6 estados emocionales que impiden que el cerebro de los niños aprenda

Cómo crear un buen ambiente emocional en casa cuando tus hijos estudian o hacen los deberes

María José Padilla, Coach educativa
En este artículo
  1. El cerebro de los niños aprende cuando hay emociones
  2. Cómo favorecer el estudio de los niños a través de la motivación
  3. Estados emocionales que NO favorecen que el cerebro infantil aprenda

Durante toda nuestra vida aprendemos muchas cosas, sin embargo, el tiempo se encarga de que solo algunas se queden en nuestro recuerdo y esto sucede por nuestra emocionalidad, ya sean emociones agradables o desagradables. Mientras exista una emoción asociada al aprendizaje más perdurará en nuestro cerebro. Entonces, ¿existen ciertos estados emocionales que impiden que el cerebro de los niños aprenda de una forma satisfactoria? ¡Vamos a descubrirlo!

El cerebro de los niños aprende cuando hay emociones

El cerebro de los niños y las emociones

Cada día somos más conscientes de la necesidad de ese buen estado emocional para que nuestros hijos adquieran el aprendizaje. Sabemos por la neurociencia que el cerebro aprende si hay emoción. Y es que aprender es hacer asociaciones de eventos que producen cambios en las neuronas, si esos eventos son emocionalmente positivos y de colaboración, mejor serán esas asociaciones y por tanto, el aprendizaje.

Los niños empiezan a aprender a través de mecanismos básicos como la empatía, la imitación o la atención compartida y la eficiencia de ese aprendizaje y de la memoria reside en esa energía cerebral que llamamos emoción. Los ambientes motivadores positivos proporcionarán un aprendizaje duradero y mucho más satisfactorio.

Cómo favorecer el estudio de los niños a través de la motivación

Los niños cuando hacen deberes o estudian

Entonces, ¿qué se necesita para que el cerebro de los niños aprenda? Lo primero es crear un espacio motivador, un ambiente que invite a sentirse bien: buena luz, ambiente, olor... Y si puedes, trata de rodear la mesa de estudio de tu hijo de cosas bonitas: fotos en familia, con amigos, haciendo actividades divertidas... Recuerda también que sea un espacio seguro y tranquilo.

La emoción que debe predominar es la alegría. Si tu hijo ha tenido un mal día en el colegio, antes de empezar a estudiar hay que cambiar esa emoción negativa por otra más positiva. Para ello, puedes contarles anécdotas divertidas, recordarle experiencias positivas, dedicar un ratito a hacer un ejercicio de respiración, hacer algo en casa que le resulte agradable como, por ejemplo, preparar la merienda en familia...

Es necesario que el niño se sienta motivado para tener un buen aprendizaje, por ello, haz lo posible para animarle y motivarle. Sobre todo, juega con la curiosidad o la diversión. También podéis pactar una recompensa (no material, sino experiencial) para cuando lleve a cabo su estudio, por ejemplo, un rato de juego juntos, planificar el fin de semana o una actividad que le guste... Todo ello le ayudará a estar motivado.

Otras veces, proponerle trabajar en equipo también puede ser muy motivador para el niño. Podéis compartir el espacio, cada uno con sus cosas para hacer, pero estando juntos en el mismo lugar y si necesitara algo, ahí estáis para daros apoyo y ayudaros. De alguna manera puedes hacerlo sentirse importante al poder ofrecerte su ayuda.

Estados emocionales que NO favorecen que el cerebro infantil aprenda

Estados emocionales de los niños al estudiar

Sabiendo lo que sí funciona a la hora de que un niño estudie, aprenda, haga los deberes... vamos a clarificar lo que no va a funcionar; esos estados emocionales que dificultan que el cerebro de los niños aprenda.

1. El enfado
Si el niño se encuentra enfadado, primero hay que cambiarle su estado emocional desagradable por uno positivo para comenzar a estudiar o hacer los deberes. Escucha a tu hijo o hija, ayúdale a expresar los motivos del enfado y cómo solucionar lo que haya ocurrido para sentirse así. La empatía aquí es una buena herramienta para avanzar.

2. El aburrimiento
Si el niño se aburre con lo que tiene que estudiar, trata de que se lo aprenda a través de diferentes juegos. Aquí también hay que hacer el esfuerzo como padres y sacar la creatividad para hacer que el niño sienta que es algo divertido.

3. La frustración
Si la actividad o estudio que tiene que realizar le produce frustración, porque ya lo ha intentado en otras ocasiones y no le ha ido todo lo bien que se esperaba, hay que favorecer dejar de lado dicho estado emocional, ya que no resulta beneficioso para el aprendizaje del cerebro. Recuerda utilizar con el niño un lenguaje que le empodere, mantén una conversación que le impulse a creer en él y a valorar el esfuerzo que está realizando.

4. Los nervios
Es frecuente en ciertas etapas de los estudios, que el niño se sienta estresado o con ansiedad por todo lo que tiene que hacer. Por ello, planificarse, organizarse e ir con las tareas al día, le ayudará a tener la sensación de control que puede necesitas. Quizás sean días para no asistir a las clases extraescolares que se pueden reprogramar, si ello le ayudará a estar más relajado y centrado o para llevar a cabo acciones extraordinarias.

El cerebro de los niños y los estados emocionales

5. El miedo
Cuidado con la emoción del miedo. Si el niño ha tenido una situación de miedo, como por ejemplo, una pesadilla durante el sueño de la noche anterior, antes de ponerse con el estudio, hay que volver al punto uno y recordarle el espacio de seguridad y motivador. El cerebro de los niños tampoco puede aprender si siente miedo de nosotros, por ejemplo, si le gritamos.

[Leer +: El cerebro de los niños no puede obedecer órdenes]

6. La sensación de derrota
Si la tarea que va a realizar el niño es considerada como difícil, también tenemos que ayudarle a que la vea como algo divertido, así creerá que es más fácil. Para ello, contarle el material de estudio como una historia o una anécdota, ayuda a que tu hijo se centre porque puedes impulsarle la creatividad o la curiosidad. Como padres, tenemos que sacar nuestro rol de posibles actores de teatro si queremos proponer un buen estado emocional para el estudio.

Recordad, padres, que los aprendizajes también forman parte de un proceso, y como tal hay que ir dando paso a paso. Una pequeña acción cada día les ayudará a crear el hábito positivo de estudio. Y por supuesto, el ambiente emocional de casa será determinante para que sus estudios lleguen a buen fin. Y este ambiente, lo tenéis que crear vosotros, queridos padres. ¡Cuidemos el cerebro y las emociones de nuestros pequeños!

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