¿Crecen los niños cuando tienen fiebre? ¿Dan un estirón de altura?
Cómo es el ritmo de crecimiento, tanto en peso y altura, en niños cuando tienen fiebre
- Los niños crecen cuando tienen fiebre... ¿verdadero o falso?
- El crecimiento de los niños en talla al tener fiebre
- ¿Y por qué los niños bajan de peso cuando están enfermos?
- ¿Hay que procurar bajar la fiebre del niño cuanto antes?
Puede parecer una creencia popular o un dicho abuela aquel que dice que los niños crecen cuando están enfermos, pero lejos de ser un mito, los pediatras dan la razón a nuestros mayores: los niños crecen cuando tienen fiebre y cuando duermen. En Guiainfantil.com te contamos la razón que hay detrás de esto.
Está comprobado que se producen 'estirones' de forma repentina relacionados con períodos de enfermedad o incluso con períodos cortos en los que el niño aumenta las horas de sueño. Analizamos en detalle a qué se debe y qué dicen los pediatras al respecto.
Los niños crecen cuando tienen fiebre... ¿verdadero o falso?
'¿Está el niño con fiebre? Uy pues dará un estirón', es una frase que he escuchado toda mi vida y seguramente tú también. De hecho, confieso haber deseado crecer cinco centímetros más tras una gripe, pero claro, no puedo luchar contra la naturaleza. Pero sí he observado en mis hijos, ciertos períodos en los que crecen más que en otros y, de repente, tienen esos momentos en los que pegan estirones. ¿Por qué?
La talla final de un niño dependerá de la altura de los padres, pero no solo este factor influye, también la alimentación, déficits hormonales, enfermedades severas durante el crecimiento o alteraciones genéticas... Todos estos factores son los que van a determinar la altura que los niños alcancen en la edad adulta. Pero entonces, ¿qué relación tiene la fiebre en el crecimiento de los niños?
El doctor Juan Carlos Abril Martín, médico y jefe de equipo especialista en Ortopedia y Traumatología, nos explica que durante el tiempo que un niño está en la cama con enfermedad, puede sufrir un acelerón temporal del crecimiento. Es cuando las mamás decimos: 'el niño ha estirado'. Y es que, la fiebre estimula la hormona del crecimiento o somatropina.
Dicha secreción se libera desde la hipófisis, un parte del cerebro donde se producen distintas hormonas encargadas de controlar el sistema endocrino del organismo. Entre sus funciones se encuentra la síntesis de proteínas, la quema grasa de los depósitos y el crecimiento lineal a lo largo de los huesos del cuerpo. Esta se secreta en pulsos, sobre todo durante la noche.
El crecimiento de los niños en talla al tener fiebre
Además, hay otros factores que hacen que esta hormona del crecimiento se secrete en mayor medida como viene a ser el ejercicio, un traumatismo, una enfermedad o un estado febril, es decir, la fiebre estimula la hormona del crecimiento como parte del mecanismo defensivo.
Pero no solo la fiebre puede ayudar a tener pequeños estirones; es un hecho que la mayor parte de la actividad celular que produce el crecimiento se da durante la fase de descanso y reposo.
Por otro lado, un equipo de científicos de la Universidad Emory de Estados Unidos realizó un estudio sobre la relación entre las horas de sueño y el crecimiento de los niños y demostró que los estirones están relacionados con un aumento de las horas que duerme el niño, y esto suele darse en períodos en los que el niño está enfermo y tiene fiebre. Incluso, también se acelera el ritmo de crecimiento en la infancia cuando se incrementa el número de veces al día que se duerme.
Sin embargo, tal y como añade la pediatra Laura Machado, a pesar de que sabemos que la fiebre aumenta la producción de la hormona de crecimiento, hasta el momento no hay estudios médicos que demuestren que los episodios de fiebre hagan crecer más a los niños o que si tu niño sufre una fiebre muy seguida va a ser más alto. Recuerda que la fiebre no es por sí misma una enfermedad, sino que es un síntoma de algo más y siempre hay que buscar la causa.
¿Y por qué los niños bajan de peso cuando están enfermos?
Otra frase típica muy de abuelas es la de 'ha estado malo, se nota que ha perdido peso' a lo que se une el ofrecer un nutritivo caldo de pollo casero, ¡qué haríamos sin nuestras queridas abuelas!
¿Es cierto entonces que cuando vienen de estar malos pierden peso? Sí, aunque no siempre tiene por qué ser así. La explicación es bien sencilla: cuando un niño tiene fiebre como respuesta a un virus o una infección es normal que tenga menos apetito, sobre todo si el malestar se centra en la garganta o el estómago. A veces, esta falta de hambre se debe a la gran acumulación de mocos que los niños, finalmente, acaban tragando. Por eso, al tomar menos alimentos que de costumbre, pierden algo de peso.
Unido al hecho del estirón y a que la infección hace que nuestro cuerpo gaste más energía de lo normal, es posible que notemos que nuestro hijo está un poco más delgado. Pero no tienes nada de qué preocuparte, ni siquiera si no es un niño de buen comer, es cuestión de que se le pase la enfermedad para que poco a poco vuelva a comer como siempre.
Cabe recordar que, salvo que el pediatra diga lo contrario, no hay que insistir a los niños para que coman cuando están malitos, es parte del proceso sentir menos apetito. Lo que sí podemos hacer es ofrecerles mucho líquido para asegurarnos de que están bien hidratados.
¿Hay que procurar bajar la fiebre del niño cuanto antes?
Y hablando de mitos y verdades de la fiebre, no es cierto que haya que bajarla cuanto antes, a toda cosa, a base de medicamentos, baños helados o haciendo sudar al pequeño.
Como ya sabes, la fiebre no es una enfermedad en sí, sino una señal y que es a partir de 38 ºC cuando se considera fiebre como tal, antes son solo décimas o febrícula. En el caso de los bebés más pequeños o si nuestro hijo tiene alguna enfermedad o síntomas asociados, también deberemos mantenernos alerta.
Por eso, además de prestar atención a la fiebre de un niño, has de fijarte en qué otros síntomas la acompañan: ¿tos?, ¿dolor de cabeza?, ¿malestar general?, ¿muchos mocos? Si tiene 38 ºC pero está bien, animado, juega y come, podemos esperar un poco a ver si baja por sí sola o bien probar con métodos caseros como una ducha de agua templada (nunca un baño frío) o ventilar un poco el ambiente.
Si, por el contrario, está decaído o con malestar, aunque la fiebre sea poca, además de vigilar su estado de salud, le podemos dar un antitérmico según la dosis recomendada por el doctor siempre respetando los intervalos de horas antes de volver a dárselo. Por lo general, los pediatras suelen recomendar el paracetamol.
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Bibliografía
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- Cruz Navarro, I.J. (2018) Alteraciones del sueño infantil. AEPap (ed.). Curso de Actualización Pediatría, Madrid: Lúa Ediciones. Vol. 3.(0), pp. 317-329. Disponible en: https://www.aepap.org/sites/default/files/317-329_alteraciones_del_sueno_infantil.pdf