7 cosas que cambian cuando te conviertes en mamá

Ser madre cambia tu vida por completo

En este artículo
  1. Cosas que cambian en tu vida al ser madres

Ser madre cambia tu vida por completo. Esta frase, que puede resultar manida y recurrente, es una verdad como un templo. Otras madres aventajadas ya te avisan, tu madre te avisa, tus amigas te avisan, pero hasta que no lo has experimentado en tus propias carnes no eres consciente de lo mucho que un niño puede cambiar tu vida.

Hace unos días nos reunimos de nuevo un grupo de amigos que solíamos salir hace unos años todos los fines de semana. Pasábamos las noches riendo, bailando, charlando y al día siguiente dormíamos hasta casi la hora de comer. La diferencia en esta última reunión fue que con nosotros venían 17 niños. Todos nos hemos convertido en padres y madres. Así, mientras niños jugaban, los chicos hablaban del último partido de baloncesto, y nosotras, cual monologuistas nos enzarzamos en una divertida charla sobre lo mucho que nuestros hijos habían cambiado nuestra vidas.

Cosas que cambian en tu vida al ser madres

Cosas que cambian cuando eres madre

1. La intimidad en el baño. Aguantas hasta el último momento y cuando por fin entras en el baño y cierras la puerta, el picaporte comienza a moverse lentamente hacia abajo, como si de una película de terror se tratara. Pero al otro lado no está Freddy Krueger, es uno de tus hijos que quiere contarte algo mientras le dices que sólo necesitas diez segundos y que espere. Lástima, tendrás que acostumbrarte a que todo el mundo entre en el baño cuando estás tu.

2. Dormir del tirón. Ya sea porque tienen pesadillas, porque están enfermos, porque se destapan por la noche, has de levantarte varias veces. Dormir plácidamente sin levantarte de la cama es cosa del pasado. Aquellas noches arrebujada entre las sábanas soñando con viajes, novios o fiestas son historia. 

3. Disfrutar de tus pensamientos. Antes de ser mamás, nuestros pensamientos estaban llenos del último viaje que planeábamos con amigas, o de ese chico que querías volver a ver. Ahora están invadidos de cosas más mundanas que comienzan por 'tengo qué': tengo que ir a la farmacia, tengo que poner dos lavadoras, tengo que recoger a los niños de extraescolares...

4. ¿Asco, qué es el asco? Quitar mocos, recoger vómitos, limpiar cacas... Cualquier cosa escatológica es el pan nuestro de cada día. Ya ni siquiera ponemos cara de asco o nos planteamos que puede resultar asqueroso. Sólo lo hacemos.

5. Los momentos con tu pareja no son mágicos. ¿Cómo van a serlo? Cuando quieres tener una charla interesante, uno de tus hijos está pegando al otro. Si te das un beso, una vocecilla comienza a gritar: 'que ascoooo, se están besando', o si quieres ir de la mano por la calle, tu hijo prefiere que se la des a él. 

6. Ver tu serie favorita en la televisión. Es imposible seguir una serie pero me sé todos los personajes de las series de mis hijos. Hasta tal punto llega la cosa, que me he descubierto cenando a última hora viendo, como zombie, el canal de dibujos animados.

7. Tener tiempo para arreglarte. Eso de meterte en la ducha y disfrutar del agua caliente, llevarte la música al baño y cantar, tomarte tu tiempo para maquillarte y probar nuevas sombras... ¡imposible! Te duchas, vistes y maquillas en diez minutos.

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