Invadir la intimidad de nuestros hijos: ¿sí o no?

Debate abierto sobre los límites de protección y privacidad

En este artículo
  1. La intimidad de nuestros hijos a debate

Emilio Calatayud es uno de los jueces de menores más polémicos y aplaudidos (a partes iguales) en España. Ha impartido a chavales condenas ejemplares como limpiar la calle, aprobar un curso de peluquería, vivir sin móvil o aprobar la Educación Secundaria.

De este juez, los padres podemos extraer grandes lecciones que aplicar en nuestra propia casa, se trata de aprender a poner normas y límites para evitar que los niños de mayores vayan por un camino inadecuado. Una de las afirmaciones que hace Calatayud es "creo que hay que violar la intimidad de nuestros hijos", ¿qué opinas tú?

La intimidad de nuestros hijos a debate

¿Debemos respetar la intimidad de los niños? 

¿Leerías el diario de tu hija?, ¿revisarías sus cajones?, ¿mirarías en su bolsa de deporte o su mochila?, ¿comprobarías sus conversaciones de móvil? Hay dos corrientes en torno a esto: aquellos a los que les parece una intromisión inaceptable y los que creen que el fin justifica los medios.

Yo lo haría, sí. Creo que una de las misiones que tenemos como padres es vigilar y saber qué hacen nuestros hijos. Y, sabemos positivamente, porque hemos sido niños y adolescentes, que no siempre contamos la verdad a nuestros padres.

No se trata de violar la intimidad para "cotillear", se trata de saber con quién anda, qué hace, si coquetea con las drogas, si alguien le está acosando a través de las redes sociales. La razón principal para intervenir y "violar su intimidad" es la prevención. Prevenir que nuestro hijo sea víctima de bullying durante tanto tiempo su autoestima está seriamente dañada, prevenir que vaya con malas compañías que le alejen de sus objetivos, prevenir que pueda acercarse a las drogas y cambiar su futuro para siempre, prevenir maltratos, abusos... 

O, simplemente, poner las medidas oportunas en caso de que tenga algún problema, nosotros tenemos más recursos que ellos para poder orientarles.

En el otro lado del ring, está quien cree que no es necesario llegar hasta el punto de invadir la intimidad de los hijos para poder darles apoyo, evitar que den malos pasos o que se equivoquen. Piensan que basta con crear un clima de confianza y proximidad tal con nuestros hijos que puedan acudir a nosotros en cualquier momento y para cualquier cosa. Basta con educarles en valores y dejarles espacio para que puedan tomar las decisiones adecuadas y, si se equivocan, puedan levantarse y reconducirse o simplemente puedan pedirnos ayuda.

Y tú, ¿qué harías?

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