Socorro, mi hijo es un preadolescente
En la preadolescencia los niños no son niños ni adolescentes. Síntomas de esa etapa
- Preadolescente: no es niño ni adolescente
- ¿Cómo saber si nuestro hijo es ya un preadolescente?
Son muchos los padres que se quejan de que la preadolescencia de los niños se adelanta más. Ahora entre los 8 y 11 años se considera que un niño ha dejado atrás la infancia y se adentra en un camino que le lleva directamente a la adolescencia. Es una etapa en la que no son niños, pero tampoco son adolescentes o púberes.
Preadolescente: no es niño ni adolescente
La preadolescencia se caracteriza por una serie de cambios psicológicos y emocionales en los niños antes de que comiencen los cambios físicos propios de la adolescencia. Son los padres quienes notan más estos cambios ya que afecta a la manera en la que se comportan y actúan.
Mi caso es al revés, mi hijo mayor, pese a no haber cumplido los 8 años parece ya un niño de 10. Su envergadura y fisionomía es la de un preadolescente, sin embargo, su forma de comportarse, pensar, reaccionar y comprender, es la de un niño. Aunque, en ocasiones, ya comienza a tener ciertas conductas que revelan que en breve tendré en casa... ¡un preadolescente!
¿Cómo saber si nuestro hijo es ya un preadolescente?
Suele decirse que la preadolescencia y adolescencia de las niñas es mucho más complicada de la de los niños. No creo que tenga base científica ninguna, pero en mi caso se cumple 100% y todavía me acuerdo de lo insoportable que llegué a ser entre los 13 y los 17. ¡No sé cómo mi pobre madre me sigue hablando!
Hay una serie de actitudes y comportamientos que nos hacen sospechar que nuestro pequeño se ha convertido ya en un preadolescente:
- Amigos: cobran especial importancia. Crean una relación más estrella con otros niños y niñas y priorizan estar con sus amigos ante otras actividades que antes les atraían.
- Rebeldía: tienden a querer ser más independientes e intentan imponer sus normas. Discuten y se enfrentan a los padres y ya no acatan lo que sus progenitores les piden como antes lo hacían.
- Autonomía: quieren hacer cosas solos como montar en autobús, salir al centro comercial o ir al colegio.
¿Qué podemos hacer los padres de preadolescentes?
Además de hablar con ellos, intentar entenderlos o ir abriendo espacio para que tengan más autonomía a medida que se hagan mayores, sólo nos queda una solución que poner en práctica: armarnos de grandes dosis de paciencia.
Aparte de poner una dosis de comprensión y tolerancia en la educación de los hijos en esa etapa, debemos seguir aplicando límites o normas de referencia, y poco a poco ir ampliando su espacio en dirección a la autonomía.
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