capítulo de su serie favorita y probablemente no tengan que esperar al fin de semana para tomar un refresco o comer una golosina, porque en la mayoría de las casas del mundo desarrollado, éstas son cosas de todos los días.

¿En qué pensarían esos pescadores con la vista clavada en el cielo o el mar? El tiempo de espera es un tiempo de reflexión, de análisis de la propia vida, de comprensión, de establecer prioridades, aquietar inquietudes. ¿Conocerán esta sensación los chicos plagados de actividades y acostumbrados a obtener todo ya? ¿A que se comunican con quien quieren cuando quieren? ¿A que en general basta con apretar un botón para que las cosas sucedan? 

El tiempo interno es una necesidad del ser humano, aunque no esté estipulado en ninguna agenda. Tratemos de generar en casa actividades que los hagan alejarse de la inmediatez y les enseñen que el manejo del tiempo es una virtud.

Algunas ideas para que los chicos aprendan a esperar: 

1. Usar calendarios

No darles todo lo que piden YA. Decirles: esto te lo voy a comprar, pero recién la semana que viene. Si querés saber cuántos días faltan, podemos hacer juntos un calendario e ir marcando allí los días. Lo mismo para que aprendan a contar los días que faltan para las vacaciones, para que empiecen las clases, etc. 

2. Cocinar juntos

La cocina es una actividad que lleva sus tiempos, sobre todo aquello que requiere horneado o incluso tiempo de leudar como panes y pizzas. 

3. Hacer puzles

Pueden hacer puzzles en familia, pero no pequeños, sino comprar uno bien grande y complejo de esos que llevan incluso varios días o semanas para ser terminado. Pueden dedicar por ejemplo dos horas por fin de semana a esta actividad.

4. Hacer un álbum de las vacaciones

Pueden proponerse hacer un álbum de las vacaciones, entonces decidir cada día cuáles son los 3 momentos más significativos y recordarlos mediante fotos o pequeños souvenirs o recuerdos, desde hojas de un árbol, servilletas de un restaurante, etc. y luego ya en casa armar un álbum de recuerdos en un álbum físico donde incluso cada miembro de la familia puede escribir unas líneas. Si son pequeños, los padres pueden escribir las frases pronunciadas por los pequeños. 

5. Juegos de mesa

Muchos juegos de mesa implican que las personas esperen que las demás jueguen hasta que llegue su turno. Jugar juegos de mesa con los chicos tiene entre otras muchas ventajas, que sean pacientes con sus padres o hermanos. Si les cuesta manejarse y sienten que unas personas demoran más que otras, pueden comprar un reloj de arena y darlo vuelta cada vez que empieza el turno de un nuevo jugador.

Requiere también paciencia de parte nuestra, pero aprender a esperar es un aprendizaje para toda la vida. 

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